ALGO PARA
EL RECUERDO... PARA ALGO
En los
tiempos del ex gobernador priista Roberto Albores Guillén, siempre se dijo que ese su grito de batalla, “El nuevo rostro de Chiapas”, con el
tiempo, terminaría resultando demagogia pura. Transcurrieron los años de
administración y gobierno que concluyó Albores, un sexenio gubernamental
iniciado por Eduardo Robledo Rincón y continuado por Julio César Ruiz
Ferro, y los chiapanecos quedaron esperando el “nuevo rostro” ofrecido.
Continuaron en peores condiciones la burla oficial, la manipulación de todo y
las injusticias sociales; persecuciones políticas, venganzas personales,
traiciones, desalojos violentos en el campo y la ciudad, encarcelamientos
injustos, torturas, negocios desde palacio de gobierno, saqueos a los recursos
públicos y excesiva palabrería bonita, retórica y ruido publicitario. Todas
estas situaciones fueron las distintivas de Roberto Albores Guillén; una
temporada de borrachos y de poder.
En los
tiempos de Albores Guillén, se dieron grandes y ofensivas obras de “Teatro
Rural", de las que nunca habría que olvidarse. Tuvo la “gran
ocurrencia”, quién sabe si borracho o de “cruda” -que en él eran permanentes-,
de intentar vender la imagen al país y al mundo, de que el movimiento
insurgente zapatista se desmoronaba: que los milicianos, aburridos y
decepcionados, decidían abandonar la lucha, entregar sus armas al
gobierno de Albores y a cambio, recibir de manos de él, de su presidente
del tribunal de “justicia”, del “líder” del Congreso local y de su Procurador
de “injusticias”; machetes, morrales, azadones, rastrillos y abrazos, con
amenazas en voz baja, de todos ellos.
Daba
coraje y risa ver cómo el gobierno de Albores
Guillén escogía los escenarios campestres para simular la rendición y
traición de zapatistas, que a 20 años aún continúan y con mucho más
fuerza. En lugares llenos de vegetación, descendían una o dos aeronaves
oficiales; de ellas bajaban los titulares de los tres poderes y el procurador de
“injusticias"; de entre los árboles salían los campesinos con sus armas
viejas para entregarlas, confesar su arrepentimiento, recibir la ayuda e irse
tranquilos a trabajar. Desde el mismo lugar, todo era transmitido a México y al
mundo: los guerrilleros entregan sus armas, Chiapas en paz, el movimiento
insurgente zapatista ha concluido.
A 17 años de
estos sucesos, está claro que el priista Roberto Albores Guillén quedó
mal en sus ofrecimientos de “nuevo rostro” a Chiapas y no cabe duda que mentía,
deliberadamente, cuando publicitó la rendición del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional. Quién sabe cuánto provecho político y económico obtuvo
de todo esto, ha de ser bastante, porque su hijo Roberto Albores Gleason, a
17 años, aún continúa succionándole a la
misma ubre.
¿Recuerdan
quiénes eran las personas que al ex gobernador priista le ayudaron a mentir,
robar y festejar sus ocurrencias? De ellos y ellas, luego hablamos.
ALGO PARA
EL RECUERDO... PARA ALGO
Quién no
recuerda cuando al estado de Chiapas, llegó el ex gobernador perredista
Pablo A. Salazar Mendiguchía, con acento de iluminado y andar de gran
conocedor, sintiéndose casi estadista, ofreciendo “bienestar en la tierra y la
paz eternal”. Quién no recuerda a la camarilla que lo acompañaba, en los
primeros y segundos niveles. Quién no recuerda que llevó a la cárcel a todo
aquél que oliera a Roberto Albores, que echó a correr o les provocó
taquicardia, insomnio crónico, hasta al mismo Albores, su esposa y familia, incluido
al actual senador, con posibilidades de llegar a gobernador. Quién no recuerda
las niñerías de su gabinete y de los políticos de ese tiempo, que se convertían
en evangélicos para agradar a Pablo y que éste disfrutaba ver esa
manera de hincársele. Quién ha olvidado los festejos anticipados del ex
gobernador -como lo acostumbran todos-, porque Chiapas ingresaba de golpe a su industrialización,
cuando él y el ex presidente de México, Vicente Fox, embarcaban unas
pacas de prendas de vestir a camiones que las transportarían al centro del país
y que luego se descubrió que fueron viles montajes, otra vez, escenarios
diseñados y construidos con recursos públicos, para simular éxitos de
gobierno y bienestar para el pueblo.
Quién ha
olvidado que Pablo Salazar Mendiguchía era diestro en el lenguaje y tono
de “izquierda”, y sumamente perverso para el manejo del “garrote” represor de
la derecha. Nadie ha olvidado que Pablo, “el hermano”, prometió justicia,
democracia, trabajo, respeto a los derechos humanos, división de poderes,
honradez y quedó a deber todo: las evidencias de entonces muestran un
período de gobierno absolutamente lleno de injusticias; abundante en actitudes
antidemocráticas; plagado de corrupciones; lleno de atropellos -bien
documentados- a los derechos humanos; irrespetuoso y abusivo en su trato con
los otros poderes, de cero contrapesos institucionales; en síntesis, con
Pablo Salazar hubo agravamiento y profundización de la pobreza, marginación y
maltratos, las estadísticas oficiales del país y de las autoridades
internacionales en la materia, dan cuenta puntual y sobrada de estos hechos y
resultados. El gobierno del perredista Pablo, eso sí, también resultó
hipócrita, corrupto, represor y de traiciones a sus ofrecimientos al pueblo de
Chiapas.
ALGO PARA
EL RECUERDO... PARA ALGO
¿Quién ha
olvidado al ex gobernador perredista Juan José Sabines Guerrero? ¿Quién no ve
ya en el VERDE, Manuel Velasco Coello, los mismos comportamientos abusivos e
irresponsables de los otros ex gobernadores? CON TODO ESTO, CONTINUAREMOS EN SU
MOMENTO, para el recuerdo... para algo.