De algún miembro del Congreso Nacional Indígena, celebrado el 24, 25 y 26 de agosto en el D.F. , recibí vía electrónica un correo que conmueve lastimosamente cuando da cuenta clara y puntual de amenazas, desalojos, hostigamientos, encarcelamientos y represión en diferentes comunidades del país.
Denuncian una “Represión como Política de Estado”, en Chiapas, Guerrero, Estado de México, Michoacán, Jalisco y Guanajuato, además de pronunciarse a favor de la periodista Gloria Muñoz y el exiliado Raúl Gatica Bautista.
Los Gobiernos, están obligados a dar la cara al pueblo con respuestas socialmente responsables; que toquen la esencia y olviden la apariencia contaminada de las manifestaciones sociales, lejos de Doctrinas Castrenses y Literatura Policíaca.
Frente a pronunciamientos, denuncias y exigencias, como hechos “cotidianos y normales” en México, el 16 de septiembre se hizo alarde imprudente de “poderío militar”, como si se deseara dejar claro, para quiénes, con qué y con quiénes se hace Gobierno.
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