Piensa, Prensa y Pega.

11 de marzo de 2015

Reflexiones y Precisiones

La gran preocupación del gobernador de Chiapas en estos momentos, seguramente no es la situación social, política y económica, lastimosa, prevaleciente en cada una de las regiones del estado, sino el proceso electoral que ya comenzó. La gran preocupación de Manuel Velasco Coello ha de ser escoger, con el mínimo de errores, a quiénes pueden ser sus hombres y mujeres más serviles, complacientes y sumisos que le ayudarán a satisfacer todos sus antojos, caprichos y ambiciones.

 

La gran preocupación del “Güero” Velasco, sin duda alguna, ha de ser la de darle forma y color al próximo Congreso Local; escoger a las siguientes muchachas y chamacos que integrarán a los siguientes 122 ayuntamientos que deben estar incondicionalmente al servicio del “Señor gobernador”; la gran preocupación ha de ser cómo hacerle para que ninguno de sus escogidos queden fuera de una diputación federal en la siguiente obra de teatro, donde se simula el nombramiento democrático de ayuntamientos, diputaciones locales y diputaciones federales. 

El gran dolor de cabeza para el gobernador y su mamá, en estos momentos, ha de ser el darse el gusto de sentirse dioses, amos y señores de Chiapas; omnipotentes, omnipresentes, casi inmortales, como en otros momentos se sintieron los respectivos ex gobernadores y sus familiares más cercanos.

 

Lo que le ha de quitar el sueño al gobernador de Chiapas no lo constituye el hecho de que la economía del país ha fracasado, que se agrava cada día más y que aún está lejos de tocar fondo. Al gobernador parece que no le causa insomnio el agravamiento en la economía de la República, la que traerá y atraerá consecuencias más difíciles para las ciudades y el campo, chiapanecos. Al Ejecutivo Estatal, al parecer, no le causa desvelo el hecho de que dispondrá de mucho menos recursos para dar respuesta apropiada a los urgentes reclamos, añejos y recientes, de los habitantes de los centros de población, urbanos y rurales.

 

Existen situaciones mucho muy difíciles, de abandono y miseria, en los campesinos de la entidad, y a ellos el gobernador les ha venido haciendo ofrecimientos y promesas desde hace poco más de 14 años, desde mucho antes que lo nombraran gobernador, y ya no podrá cumplirles en los términos que se imaginaba y necesitan; y parece no preocuparle cuando se le ve derrochar cientos de millones de pesos en publicidad personal, él, su mamá y sus muchachos y muchachas más cercanas.

 

El “Gran Plan económico del presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha fracasado prematuramente y esto le pegará en seco al gobernador Velasco Coello, haciéndole quedar mal con sus compromisos adquiridos en las principales ciudades de Chiapas. Seguro, el gobernador   Manuel Velasco Coello también incumplirá con sus ofrecimientos más importantes hechos a los trabajadores del medio rural e, igualmente, a los habitantes de las ciudades. Nadie escapará a la crisis mayúscula que se avecina y se está dando la impresión de que el gobernador no la dimensiona correctamente, que no le preocupa en lo más mínimo, o definitivamente, que no se da cuenta. Como sea, está incurriendo en una impresionante e imperdonable irresponsabilidad social. Cuando el gobernador de Chiapas debiera estar preparándose, a fondo y con urgencia, para enfrentar y superar la escasez dramática de recursos económicos que se le viene, de la federación a la entidad; a él, a su mamá y a sus correligionarios, se les observa despilfarrar los recursos públicos como si fueran de su propiedad, como si los hubiera en abundancia, como si fueran inagotables.

 

Si el gobernador tuviera plena conciencia del grave escenario económico, político y social, por llegar y que amenazará aún más, en todos los frentes, la estabilidad del país y sus instituciones, ya hubiera dejado de comportarse con la frivolidad que acostumbra: ya estaría frenando el derroche de recursos públicos que acostumbran; él y sus colaboradores, desde hace más de dos años, ya estarían revisando con urgencia y responsablemente, su “Plan y Programas de Gobierno”, ponderando y haciendo ajustes razonables, adelantándose al escenario adverso que ya hace ruido, para empezar. Luego tendría que ponerse a trabajar, esforzándose al máximo por hacer buen gobierno y honesta administración pública, lo que no ha sido capaz de demostrar en poco más de dos años, en los que se ha comportado como un convencido de que “La vida es un carnaval” y que es suficiente con saber colocarse el disfraz apropiado en el momento indicado, solamente.

 

Si al gobernador de Chiapas y a su mamá les quitara el sueño y la “arrechura política”, el fracaso completo del presidente Enrique Peña Nieto y todas las consecuencias que esto implica para el pueblo de Chiapas, estarían cuidando de manera especial, los perfiles humanos y profesionales de quienes están escogiendo para integrar los ayuntamientos, el Congreso Local y aquellas y aquellos que deberán ir al Congreso de la Unión a representar, DIGNAMENTE, al estado de Chiapas; pero no, por lo que se ve, NADA DE ESTO LES PREOCUPA. 

 

Es un hecho que las promesas y compromisos que el presidente de México ha hecho, públicamente y en privado, al gobernador de Chiapas, ya NO LAS PODRÁ CUMPLIR y Manuel Velasco Coello, es obvio, en nada se está preparando para enfrentar esa dura realidad y salir victorioso; al contrario, sigue comportándose  como hace dos años, cuando a Enrique Peña Nieto todo le sonreía, cuando parecían, él y su equipo, suficientes y hasta sobrados para librar a los mexicanos;  de tanta inseguridad, de las insatisfacciones en el sistema de salud, de la crítica situación en la vivienda social, de las penurias y desviaciones en el sistema educativo, de lo prostituido del sistema de justicia, del preocupante desempleo, del inmenso subempleo, de las insuficiencias en las ciudades, de las condiciones de miseria y abandono en las áreas suburbanas y rurales del país. De las muestras de hartazgo, rechazo, reclamos e inconformidad social, cada vez mejor organizadas, más radicales y permanentes; en centros educativos, carreteras, calles y plazas públicas del territorio mexicano. 

 

El Ejecutivo de Chiapas sigue conduciéndose como cuando Peña Nieto estaba convencido de las bondades de sus “reformas estructurales” y de los buenos resultados que lograría atraer a la economía y el bienestar social de los ciudadanos mexicanos. El gobernador Manuel Velasco Coello sigue con su arrechura de continuar vendiéndose como PRODUCTO NOVEDOSO, ESCASO Y MILAGROSO, como un político que “puede dar más”, inclusive, merecedor de la Presidencia de la República Mexicana. Como si no fuera evidente que no ha sabido ser honrado y responsable en ocuparse de hacer buen gobierno, de ordenada y pulcra Administración Pública estatal, cuando menos; cuando ya demostró que sólo es un gobernador más, igual o más irresponsable que muchos: sin la formación necesaria para GOBERNAR UN ESTADO, sin brújula, sin timón, deshonesto, sin freno, muy manipulable, de frivolidad intensa, sensibilidad áspera, visión estrecha,  valoraciones ligeras y ponderaciones muy dadas a la auto complacencia. 

 

EL GOBERNADOR DE CHIAPAS ESTÁ “FUERA DE LUGAR”, MUY ADELANTADO EN TIEMPO Y “FUERA DE FORMA”, situaciones que en nada contribuyen a mejorar los miserables índices de bienestar social que padecen las mujeres y los hombres del pueblo chiapaneco, al contrario, más lo empobrece, castiga y condena.

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