Piensa, Prensa y Pega.

5 de marzo de 2014

Reflexiones y Precisiones



UNA CONDUCTA GRAVE, dentro de muchas, se viene presentando en el estado de Chiapas, y si el gobernador Manuel Velasco Coello o el Secretario de Gobernación, Miguel A. Osorio Chong, no remedian la situación, este comportamiento generalizado en autoridades municipales, diputados, colaboradores cercanos al Ejecutivo y políticos desempleados, amenaza con convertirse en la próxima fuente de una cadena interminable de desestabilizaciones que alimentarían, aún más, la ya de por sí inestabilidad chiapaneca. En Chiapas, los regidores se pervierten y hacen hasta desfiguros para amarrar su próxima chamba; los síndicos que han constituido hasta una “red”, se amafian para buscar cómo invertir, políticamente, para vivir y enriquecerse con recursos públicos; los presidentes municipales se ocupan de tiempo completo en dar forma a su futuro político, y la problemática de sus respectivos municipios, pasa a un papel secundario. Los diputados locales andan en el “qué agarran y a quién se arriman”, estimulando y generando corrupción y desorden; y los funcionarios más cercanos al gobernador, como el Secretario General de Gobierno, Eduardo Ramírez Aguilar, viven distraídos viendo cómo abonar y conseguir otro sueño terrenal, el siguiente cargo de “elección popular”. Todos ellos, ocupados en lo suyo, lo personal, y nadie trabaja de manera seria, en afrontar y resolver los problemas sociales, económicos y políticos del pueblo de Chiapas. Desde los 122 ayuntamientos, desde las oficinas del Ejecutivo Estatal, desde el Congreso de Chiapas; toda la vida política y administrativa en la entidad, son improvisaciones, negocios, ocurrencias, anarquías, apariencias, deshonestidades, banalidades, simulaciones y nadie hace algo por frenar esta descomposición y extravío institucional generalizado.

INCONTINENCIA VERBAL en todos los funcionarios y políticos, es una epidemia que amenaza la tranquilidad de los chiapanecos, y el gobernador Manuel Velasco Coello, hasta ahora, hace nada por pararla y alejarla de Chiapas. Los ayuntamientos  dicen, hacen y permiten lo que les da la gana y el Congreso del Estado guarda silencio cómplice y complaciente. Los diputados dicen y se conducen sin “rienda y bozal”, empezando por el niño más mimado, Fernando Castellanos Cal y Mayor, y “El güero” no le aplica las nalgadas que se merece. Su Secretario General de Gobierno, Eduardo Ramírez Aguilar, vive ocupado en su sueño político, y para nada, sustantivo, de la política interior del Estado, y nadie lo corrige y da seguimiento; y si a todo esto le agregamos que el gobernador -además de no poner remedio- bastante se ocupa más de la politiquería nacional, antes que desempeñar su cargo con madures y eficiencia, el panorama presente y futuro de Chiapas es negro, alarmante y deprimente. Si, urgentemente, en Chiapas no se pone orden en las instituciones y freno en la corrupción que ya hace ruido, una sorpresiva zarandeada social puede ocurrir en cualquier momento. Gobernador, ponga orden, madure, ocúpese con seriedad de su encomienda y si no puede, pida ayuda a quienes lo pusieron en el cargo. Gobernador, hágalo por los chiapanecos, no por usted; son más de 4 millones de ciudadanos cuyo futuro está en sus manos.

DOÑA LETICIA COELLO GARRIDO. Hoy en Chiapas, nadie duda que la persona más poderosa es “la madrina”, Leticia Coello Garrido. Cuando el ex gobernador Juan José Sabines Guerrero, su mamá y su esposa, cada una de ellas, tenía y administraba su propia parcela de poder e ingresos, pero hoy, con Manuel Velasco Coello, a falta de esposa, el poder de cónyuge y madre, se concentra en una sola persona, Doña Leti. Esto, en principio no es malo, es malísimo, cuando se es un hijo demasiado obediente, complaciente y débil en extremo, ante una madre que seguramente trae acumulados muchos deseos políticos insatisfechos, ansiedad de poder, rencores, complejos y un perfil protagónico en grados preocupantes. Leticia Coello Garrido, mamá del gobernador de Chiapas, en un año, ha sabido cómo hacer escuchar y obedecer a 122 ayuntamientos; ha sabido cómo hacer, escuchar y obedecer a todos los colaboradores de primer nivel del poder Ejecutivo; ha sabido cómo hacer escuchar y obedecer a los 41 diputados locales; ha sabido cómo hacerle para que el titular del Poder Judicial esté al pendiente de ella, antes que del gobernador. Ha sabido cómo hacerse sentir, obedecer y temer, y no pocos ya le tienen hasta miedo. Qué tal eso, confían que hasta el Comisionado del presidente Enrique Peña Nieto, Ernesto Javier Nemer Álvarez no descuida “el cariño” de ella, inclusive, muchos opinan que, tras bambalinas, la señora Coello Garrido bien podría ser una buena Secretaria General de Gobierno. En serio o en broma, los experimentados dan argumentos y tienen sentido, pero sería más sano, institucionalmente, si únicamente se limitara a ser la mamá normal del gobernador.

AL GOBERNADOR MANUEL VELASCO COELLO, LO ANDAN MOSTRANDO DESNUDO. Un mínimo análisis profesional en materia de imagen y comunicación social, sería suficiente para cesar de sus funciones al titular del Instituto de Comunicación Social del Gobierno de Chiapas, José Luis Sánchez García. El 25 de febrero, al dar a conocer en los medios estatales de comunicación que un día antes había iniciado la “primera semana nacional de salud”, publicó, en primeras planas, una fotografía del gobernador del Estado, donde Velasco Coello aparece desnudo de la mitad de su cuerpo. ¿En qué ayuda al gobernador de Chiapas, mostrarlo sin ropa y que le están aplicando una vacuna?, ¿En qué beneficia a los chiapanecos ver a su gobernador sin camisa? Cualquiera que haya observado al Ejecutivo del Estado sin camisa, lo primero que siente y expresa, no es reconocimiento y admiración, sino preocupación por su salud. En la imagen que se manda a publicar, se ve muy desmejorado, aunque pudiera estar fuerte; pareciera enfermo, aunque esté sano. Da la impresión que ese cuerpecito no está como para aguantar cinco años más en funciones de gobernador. Si se pretendió mostrar a un gobernador fuerte, saludable y lleno de energías, la fotografía publicada no aporta los elementos mínimos para llegar a esas conclusiones. Las características físicas de su espalda, el grosor de su cuello, sus pectorales, bíceps, tríceps, la ausencia de marcas en su abdomen, su encorvamiento, la expresión de todo su cuerpo y hasta la ausencia de frescura en su mirada, no dan para eso. Cualquiera bien podría decir: ¡pobre muchacho!, necesita atención médica, alimentación adecuada y alguien que le dé cariño suficiente.

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