Si al gobernador de Chiapas no le preocupa “La quiebra”, el fracaso del gobierno de Enrique Peña Nieto, ¿qué lo desvela entonces? Seguramente, su muy publicitada boda: la conveniencia de que sea por bienes separados; la escenografía interna y externa del recinto y la ciudad donde se efectuará el acto nupcial; el número y nombres de los invitados; el espacio para colocar a tantos jets privados que calcula arribarán a Chiapas; la música, el platillo principal, los vinos, el pastel, el vestuario de los novios, las características del vehículo que los transportará, entre otras cosas, que bien valen el esfuerzo cuidar, pues para él y ella, la mamá, es una excelente oportunidad para presentar “de cuerpo entero” a quien el gobierno de Chiapas ha utilizado para hacer campaña para la Presidencia de la República.
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