Él me mintió. Poco
antes de que tomara posesión del cargo el gobernador Manuel Velasco Coello, una
persona mayor, cercana, pero muy cercana a él, me buscó para confiarme y
convencerme de que su pariente sería un gobernante diferente. Por supuesto, en
ningún momento le creí, y ahora le creo menos. En aquél entonces, me platicó
que su familiar había padecido hasta lo inconfesable, en aquel entonces del
gobernador Juan José Sabines Guerrero. Muchos detalles narró al
respecto. También platicó bastante de cuando a su pariente lo iniciaron como
presidente estatal del Partido Verde Ecologista de México, pasando por las
diputaciones local y federal, hasta llegar a la senaduría, de la cual saltaría
a la gubernatura. Daba pormenores de cómo su “Güero” sería mucho muy diferente
a Sabines Guerrero; “confiaba”
cómo el futuro gobernador integraría su equipo de trabajo más cercano; hablaba
sobre que Velasco Coello haría un gobierno profesional, honesto, humano,
sensible a los problemas sociales y de oídos y puertas abiertas. También, en
voz baja, confiaba que el gabinete de Sabines, en su oportunidad,
adornaría las cárceles de Chiapas, y alguno por ahí, algún penal federal de
máxima seguridad.
Él me mintió. De
la Ciudad de México a San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, viajó en varias
ocasiones el señor de avanzada edad, para confiar valoraciones,
diagnósticos, proyectos, estimaciones,
pronósticos, claros negocios y hasta cosas de familia; siempre con la
invitación de sumarse al gobierno de jóvenes que estaba por llegar. Probó por
todos lados para convencer o cuando menos, ganarse la amistad y confianza -de
todos aquellos con los cuales se entrevistaba, me enteré después-, estas
últimas cuestiones, las pidió directo y abiertamente. A más de 20 meses de todo
esto, nada de todas aquellas pláticas han sido ciertas: el gobierno de Manuel
Velasco Coello ha resultado
idéntico al de los últimos 36 años, cuando menos. Muy prematuramente, ha
demostrado ser insensible a los sufrimientos de la mayoría del pueblo
chiapaneco, que suma poco más de 4 millones de habitantes. Nada lo conmueve,
más que en apariencia y en casi 20 meses, no se ha decidido por entrarle, en
serio, a investigar y promover castigo a toda la corrupción que rodeó y hasta
decoró el gobierno y administración pública de Juan José Sabines Guerrero.
Él me mintió. A
casi 20 meses de que Manuel Velasco Coello iniciara como gobernador del
estado de Chiapas, lamentablemente, no ha demostrado ser un gobierno
profesional, aunque en su momento haya anunciado un Programa Estatal de
Desarrollo, que ya de por sí es de puro gabinete, adoleciendo de un serio
trabajo de campo. No es lo mismo hacer trabajo de campo para elaborar un Programa
de Desarrollo, que ir a los pueblos a preguntar y ofrecer, con tal de
conseguir votos. No es igual estimular la participación ciudadana con el
objetivo de hacerlos partícipes en la formulación, ejecución, evaluación y
control de propuestas, proyectos y programas de gobierno, que simularles consulta
y una muy pobre y limitada participación en un mero teatro oficial. Hoy, con Manuel
Velasco Coello, como ha sucedido en
las últimas cuatro décadas, por lo que sea, el ejercicio de gobierno se ocupa
de invertirle más a las apariencias, antes que a la lastimosa realidad social.
Le ocupa, mayormente, verse bonito y lleno de falsas virtudes, antes que
orientar y aplicar toda clase de recursos hacia el campo y las ciudades de
Chiapas, que aunque están ya en el año 2014, sus condiciones productivas y
sociales en general, son propias de finales del siglo XVIII y de principios del
siglo XIX, con todo lo que ello conlleva y significa.
Él me mintió. Hace
poco más de 20 meses, el muy querido familiar del gobernador de Chiapas,
adelantaba que la administración del “Güero” sería honesta, pero
hasta ahora solamente se ha visto que son los “políticos” de siempre o sus
familiares -los que han contaminado, podrido y prostituido a otros gobiernos-,
que le rodean. Los mismos grupos de poder económico, los que le han nublado la
vista y llenado las bolsas a otros gobernadores y a sus funcionarios, ahora
atienden también al “Güero” y seguro lo empujarán a
desempeñarse y concluir. Aunque viéndolo bien, con el material humano que trae,
en un descuido supera a su antecesor y hunde más profundamente a los millones
de chiapanecos. Me mintió. Insistía convencido, el familiar de Manuel
Velasco Coello, de que su pariente sería sensible a la problemática
socioeconómica de la entidad -igual o más que su abuelo el ex gobernador de
Chiapas-, sin embargo, en casi 20 meses de ejercicio gubernamental,
absolutamente nada de esto se ha observado: resultó indiferente al sufrimiento
humano; más de apariencias que de realidades; más frívolo que responsable; muy
dado a repartir “analgésicos” y no urgido por aplicar los fuertes
“antibióticos" que la realidad social exige. Velasco Coello es
proclive a atender y entretener a “Los de arriba" y a ocuparse, sólo en
apariencia, de “Los de abajo". En casi 20 meses de administración “Güerista”, nada realmente trascendente
se ha iniciado y mucho menos se ha concluido. Es evidente que los problemas en
el campo y las ciudades se han agudizado, como igualmente es obvio que medio se
ocupa en buscar salidas y no soluciones a la complicada realidad social.
Patológicamente insensible y amañado resultó el gobierno del “Güero”.
Él me mintió. El
familiar, muy cercano, del gobernador Manuel Velasco Coello, hasta
presumía que su descendiente haría un gobierno de oídos y puertas abiertas,
donde quien hablara o lo visitara se sentiría satisfecho. Llevan casi 20 meses,
en las áreas urbanas y rurales de la entidad, exponiendo problemas, urgiendo
atención y ofreciendo elementos de conocimiento para atender, correctamente,
cada situación específica, sin embargo, TODOS OYEN PERO NO ESCUCHAN. ¿De qué
sirve que el gobernador o sus colaboradores, dejen las puertas abiertas y hagan
como que escuchan, si lo que posteriormente disponen no mejora la problemática
existente? ¿De qué sirve que tengan las puertas abiertas, si adentro es como si
no estuvieran, se comportan como ausentes? ¿De qué sirve que aparenten
escuchar, si ellos están pensando en su futuro político y no en sus
responsabilidades inmediatas y constitucionales, las que ellos juraron cumplir leal
y patrióticamente? ÉL ME MINTIÓ, YO NUNCA LE CREÍ.
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