TRISTEZA Y CORAJE da escuchar lo que dice el Presidente de
México, Enrique Peña Nieto, cuando
sale de gira internacional: primeramente, podría uno pensar que ya anda en
campaña con costo a los mexicanos, trabajando para obtener algún cargo en
cualquiera de los organismos internacionales dedicados a llevar las riendas de
la economía mundial, al servicio de los países más ricos y que por ello utiliza
el lenguaje con el que pretende llamar la atención y congraciarse con los
dueños del capital financiero de los diferentes continentes. Enrique Peña Nieto, cuando viaja a
otros países, parece un tendero de
pueblo intentando, a cualquier precio, vender o más bien, rematar las pocas
existencias de su tienda: ofreciendo los recursos naturales y humanos a los
tiburones de la economía del mundo; en las condiciones más atractivas para
ellos y las peores para el pueblo de México.
Enrique Peña Nieto, en su visita a otros países, se asemeja
mucho a un vendedor en crucero de vía pública, el que bien pintarrajeado y
vestido para la ocasión, a como dé lugar, busca comercializar o mal vender lo
que tenga a la mano: el patrimonio de los mexicanos. Sale a mal ofrecer petróleo, energía eléctrica, recursos naturales
en general, mano de obra barata, una legislación laboral apropiada para ejercer
una explotación mayor a hombres y mujeres; normatividad fiscal tierna y flexible para las compañías
transnacionales; y seguridad amplia para que los más ricos incrementen
groseramente sus riquezas y para que los más pobres únicamente puedan
multiplicarse y garantizar la fuerza de trabajo que ellos necesitan en
condiciones casi de esclavitud. Principalmente, es lo que sale a ofrecer al
exterior Enrique Peña Nieto, Presidente
de los Estados Unidos Mexicanos. Más
felicidad para los de allá y más miserias para los de acá. De traición a la patria debería acusársele a Enrique Peña Nieto y a los
poderes legislativo y judicial que se lo permiten.
FELICITACIONES A MANUEL VELASCO
COELLO¸ GOBERNADOR DE CHIAPAS. El
cerebro que lo cuida y opera desde hace más de una década, en la ciudad de
México, le funciona muy bien, lo procura y logra acercamientos frecuentes con Enrique Peña Nieto y personajes
importantes del gabinete federal, pero
todo esto de nada le sirve y puede resultarle hasta contraproducente si sus
colaboradores en Chiapas no entienden lo que esto significa, los compromisos
que implica, la oportunidad que representa, las responsabilidades que conlleva
y los riesgos que se corren. Hasta hoy, mayormente, todo ha sido desaprovechado y lo ejemplifica el hecho de que en
siete meses que lleva en el poder Manuel
Velasco Coello, su “equipo de trabajo”
no le ha funcionado para lo que se necesita. Para empezar, ni siquiera se ha
terminado de nombrar a la totalidad de su gabinete principal y ampliado; un jefe
de gabinete, en sentido real y estricto, no existe; mandan varios o los que
pueden y no hay un responsable formal. Simulan
un “Plan Estatal de Desarrollo” producto de los ciudadanos, simulan gobernar, simulan división de
poderes, simulan combatir la corrupción
del gobierno anterior, simulan entender
la realidad social, simulan acciones
de impacto, simulan estar al servicio
de la sociedad, simulan trabajar bien
y solamente dan vueltas y vueltas, para terminar haciendo lo mismo que hacían
los gobiernos que les precedieron, los que se conducían en la total
irresponsabilidad social, esa que llevará a mayores niveles de endeudamiento, a
más despilfarros económicos, a más corrupción y a peores condiciones infrahumanas
al pueblo chiapaneco.
Por los resultados obtenidos en
siete meses, se puede asegurar
que en el “equipo Chiapas” y la
federación, le han fallado a Manuel
Velasco Coello. Han llegado a la entidad: el Gabinete Federal en pleno,
junto con representantes del poder Legislativo y Judicial; los principales
grupos de poder económicos; y los verdaderos “jefes” de los institutos
políticos de México, pero en siete meses, por los hechos y frutos obtenidos, se
puede afirmar que nada bueno han traído para aliviar la difícil situación por
la que atraviesa el pueblo chiapaneco. Las
visitas no se han traducido en apoyos útiles y decisivos para palear la
crisis en el campo y las ciudades, y un sólo ejemplo basta para comprobar que a
los chiapanecos, nuevamente, los han dejado abandonados a su suerte: es del conocimiento público que el
gobernador Manuel Velasco Coello está solicitando al Congreso autorización para
endeudar más a Chiapas, porque no tiene
dinero y ha expuesto al Legislativo Local la necesidad de que autorice a
los 122 municipios la posibilidad de obtener recursos económicos vía
empréstitos, porque tampoco tienen dinero.
Entonces, ¿para qué han servido tantas visitas, discursos, buenas señales, publicidad y cuidado en
las apariencias, si ni “su gasto” le
han dado al gobernador y a los ayuntamientos?
MÁS TERCO, SORDO, SOBERBIO Y
MAÑOSO se le observa cada día
al presidente Municipal de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, Francisco José Martínez Pedrero. Al
alcalde, indudablemente, la buena relación que su mamá ha logrado establecer
con la progenitora del gobernador, Leticia
Coello Garrido, le ha hecho daño: escucha cada vez menos a los ciudadanos;
desprecia cada vez más a los regidores, quienes frente a todos y a escondidas,
trata como peones de rancho, y a ellos y ellas les encanta; hace lo que le da
la gana con la normatividad municipal, sin que alguna autoridad lo frene; y da
muestras de que únicamente le preocupa ser útil y servicial con la mamá del
ejecutivo y con los empresarios de siempre y del centro de la ciudad.
SOBRE EL PRESIDENTE MUNICIPAL COLETO,
sus íntimos afirman que él
confiesa, ya borrachito y a solas, que nació para ser gobernador de Chiapas;
que a lo iniciado ahora como presidente municipal -con la ayuda decisiva de doña Leti y el Gobernador Manuel
Velasco Coello-, habrá de seguirle una diputación federal, la senaduría y luego
la gubernatura. Estos son los grados de descomposición personal, estrabismos y
desequilibrios emocionales, que ha desarrollado Francisco José Martínez Pedrero con la ayuda de sus colaboradores
más cercanos. Esto es lo que lo ha llevado a los niveles de prepotencia y
soberbia que cotidianamente se le observa o escucha, en público y privado.
Estas son las debilidades y actitudes que muy bien sabe cultivar y aprovechar
el Síndico Roberto A. Morales Ortega,
y justamente, estas son las conductas que ya le trabajan su tumba política, con
oraciones y cánticos apropiados. Presidente,
está bueno que sueñe, pero no que deje malos olores en la habitación.