Piensa, Prensa y Pega.

26 de marzo de 2015

Reflexiones y Precisiones



ALGO PARA EL RECUERDO... PARA ALGO

En los tiempos del ex gobernador priista Roberto Albores Guillén, siempre se dijo que ese su grito de batalla, “El nuevo rostro de Chiapas”, con el tiempo, terminaría resultando demagogia pura. Transcurrieron los años de administración y gobierno que concluyó Albores, un sexenio gubernamental iniciado por Eduardo Robledo Rincón y continuado por Julio César Ruiz Ferro, y los chiapanecos quedaron esperando el “nuevo rostro” ofrecido. Continuaron en peores condiciones la burla oficial, la manipulación de todo y las injusticias sociales; persecuciones políticas, venganzas personales, traiciones, desalojos violentos en el campo y la ciudad, encarcelamientos injustos, torturas, negocios desde palacio de gobierno, saqueos a los recursos públicos y excesiva palabrería bonita, retórica y ruido publicitario. Todas estas situaciones fueron las distintivas de Roberto Albores Guillén; una temporada de borrachos y de poder.
En los tiempos de Albores Guillén, se dieron grandes y ofensivas obras de “Teatro Rural", de las que nunca habría que olvidarse. Tuvo la “gran ocurrencia”, quién sabe si borracho o de “cruda” -que en él eran permanentes-, de intentar vender la imagen al país y al mundo, de que el movimiento insurgente zapatista se desmoronaba: que los milicianos, aburridos y decepcionados, decidían abandonar la lucha, entregar sus armas al gobierno de Albores y a cambio, recibir de manos de él, de su presidente del tribunal de “justicia”, del “líder” del Congreso local y de su Procurador de “injusticias”; machetes, morrales, azadones, rastrillos y abrazos, con amenazas en voz baja, de todos ellos.
Daba coraje y risa ver cómo el gobierno de Albores Guillén escogía los escenarios campestres para simular la rendición y traición de zapatistas, que a 20 años aún continúan y con mucho más fuerza. En lugares llenos de vegetación, descendían una o dos aeronaves oficiales; de ellas bajaban los titulares de los tres poderes y el procurador de “injusticias"; de entre los árboles salían los campesinos con sus armas viejas para entregarlas, confesar su arrepentimiento, recibir la ayuda e irse tranquilos a trabajar. Desde el mismo lugar, todo era transmitido a México y al mundo: los guerrilleros entregan sus armas, Chiapas en paz, el movimiento insurgente zapatista ha concluido.
A 17 años de estos sucesos, está claro que el priista Roberto Albores Guillén quedó mal en sus ofrecimientos de “nuevo rostro” a Chiapas y no cabe duda que mentía, deliberadamente, cuando publicitó la rendición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Quién sabe cuánto provecho político y económico obtuvo de todo esto, ha de ser bastante, porque su hijo Roberto Albores Gleason, a 17 años, aún continúa succionándole  a la misma ubre.
¿Recuerdan quiénes eran las personas que al ex gobernador priista le ayudaron a mentir, robar y festejar sus ocurrencias? De ellos y ellas, luego hablamos.

ALGO PARA EL RECUERDO... PARA ALGO
Quién no recuerda cuando al estado de Chiapas, llegó el ex gobernador perredista Pablo A. Salazar Mendiguchía, con acento de iluminado y andar de gran conocedor, sintiéndose casi estadista, ofreciendo “bienestar en la tierra y la paz eternal”. Quién no recuerda a la camarilla que lo acompañaba, en los primeros y segundos niveles. Quién no recuerda que llevó a la cárcel a todo aquél que oliera a Roberto Albores, que echó a correr o les provocó taquicardia, insomnio crónico, hasta al mismo Albores, su esposa y familia, incluido al actual senador, con posibilidades de llegar a gobernador. Quién no recuerda las niñerías de su gabinete y de los políticos de ese tiempo, que se convertían en evangélicos para agradar a Pablo y que éste disfrutaba ver esa manera de hincársele. Quién ha olvidado los festejos anticipados del ex gobernador -como lo acostumbran todos-, porque Chiapas ingresaba de golpe a su industrialización, cuando él y el ex presidente de México, Vicente Fox, embarcaban unas pacas de prendas de vestir a camiones que las transportarían al centro del país y que luego se descubrió que fueron viles montajes, otra vez, escenarios diseñados y construidos con recursos públicos, para simular éxitos de gobierno y bienestar para el pueblo.
Quién ha olvidado que Pablo Salazar Mendiguchía era diestro en el lenguaje y tono de “izquierda”, y sumamente perverso para el manejo del “garrote” represor de la derecha. Nadie ha olvidado que  Pablo, “el hermano”, prometió justicia, democracia, trabajo, respeto a los derechos humanos, división de poderes, honradez y quedó a deber todo: las evidencias de entonces muestran un período de gobierno absolutamente lleno de injusticias; abundante en actitudes antidemocráticas; plagado de corrupciones; lleno de atropellos -bien documentados- a los derechos humanos; irrespetuoso y abusivo en su trato con los otros poderes, de cero contrapesos institucionales; en síntesis, con Pablo Salazar hubo agravamiento y profundización de la pobreza, marginación y maltratos, las estadísticas oficiales del país y de las autoridades internacionales en la materia, dan cuenta puntual y sobrada de estos hechos y resultados. El gobierno del perredista Pablo, eso sí, también resultó hipócrita, corrupto, represor y de traiciones a sus ofrecimientos al pueblo de Chiapas.

ALGO PARA EL RECUERDO... PARA ALGO
¿Quién ha olvidado al ex gobernador perredista Juan José Sabines Guerrero? ¿Quién no ve ya en el VERDE, Manuel Velasco Coello, los mismos comportamientos abusivos e irresponsables de los otros ex gobernadores? CON TODO ESTO, CONTINUAREMOS EN SU MOMENTO, para el recuerdo... para algo.

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