Piensa, Prensa y Pega.

7 de febrero de 2007

MAÍZ, MISERIA, SOBERANÍA Y SEGURIDAD NACIONAL.

Cuando una sociedad es incapaz de producir lo que consume,

se exhibe el fracaso de gobiernos y gobernados,

y su condena a eternos subordinados de los países ricos.

Desde mediados del mes de enero, se presenta en todo el territorio nacional algo que bien representa una problemática social, que se expresa en un alza generalizada, irracional y abusiva en el precio de la tortilla, alimento básico de los mexicanos, desde siempre. Esta crisis, dejó al descubierto muchas cuestiones, que bien vale la pena destacar.

Los mexicanos, gobierno y sociedad, no hemos sabido prever y construir nuestra soberanía alimentaria, y lo que está sucediendo bien puede ser apenas una pequeña muestra y adelanto, de muchas otras crisis que podrían sobrevenirse, dentro de los alimentos básicos de los mexicanos.

Con la crisis del maíz, ha quedado claro que dependemos del exterior y, lo más triste y preocupante es que, el gobierno antes de revisar, recurrir y disponer medidas enérgicas hacia el interior del país, directamente relacionadas con el campo mexicano, se fue al exterior a buscar resolver lo interno con lo que otros países producen y les sobra, porque han sabido pensar y prever la seguridad alimentaria de sus pueblos, donde no solo son capaces de producir lo que necesitan, sino además logran obtener excedentes que comercializan y llegan a significar ingresos y mejor nivel de vida para quienes lo producen.

Si solo la crisis del maíz, que no está resuelta, fue capaz de sacudir a todo el gabinete económico del gobierno, obligó a gobernadores y presidentes municipales del país a promover “acuerdos” y, zarandeó a la mayoría de los mexicanos reduciéndoles tortillas e incrementándoles precios en todos los derivados del maíz, ¿qué pasaría si a la par de lo que hoy sucede con el maíz, los países dueños del mundo, decidieran alguna travesura para hacernos sentir su poder, simulando crisis en productos básicos para los mexicanos, como el azúcar, frijol, arroz, huevos, aceite, jabón, leche, carnes, gas, gasolinas, medicinas, etc.?, de seguro hacen con nosotros lo que se les antoje, podrían desestabilizar, crear ingobernabilidad y hasta cambiar al gobierno cuando lo necesiten o se les antoje.

Es en estas condiciones cuando, ya bien se puede decir que, estamos ante un problema de seguridad nacional, donde cualquier país poderoso puede someternos a su voluntad, sin necesidad de mover a sus ejércitos, invadirnos o tomar palacio nacional.

Este sometimiento a las naciones pobres, que se practica en el mundo entero, vía generación de dependencia en todos los órdenes, por parte de los países dueños del dinero, lo tejen desde los planos socioeconómicos y políticos de cada nación que se les antoja conquistar, para saquearlo y ponerlo a su servicio. En todo este proceso, resultan culpables los gobiernos por no cumplir su función social y, responsables también los gobernados, por tolerar acciones de gobierno apartadas de sus necesidades y por dejar de cumplir con la determinante participación social a que están obligados.

Ojala, cuando menos, esta sacudida no resuelta, sirva a gobierno y sociedad para asumir la responsabilidad que les corresponde y se aprenda por fin que, una sociedad que no es capaz de producir lo que consume, esta condenada a padecer los antojos y humillaciones de cualquier país rico y que en tanto no resolvamos las cuestiones estructurales y de fondo, siempre seremos peligrosamente vulnerables y, jamás estaremos en condiciones reales para hablar y menos festejar, soberanía e independencia nacional, ¿cual independencia en una sociedad que no produce lo que consume?. Así la situación, habría que ir pensando en suspender las fiestas patrias, dejando sólo algunas actividades para consumo y distracción de los turistas.

Lo que viene sucediendo con la crisis del maíz, seguramente, después despertará reacciones similares en otros productos y servicios básicos, y esto, si algo ya aprendimos debe llevarnos a gobierno y sociedad, no a correr al exterior, para tratar de encontrarle salida, sino buscar solución entre los mexicanos, donde la sociedad, estimulada ella misma, toda, dé origen a una gran movilización nacional, donde se libere toda la energía social adormecida que los mexicanos poseen, que lo lleven a ser capaces de diagnosticar y valorar sus potencialidades, revisar sus capacidades y definir con certeza y compromiso social, qué hacer con el medio rural abandonado, que sobradamente explica la crisis del maíz y muchas otras que podrían sobrevenir en cascada, con el mismo origen y por las mismas irresponsabilidades.

Ya lo he dicho en otras ocasiones, los funcionarios y políticos, tienen ya que aprender a agarrar juicio no solo dinero, tienen que meterle todo al campo, pero no al campo de golf, si no al campo mexicano, al que sólo visitan en las campañas electorales, y que ya casi solo produce abundantes pobres, problemas, tristeza y lástima, ese campo que en otros tiempos fue capaz de producir lo que se necesitaba para vivir y desarrollarse como sociedad, que daba para comer y vender, y hacernos sentir fuertes y orgullosos ante nosotros mismos y el extranjero.

En Chiapas, apenas arrancó un nuevo sexenio, no gobierno, por que la mayor parte de los apellidos que van a decidir y mandar, son casi los mismos, los que siempre han disfrutado de los recursos públicos desde hace tiempo, y que sus “usos y costumbres”, en principio, no garantizan resultados del tamaño de las necesidades. Sin embargo, si en el campo mexicano se agudizan los problemas sociales y sus manifestaciones, el estado, ante la necesidad de “seguridad partidista”, e inseguridad nacional, que pudiera llegar a sentir y padecer, cabe la posibilidad de que, éste “convenza” al gobierno chiapaneco de entrarle con mayor decisión y compromiso a su medio rural, estimulándolo, siguiéndolo, previéndole los recursos y las suficientes acciones para la promoción de esfuerzos serios y sustantivos que vayan más allá de alegres reuniones municipales, regionales y estatales, para suscribir “acuerdos”, entregar implementos agrícolas, ganaderos, semillas, “procampos”, “pronasoles”, “oportunidades”, “amaneceres” y algunas otras “novedades” que, ya en otros tiempos han probado que sólo sirven para crear y desarrollar vicios, enriquecer a comerciantes, volver ricos y locos a “líderes campesinos”, económica y políticamente poderosos a los directores de los programas, y que, para nada inciden directa y verdaderamente en la cantidad y calidad de lo que se necesita desarrollar y producir.

Las condiciones que subsisten en el campo mexicano y chiapaneco, particularmente, son desoladoras, deprimentes, llenas de injusticias y, sólo podrían tener algo de remedio; cuando se empiece por aprender a reconocer errores, a convocar e incluir a todos los que saben y los que ignoran, cuando se enseñe a caminar con responsabilidad y juntos, y sobre todo, cuando se aprenda a trabajar e incorporar a ciudadanos más allá de la “familia revolucionaria”, la que encontramos por todas partes, los que fueron originalmente tricolores y ahora los encontramos de los más diversos colores, ya hasta los hay amarillos, azules, verdes y abundantes grises, que es su identidad madre… grises.

Documento publicado originalmente en el períodico "La Foja Coleta" el 7 de febrero del 2007.

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