Piensa, Prensa y Pega.

29 de julio de 2005

SOBRE LA SEXTA DECLARACIÓN DE LA SELVA LACANDONA

De como sin armas y ruidos, rompen el verdadero cerco.

Según información pública conocida en los últimos casi 12 años, sobre el movimiento social zapatista, éste inició la organización de lo que hoy son sus bases de apoyo y las fuerzas de su movimiento, hace alrededor de 22 años. Es decir, 22 años, que decidieron dejar de permanecer callados y manifestarse de manera organizada, para exigir ser tomados en cuenta, nunca más como fuerza bruta, si no como mexicanos que les asiste el derecho a una vida civilizada y justa.

Hace pues casi 22 años, que los que hoy conocemos como zapatistas, decidieron trabajar para unir las muchas fuerzas aisladas, todas identificadas por los mismos sufrimientos e injusticias, para organizadamente pronunciarse, hacerse sentir y construir lo necesario para estar en condiciones de poder avanzar en la transformación de la sociedad, hoy no justa, con severas insuficiencias en su democracia y ya críticas limitaciones en sus libertades.

Según información hecha pública por ellos mismos, después de 10 años de trabajo clandestino y esfuerzo silencioso con comunidades indígenas chiapanecas, y de haber organizado fuerzas, conciencias y capacidades, que habían permanecido aisladas y en desorden, pero que guardaban enormes potencialidades para la organización y la lucha, después de 10 años de encontrarse, identificarse y prepararse técnica y políticamente, decidieron hacer su aparición publica el 1 de enero de 1994, con un ¡YA BASTA!, declarándole la guerra al ejecutivo federal y al ejército federal mexicano, y demandando democracia, justicia y libertad.

Todos conocimos de aquellos primeros días de aparición pública del E.Z.L.N., con sus enfrentamientos, heridos, torturados, ejecutados, desaparecidos y muertos. De las manifestaciones, presiones y éxito de la sociedad civil por parar las acciones bélicas, de comunicaciones epistolares, acercamientos, diálogos y enfriamiento de los mismos.

Posteriormente, una etapa que “destaca” y marca una nueva, bien podrían ser las pláticas “formales” y “acuerdos de San Andrés”, donde además de participar el gobierno y los zapatistas, también, de alguna manera, lo hicieron otras organizaciones de trabajadores del campo y la ciudad, junto con académicos, investigadores, intelectuales, artistas y mucha gente de “talla y pesaje” de alcance nacional e internacional.

Hasta aquí, todo hacía suponer que se había entendido el movimiento social zapatista, e iba a salir fácil y pronto, aunque a los participantes les costara redactar, acordar y avanzar con cada línea, de lo que después serían “los acuerdos de San Andrés”. Concluida esta etapa de acercamiento, diálogo y acuerdos, correspondió al Congreso de la Unión la formalización de los acuerdos, cuyo contenido final aprobado, “extravió” la esencia y hasta la apariencia de los acuerdos firmados en “San Andrés” .

Lo que presento, y puede parecer fácil, simple y sencillo, de ninguna manera lo fue, estuvo lleno de “jaloneos”, exhaustos esfuerzos y permanentes riesgos, incluidos los físicos, que al final de cuentas sólo sirvieron para menos que nada, en tanto no se tomó en cuenta la esencia de lo que se firmó, además de buscar hacer aparecer a los zapatistas y simpatizantes, como intransigentes, y colocarlos como enemigos de las soluciones pacificas y amigos de los conflictos y soluciones “no civilizadas”.

Con la participación de los partidos políticos en el Congreso de la Unión y el acompañamiento de la Suprema Corte de “Justicia” de la nación, se cerró la etapa que en sus inicios prometía bastante a los que hicieron su aparición el 1 de enero de 1994, y a todos aquellos que se identificaron con las demandas de democracia, justicia y libertad, para todos. Esto último sucedió en abril del 2001.

Con estos resultados y por los mismos, arrojados en abril del 2001, el movimiento zapatista decidió no más diálogos y acuerdos con gobernantes y políticos de este país, pero decidieron continuar en silencio y dar cumplimiento “unilateral” a los acuerdos de San Andrés, trabajando en el fortalecimiento del autogobierno de las comunidades, es así como surgen los municipios autónomos rebeldes zapatistas, las juntas de buen gobierno, los caracoles y ahora la “sexta declaración de la Selva Lacandona”.

Los gobernantes por su parte, utilizando el silencio de estos últimos 4 años, permanentemente sólo aprovecharon su tiempo para difundir que los zapatistas se habían “desinflado”, decepcionado, desarticulado y que por fin habían entendido que los sueños, eso son. Gobernantes y políticos se conducían, dentro y fuera del país, hasta hace poco, como “exitosos en la defensa de la patria” , por haber sabido manejar, administrar y matar vía agotamiento a un “ingenuo y soñador movimiento social zapatista”.

Para desgracia de ellos, con la “sexta declaración de la selva lacandona”, se desmoronó el frágil escenario que construyeron para vender en el exterior e interior del país. La idea de que en México ya todo estaba bien, en orden, en paz, que todo había sido un reflejo de soñadores, “administrado con responsabilidad” e igualmente concluido, que el E.Z.L.N. era cuestión del pasado, sin futuro en el presente y sin espacios y argumentos para el futuro.

Sin embargo, la “sexta declaración de la selva lacandona”, nos muestra y demuestra todo lo contrario. No están muertos y menos agotados, tienen claro el pasado y han aprendido de él, identifican bien el presente y saben que hacer en él y avizoran nítidamente el futuro, permitiéndoles instrumentar correctamente lo que hay que hacer por él y con todos.

Mis expresiones no obedecen únicamente a mis emociones, que si las hay, reflejan el resultado a la lectura de la “sexta”, donde ellos exponen y explican su realidad, historia, desarrollo y perspectivas, con una capacidad de síntesis, claridad y sencillez, que ya la quisieran muchos “sagrados” egresados de Oxford, Yale, Wisconsin, Colorado o Harvard, que hoy se “rentan” a los gobernantes para ocultar, deformar o alegrar la realidad mexicana.

En la “sexta declaración de la selva lacandona”, los zapatistas nos explican desde los inicios de su organización y experiencias, hasta lo que se visualiza hacer con la participación de obreros, campesinos, estudiantes, maestros y todo trabajador de la ciudad y el campo, que mediante una CAMPAÑA NACIONAL buscará escuchar y organizar, las resistencias y rebeldías, las luchas que hoy caminan solas, construyendo un PROGRAMA NACIONAL DE LUCHA, al mismo tiempo que construir, entre todos, otra forma de hacer política y una NUEVA CONSTITUCIÓN que asegure techo, tierra, trabajo, alimento, salud, educación, información, cultura, independencia, democracia, justicia, libertad y paz. Todo siempre con la participación de todos, ya no más sólo lo indígena y sólo con ellos.

Con “la sexta”, queda claro, el E.Z.L.N. en su silencio de 4 años avanzó, ahora si rompió el verdadero cerco, su madurez y experiencias acumuladas y condiciones por construir, le pueden garantizar triunfos de mayor envergadura, más trascendentes y significativos que los que podrían permitirle sus acciones bélicas iniciales, que desde luego, tienen y tendrán siempre su valor y su momento.

Si los gobernantes se despojaran de su soberbia y analizaran con objetividad, encontrarían suficientes elementos para concluir fácilmente, que los zapatistas de ahora son más y más maduros y vienen con “la sexta” mejor “armados y protegidos” que los zapatistas de hace casi 12 años.

La experiencia obtenida por los zapatistas con los municipios autónomos rebeldes, las juntas de buen gobierno, los caracoles y ahora la convocatoria con “la sexta”, de organización y construcción más allá de lo puro indígena, para un programa nacional de lucha, una nueva forma de hacer política y por una nueva constitución, que garantice y proteja el bienestar social de los mexicanos, constituyen, sin lugar a dudas, muestras fehacientes de que el movimiento social zapatista avanza, sabe conducirse, madura y con el rompimiento del verdadero cerco, incrementan el “nivel” de su blindaje.

Documento publicado originalmente en el períodico "La Foja Coleta" el 29 de julio del 2005.