Piensa, Prensa y Pega.

17 de marzo de 2010

Reflexiones y Precisiones

En la República Mexicana, diariamente nos enteramos de hechos producto de malos gobiernos que no entienden de compromiso social: aquellos que aprovechan su cargo para saciar sus “pobres” apetitos terrenales; los que utilizan su puesto para iniciar o consolidar insultantes fortunas personales y familiares; quienes para conservar y disfrutar del poder se deciden por vivir en el extravío y la prostitución política, con la que engañan y pisotean a los ciudadanos; y aquellos que demuestran con transparencia y exceso, su desinterés y desprecio por el bien común y atracción enfermiza por la riqueza social, la ajena, aquella de todos, la que millones de mexicanos pobres sólo ven y jamás disfrutan.

Ejemplos excesivos y hasta groseros, de malos gobiernos, los conocemos a diario en la administración pública federal de Felipe Calderón Hinojosa, en el gobierno de Chiapas con Juan José Sabines Guerrero y en el Ayuntamiento de San Cristóbal de las Casas. Constantemente, todos, dan muestras claras de ineptitud, irresponsabilidad social, miopía complicada con daltonismo político y pobreza extrema de principios, con bases sólidas y comprometidos con la sociedad.

Grave es el comportamiento y resultados de los gobiernos que cada día manifiestan mayor descomposición y ceguera, y las cuestiones de bienestar y justicia social continuamente se vuelven peligrosamente más insoportables, para millones de hombres y mujeres con toda una vida llena de necesidades insatisfechas y sufrimientos extremos.

Basta con escuchar, ver o leer algún medio de comunicación, a cualquier hora, y aunque están llenos de censuras y maquillajes, para concluir que en México los gobiernos no le están cumpliendo al pueblo. Desde hace mucho, no están trabajando para él y los ciudadanos, aún con todos los atropellos y flagelos, todavía no aprendemos a participar decisivamente a favor de las mayorías; denunciando puntualmente, organizando suficientemente y construyendo condiciones de “alerta máxima” que contribuyan a enfrentar exitosamente y evitar oportunamente, las malas disposiciones y acciones de gobierno, esas que se traducen en más pobrezas, menos armonías, padecimientos más lastimosos y mayores abusos gubernamentales.

La participación ciudadana consciente nunca será fácil, es común encontrarla llena de vicios, dificultades y frustraciones, pero siempre será decisiva, aunque tarde en madurar y mostrar sus fortalezas y alcances.

Los gobiernos que se padecen no trabajan para el pueblo, no entran en sus preocupaciones y mucho menos le guardan respeto, de ninguna forma. Les preocupa cómo detentar el poder a su favor; cómo hacer más con menos, para ellos; qué hacer para incrementar su poder enfermizo; y cómo hacerle para no perder el poder que les facilita y resuelve casi todo, incluido el “lavado de culpas” que algunos les ofertan, donde les incluyen tranquilidad espiritual y material en la tierra y paz con goce eterno en el “paraíso celestial”.

Un ejemplo fresco, colorido y por momentos “musicalizado”, que encuera y exhibe a perversos gobiernos y cínicos partidos políticos, lo constituye el famoso “convenio de colaboración” que signaron recientemente el Secretario de Gobernación, el Secretario de Gobierno del Estado de México, la Presidenta Nacional del PRI y el Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN; “convenio” que es absurdo y ridículo pensar que no conocieron y aprobaron, con toda oportunidad, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, seguro, ellos lo concibieron y le dieron forma, hasta en sus mínimos detalles, y después mandaron a sus respectivos empleados a que lo firmaran y operaran.

Este “convenio de colaboración”, en esencia, que en su momento quedará al descubierto, es uno de los tantos instrumentos que ya están funcionando para la transición “aceitada”, ahora del PAN al PRI; entrega-recepción llena de escándalos, que seguramente presentará traiciones, “suicidios políticos asistidos” y si los cárteles de la política lo consideran necesario, una que otra muerte sospechosa, encarcelamientos para disuadir o persecuciones para convencer y promover posicionamientos personales. Experiencia no les falta.

El “convenio de colaboración”, más allá de los prestados actores visibles, fue entre Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, acuerdo que disfrazado de un “pequeño convenio” entre PAN y PRI, en lo inmediato, le aseguró mayores recursos económicos al gobierno de Calderón Hinojosa, vía incremento al IVA y otros elementos fiscales, mientras que a Peña Nieto le garantizaba, en su entidad, ninguna molestia a su imagen, ningún signo de debilidad y elementos de claro control político en el estado de México, todas, ayudas importantes en su temprana carrera hacia la presidencia de la república, que bien sabe, entiende y al parecer, ya contribuye convencido Felipe Calderón.

Este “discreto”, moderno y oportuno trueque político entre Felipe y Enrique, donde de pasada joden más al pueblo, da y sobra para pensar que Calderón Hinojosa, en privado se siente débil; solo, sin equipo de trabajo y fracasado prematuramente. Ya comprende que, si otra cosa no sucede, tendrá que entregar la presidencia al PRI y particularmente a Peña Nieto; que por su seguridad personal y familiar debe cooperar con él, así tenga que traicionar al PAN; y que en su calidad de presidente de México, no le queda de otra y le puede resultar hasta una buena inversión, ser el gran facilitador de Peña Nieto.

Por cierto, César Nava, en plena sesión de la Cámara de Diputados, dio a conocer que los detalles implícitos en el convenio y particularidades que se omitieron, fueron solicitudes o recomendaciones expresas del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Todo claro, como para convencer más rápido y no dar motivos a equivocaciones o disculpas a destiempo, todo con “pinzas de presión”, y tuercas de seguridad, para los que saben, como ellos, leer, escribir y declamar.

Son demasiadas las evidencias que demuestran cómo Felipe Calderón ya se entiende con los priistas; cómo su mal desempeño abona al futuro candidato; cómo su falta de oficio político y la de sus muchachos, con frecuencia lo acomodan placenteramente en los brazos o piernas de los priistas; cómo ya parecen revisar todo tipo de inventarios, y cómo ya se están dibujando con precisión, peores escenarios para la vida de millones de mexicanos pobres.

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