¡Hablemos de
trabajo¡ Esta es una expresión a la que con mucha frecuencia,
por cualquier medio, recurre el presidente municipal de San Cristóbal de Las
Casas, Chiapas, Francisco José Martínez Pedrero, en una actitud
evidentemente retadora y cínica; en un intento por confundir y aparentar lo que
nunca ha sido: responsable, profesional, congruente y honesto en el manejo de
los recursos públicos. No ha sido responsable porque en 20 meses que lleva
despachando como alcalde, no ha logrado concretar ninguna obra importante, en
lo económico, social o político. No ha sido profesional porque las
acciones institucionales que ha desarrollado durante 20 meses, no están guiadas
por la ciencia o academia, sino por la costumbre u ocurrencia. No ha sido
congruente porque en toda su campaña política para presidente municipal,
ofreció ocuparse de los problemas importantes y comunes, y a la fecha, ningún
problema toral, relacionado con el bienestar social de los ciudadanos, ha sido
superado: persisten las dificultades con los servicios públicos; continúa la
anarquía en el crecimiento de la ciudad; a los potenciales recursos turísticos,
no se les considera y desarrolla en la dirección y dimensión correctas; la
administración pública es de “usos y malas costumbres" y no de leyes,
reglamentos y de una metodología apropiada al quehacer administrativo
cotidiano. No ha sido honesto porque si algo lo ha caracterizado, es el
abuso de poder y la violación sistemática a las leyes que protestó cumplir y
hacer cumplir, con la intención de aprovecharse del cargo para hacerse más
rico. El alcalde coleto lleva 20 meses de intrascendencias, frivolidades,
engaños, deshonestidades e improvisaciones, para distraer al pueblo, y él,
justificar enormes gastos y su existencia efímera.
¡Hablemos de
trabajo¡ A 20 meses de haber asumido el cargo el Ayuntamiento
actual, presidido por Francisco José Martínez Pedrero, ¿cuál es su
resultado de mayor consideración?, ninguno. Presumir que, como nunca, hoy
el gobernador en turno visita la ciudad de San Cristóbal de Las Casas hasta
tres veces al día, sin concretar ningún beneficio social trascendente; anunciar
que visitan otras ciudades, otros estados de la República y otros países, sin
que se traduzca en experiencia para que aprendan a hacer buen gobierno;
alardear con que saben organizar -sin ser cierto- ferias comerciales y
culturales, alegradas con cantantes de narco corridos; jactarse de que
cuentan con un Programa de Desarrollo Municipal encargado y comprado en
el estado de Aguascalientes, que ellos por supuesto, no hicieron, no entienden
y que tampoco guía el ejercicio de gobierno y administración pública; anunciar
que tapan, “oportunamente", sus hoyos en las calles; fanfarronear
con que atienden todo lo inmediato, así sea contabilizando el número de
borrachos que levantan, las docenas de focos que cambian, las ocasiones que
hacen antesala con algún funcionario menor del gobernador Manuel Velasco
Coello, casi contar el número de veces que descuelgan el teléfono fijo y
móvil; y hasta hacer bulla por cualquier malestar estomacal de alguno de
los integrantes del cuerpo edilicio, no significa estar desempeñándose con responsabilidad
social y para nada quiere decir que cumplen con la función de ser promotores de
bienestar social, bien común y vida civilizada. SON RIDICULECES RURALES.
¡Hablemos de
trabajo! El Ayuntamiento de San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas, donde el presidente es Francisco José Martínez Pedrero, pero
hace y deshace el síndico, Roberto Arturo Morales Ortega, en 20 meses,
no ha sabido procurar ninguna acción verdaderamente importante en la ciudad y
sus comunidades. ¿Dónde están las acciones de visible impacto social para la
cabecera municipal?; las que debieran imprimirle características de ciudad y no
fisonomía y fama de pueblote. Si se le promociona como “El pueblo más
mágico de entre los pueblos mágicos", qué, ¿acaso a las autoridades no les
da vergüenza los serios problemas con la recolección y disposición final de los
residuos sólidos municipales, que a la ciudad le hace parecer comunidad rural?
No le apena al Ayuntamiento coleto que a 20 meses de estar cobrando jugosos
salarios y otras prestaciones, nada ha hecho por abordar, seriamente, los
problemas, directos e indirectos, derivados de una insuficiente prestación del servicio
de agua entubada (no es potable); un servicio con notorias deficiencias
ante la demanda actual, y sin ninguna proyección que considere la demanda
futura, cuando menos valorando un horizonte de entre 15 y 25 años. ¿Y dónde
están las obras y servicios, logrados en 20 meses, que impacten, socialmente,
en el bienestar de las comunidades? Nada con estas características han
concretado. Son un fracaso muy bien consolidado, que a ellos les
enorgullece, en público y privado.
¡Hablemos de
trabajo¡ Así pide y ofrece, por la radio local, diariamente,
el alcalde coleto. ¡Pues hablemos de trabajo!, ¿por qué en 20 meses que
llevan viviendo, muy bien, de los recursos del pueblo, no han podido dar
señales reales, de que se ocupan de resolver la situación delicada, originada
con el servicio de Rastro Municipal, que por su forma de operar, amenaza
con provocar un problema de salud pública en cualquier momento?; ¿por
qué, como otros ayuntamientos, sobre el servicio de rastro, todo hasta
hoy han sido proyectos, presunciones, promesas y agradecimientos por
anticipado?
¡Hablemos de
trabajo! ¿Por
qué no han sabido o no se les ha ocurrido, resolver la anarquía,
insalubridad e inseguridades de todo tipo, que prevalece desde hace mucho,
en los mercados y centros de abasto del “Pueblo más Mágico". ¡Hablemos
de trabajo! ¿Dónde están las diferencias importantes -entre este
Ayuntamiento y otros- en la forma de concebir, capacitar, operar y
“corregir", en la Dirección de Policía, Tránsito y Protección
Civil?
¡Hablemos de
trabajo!,
en 20 meses, todo ha sido igual que con otras administraciones: los mismos
vicios y triquiñuelas administrativas; las mismas violaciones a la Ley de Obra
Pública, a la de fiscalización del estado, a la de adquisiciones y a la Ley
Orgánica Municipal. El mismo tráfico de influencias; nepotismo semejante; las
mismas mafias o grupos, con diferentes nombres; iguales “tarifas
voluntarias" para que la autoridad asigne la obra o firme los contratos;
muy escaso o ningún trabajo de inteligencia policial, que siempre
aprehende “Charales" de la delincuencia y siempre solapa a los peces
gordos. ¡HABLEMOS DE TRABAJO! Y NO DE PUBLICIDAD EMPÍRICA, DE ENGAÑABOBOS,
con la que hacen soñar o suspirar a quienes dependen de los favores del Ayuntamiento.
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