Piensa, Prensa y Pega.

10 de noviembre de 2010

Reflexiones y Precisiones

En México y particularmente en Chiapas, existe una casi nula cultura de la planeación para el cumplimiento de las responsabilidades y obligaciones propias de los gobiernos federales, estatales y municipales. Aunque generalmente todos, en su momento, de alguna manera hacen alusión a “planes y programas de gobierno”, en la práctica, cuando existen, son ornamentación y éstos no guían el quehacer gubernamental cotidiano y mucho menos se vuelven instrumentos decisivos en la orientación de las acciones institucionales, en la ejecución de las decisiones, en el seguimiento de los planes y programas, en la evaluación de los esfuerzos, y en el control de los resultados.

En México y Chiapas –Federación, Estado y Municipios- muchas, cuando no todas, las acciones y respuestas oficiales son producto de corazonadas, improvisaciones politizadas u ocurrencias trasnochadas, surgidas muy de noche o por la madrugada, con la particular carga emocional, dosis biliar y el escaso razonamiento que a esas horas se acostumbra y disfruta. Ninguna acción como consecuencia de diagnósticos serios o pronósticos honestos: el ingenio, la emoción y las vísceras, sustituyen a la ciencia y experiencia.

Mientras en los buenos gobiernos, con ciudadanos responsables, nada se desarrolla sin la debida y verdadera consulta, coordinación y colaboración cercana, entre sociedad y gobierno. En Chiapas y sus municipalidades, hoy y desde hace mucho, pueblo y autoridades acostumbran caminar divorciados y en simulación plena y permanente: uno, imponiéndose a los otros; “representantes populares” aprovechándose del cargo, como ordeñando; la mayoría de los medios de comunicación y comunicadores, en el negocio de manipular, inflar, decorar y adular; y una sociedad, casi toda, en apatía patológica, esperando que le resuelvan su existencia, aunque para ello tenga que soportar toda clase de abusos, injusticias, humillaciones y desprecios.

Desde luego que, los gobiernos, del nivel que se trate, no descuidan comprar la complicidad suficiente para aparentar excelente comunicación y compromiso con su pueblo: contratan todo lo que tiene precio; colocan de su lado todo lo comprable; prostituyen hasta lo inimaginable; y pudren casi todo lo que tratan o tocan.

En México y Chiapas, es absurdo siquiera pensar que existe la planeación con genuino compromiso social, cuando las necesidades urgentes de la población son unas y las “grandes” acciones publicitadas y celebradas por los gobiernos, son otras; cuando se anuncian y presumen éxitos, frente a fracasos y miserias inocultables; cuando la planeación responsable es sustituida por la intuición, auxiliada por estimulaciones no naturales e insanas, donde la ocurrencia sustituye a la planeación y los buenos deseos se festejan como resultados.

Los gobiernos, es enorme el daño que ocasionan al no cumplir con su obligación constitucional de planear rigurosamente sus actividades, pues, como consecuencia, por si faltara, con ello también desperdician los recursos públicos que deben aplicar con profesionalismo, transparencia y honestidad. Primero, de madrugada mal orientan los recursos; su brújula es la ocurrencia o imitación, y después, a los dineros mal invertidos se ven obligados a abonarles más: contratando opiniones favorables; agradecimientos fingidos; cortesías internacionales Magdianas -de la ONU- con factura anexa; y adquiriendo diversos maquillajes temporales, que generalmente se deterioran y escurren al concluir el sexenio o trienio de los gobernantes en turno.

Ahora en Chiapas, si revisáramos con rigor profesional las acciones y resultados en los 118 ayuntamientos, nada cuesta concluir que ninguno ha tenido la visión y habilidad para diseñar, adoptar e implementar un Sistema Municipal de Planeación, que aproveche adecuadamente las capacidades, que dé certidumbre a la población y que contribuya verdaderamente a resolver las necesidades sociales, reflejo de cuestiones estructurales: que primero atiendan el fondo y dejen de entretenerse, perder el tiempo y desperdiciar los recursos públicos en la atención a las formas.

En Chiapas, hace todavía muy poco que en los ayuntamientos y grupos económicos, empezaron a sentir la necesidad de constituir Institutos Municipales de Planeación, y no necesariamente porque entiendan las dimensiones e importancia que podrían adquirir organismos públicos descentralizados de esta naturaleza, con estas características y con las funciones que le son afines.

Hoy, ni la capital del estado, Tuxtla Gutiérrez, cuenta con un Instituto Municipal de Planeación, constituido y funcionando como se debe, y el único municipio que ya tiene, Comitán de Domínguez, por las particularidades en su integración y frutos, es una figura puramente decorativa con funciones de utilería política, que no cumple su función social: promover desarrollo sustentable y suficiente, donde estén debidamente representados todos los sectores y todas las comunidades, barrios, colonias y el pleno de los actores sociales que interactúan en ese espacio geográfico.

En las municipalidades de Chiapas, los pocos urgidos en constituir Institutos Municipales de Planeación lo están concibiendo de manera extraviada y degradada, garantizándoles a las autoridades que el producto a parir, nacerá muerto, complaciente o cuando menos, mudo.

De acuerdo con experiencias mundiales en materia de Institutos Municipales de Planeación, éstos son organismos públicos descentralizados de los gobiernos locales, auténticos espacios ciudadanizados donde se representan y tienen voz, voto, obligaciones y mando, todos los habitantes del municipio. Los Institutos Municipales de Planeación no son un departamento más de la administración pública municipal: no están bajo las órdenes de los ayuntamientos; son autónomos; no son nombrados por la autoridad municipal; no concluyen con cada gobierno local o estatal; el horizonte de su quehacer se desplaza del corto, al mediano y largo plazos; se deben a los ciudadanos; y sus definiciones, responsabilidades y compromisos, los establecen, ejecutan, evalúan y corrigen, ellos mismos.

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