Piensa, Prensa y Pega.

6 de abril de 2011

Reflexiones y Precisiones

Políticamente hablando, la semana anterior el presidente de México Felipe Calderón demostró que está muy interesado en Chiapas, pero como atractiva “plaza geopolítica” –por sus recursos y condiciones de frontera sur-, a conquistar en el próximo proceso electoral federal del 2012. Se puede afirmar desde ahora que pondrá todo su esfuerzo y recursos públicos para empanizar a Chiapas, con “todo el apoyo” del gobernador Sabines Guerrero, quien tratará de propiciar situaciones que le faciliten “invertir” igual con las demás fuerzas políticas, apostarle a todos y ganar con alguien.

No es casual ni insignificante, que en el mes de marzo hayan estado en Chiapas, Heriberto Félix Guerra, Secretario de Desarrollo Social, potencial candidato de Calderón Hinojosa a la presidencia de la república, y el presidente de México. Los dos haciendo cuentas alegres de Chiapas y desde aquí, a todo México y “el mundo”, ambos con cuentas y cuentos pintados al estilo caperucita, y no por coincidencia, sino con enorme carga política, ofreciendo “resultados” desde el municipio chiapaneco de San Andrés Larráinzar, “Sakanchem de los pobres” para el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, lugar emblemático para el movimiento insurgente desde 1994, cuando dio inicio la lucha y resistencia permanente y abierta de los pobres de México, para encarar a los gobiernos insensibles, irresponsables y promotores o cómplices de las injusticias sociales.

Durante los 51 meses de “gobierno” del Lic. Juan J. Sabines Guerrero, no le ha aflojado a la campaña política que inició desde que buscó la gubernatura, no la detiene, al contrario, la ha redireccionado y afinado en el camino, ahora con miras a obtener alguna posición federal, administrativa o política –o si se pudiera, algo internacional-. Seguramente con esa intención, la última semana de marzo, Sabines le aventó toda la cecina a la plancha: inauguró la segunda “ciudad rural”, en 51 meses -en palabras oficiales, una novedad y ejemplo mundial en el combate a la pobreza-; hizo público a México y al mundo que a Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, le consiguieron su certificación como “comunidad segura”, primera en México y tercera en América latina; anunció la llegada a Chiapas del primer vuelo cuya aeronave utilizaría bioturbosina -Jatropha producida en los campos chiapanecos-; y un detallito suave, difundió que la franquicia Starbucks Coffee se inauguraba en la capital chiapaneca.

Como puede verse, los últimos 5 días de marzo, el gobernador Sabines decidió sobrecargarlos de actividades políticas, con materiales en apariencia duros, pero bofos en su esencia; exagerada publicidad, sin duda, con intenciones de “evaluar y amarrar”, él mismo, sus “esfuerzos y logros”, que le ayuden a embellecer la realidad, librar con éxito el presente y afianzar, lo más posible, su futuro, que puede señalarse desde hoy, no le será nada fácil y no estará exento de sorpresas desagradables, incluidas, persecuciones, encarcelamientos y condenas públicas de personas o grupos sociales que hoy viven y se enriquecen con sus decisiones o acciones.

En los últimos días de marzo, durante las fingidas “descripciones, evaluaciones y ofrecimientos” de los resultados sabinistas –a los chiapanecos, México y al planeta tierra-, el gobernador no ha descuidado la búsqueda de los progenitores de sus hechos y padrinos a los alcances de sus acciones; lo ha atribuido todo al “gran compromiso, amistad y cariño” del presidente Calderón a los chiapanecos; “al amigo” de Chiapas Magdy Martínez Solimán, residente de la ONU en México; y para amarrar completo, como queriéndole dar sabor terrenal, “reconoce” la participación decisiva, entusiasta y comprometida del pueblo chiapaneco. Para que se vea bonito y suene agradable, para que los “éxitos” los sientan suyos, gobernantes y ciudadanos. Pero al final, todo este espectáculo, en nada ayuda socialmente al pueblo de Chiapas.

Debe reconocerse que desde que es candidato, el gobernador Sabines siempre le ha puesto especial cuidado a las grandes inversiones en publicidad e imagen –con recursos públicos- hacia el ámbito local, nacional e internacional; que en términos económicos no ha de salir barato y cuya magnitud en montos con recursos políticos, ha de ser cara y sin ninguna garantía de triunfo y recuperación.

Considerando la historia, naturaleza y dinámica propia con que se mueve la politiquería nacional y estatal, no es difícil predecir desde hoy, que sea quien fuere el próximo presidente de la república y gobernador del estado de Chiapas, de los partidos políticos que sean, a Don Juan Sabines se le diluirá el poder -como ha sucedido con todos sus predecesores- que hoy no ha sabido utilizar para cumplir con eficiencia y honestidad su función social plena; sus ahora “novedosos y grandiosos programas” serán desnudados y exhibidos como enormes fraudes económicos y sociales; su “equipo político y administrativo” aparentemente leal, compacto y más cercano, lo traicionará, será desintegrado y lo desaparecerán como si hubiera estado siempre: armado con palillos, rellenado con algodones, cubierto con espuma y colocados a la intemperie.

No falta mucho para que den inicio los grandes desengaños y crudas lecciones hacia el gobernador Sabines Guerrero y su grupo. Aunque no ha dejado nunca de invertirle en abundancia a su imagen y futuro político, él bien debe saberlo, nada tiene asegurado. Mucho será arrastrado por la inercia de las desgracias políticas que le esperan al presidente Felipe Calderón; los intereses políticos, económicos y delincuenciales que afectó, intentarán cobrarle facturas; no escapará a los requerimientos de saldos, ordenados por las mafias que tomen por asalto el Poder Ejecutivo Federal y el Ejecutivo Estatal; y se moverá del coraje a las lágrimas, cuando lea, escuche o vea, que aquellos a quienes les cubría costos abultados y salarios jugosos, para que lo trataran como ente divino, iluminado o sabio –los mismos-, se referirán a él como desvergonzado, ciego, ignorante o diablo. Así siempre ha sido, así será y así lo padecerá Don Juan y su “equipo de trabajo”, el que hoy le obstruye la visibilidad, los oídos y el tacto.

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