Piensa, Prensa y Pega.

6 de junio de 2012

Reflexiones y Precisiones


Con invitaciones informales de última hora, con prisas e imprecisiones y como pretendiendo que nadie o pocos asistieran -que bastante lo lograron-, se convocó a una concentración pública en la plaza central de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, para el día 1° de junio. Se intuía, nunca se precisó con claridad, que estarían los candidatos del PRD, PT y Movimiento Ciudadano, a la gubernatura de Chiapas, María Elena Orantes López; a Diputado Federal, José Luis Lobato González; a Diputada Local, Marta Decker; y la planilla a la presidencia municipal coleta, encabezada por César Arellano. Hasta la mañana del 1° de junio, todo hacía parecer que se trataba de una reunión clandestina y no de un encuentro público entre quienes pretenden cargos de “representación popular” con ciudadanos a los que se les busca convencer de que son los mejores y que se debe de votar por ellos el 1° de julio.


El acto convocado para las 6 de la tarde inició calentamiento a las 5:30 p.m. con un trío “norteño” y la música que los caracteriza. A las 7 principió todo, una hora tarde, con notorias, y hasta groseras, muestras de desorganización, acarreo de personas, divisiones internas, mucho nerviosismo, antipatías evidentes entre ellos: todo “al vapor”. A las 6 de la tarde, en el lugar indicado, no habían más de 100 personas y en los “mejores” momentos, según contabilizó con equipo apropiado, un “investigador” del gobierno federal, no se rebasaron los mil asistentes, incluyendo paseantes habituales, turistas y curiosos atraídos por los cohetes, mariachis, algarabía, gritos o lo que por momentos pareció un concurso de declamación u oratoria “llanera”. Por su forma y contenido, resultó un acto de campaña desaprovechado, pobre, frío, despegado del suelo, alejado de denuncias, propuestas, exigencias y compromisos sustantivos. Al igual que los otros partidos políticos, paja, retórica y “chillidos” calculados, llenaron y rodearon la concentración, que debió ser el acto de campaña más importante de “las izquierdas” en la región; que enseñara, convenciera, aportara certidumbre, transmitiera confianza y condujera a obligaciones mutuas, pero no fue así, sólo dio para alimentar desconfianzas y consolidar decepciones. Se debe aceptar que “La Nena” declama bastante bien. Quien tenga duda, puede despejarla revisando el audio y los videos tomados durante el acto.


Por todos los acosos y presiones públicas por parte del gobernador de Chiapas, Juan Sabines, hacia “las izquierdas”, hasta antes del acto de campaña referido, se podía pensar que se avecinaba un comportamiento aguerrido, a fondo, duro, seco, crudo y hasta provocativo, de la candidata a gobernadora, María Elena Orantes López, hacia el gobierno de Sabines. Una campaña crítica y propositiva, fundamentada en la lastimosa realidad social y económica de los chiapanecos, en los fracasos gubernamentales, en los abusos oficiales, en el irracional endeudamiento público y privado, en el autoritarismo sabinista que hoy permea por todos lados, que pisotea a los actores políticos, empresariales y a quien se le atraviese a “Don Juan”. Lamentablemente, no fue así. En la concentración del 1° de junio, la candidata a gobernadora se comportó “suave y tierna”, fue muy cuidadosa y por momentos hasta complaciente con la administración de Sabines Guerrero, como cuando aseveró que este gobierno estatal pasará a la historia, sin omitir describir muy ligeramente uno que otro “logro” aparente y exiguo.


Los nada casuales cuidados en las expresiones de María Elena, en los “Altos de Chiapas”, bien dan hasta para pensar que el gobernador Sabines ya “convenció” a “las izquierdas” del centro del país y en consecuencia, a “las izquierdas” de Chiapas. Se ve y escucha a una candidata a gobernadora que en vez de esforzarse para ganar, se contenta con pronunciar lo que parece ser un guión preconcebido y timorato, elaborado para no incomodar a Sabines y facilitarle el camino al candidato oficial, “El Güero”, y que a ella la prepara para ganar, perdiendo. Lo sucedido en San Cristóbal de Las Casas, el 1° de junio, alcanza para asegurar que el 1° de julio se asistirá a una “pelea” arreglada en el antes, el durante y el después. El 1° de junio, María Elena apenas si se animó a decir que Manuel Velasco Coello no tiene estudios universitarios y que ella sí.


A los “oradores” en la concentración del primero de junio, César Arellano, José Luis Lobato González y María Elena Orantes López, si los escuchamos en las grabaciones y los observamos en el video respectivo, cuando se expresan, hacen genuflexiones, mueven las manos y el cuerpo en general; cuando acentúan al pronunciar, gritan y adelantan futuros triunfos en la elección, llamándose anticipadamente, entre ellos, Presidente Municipal, Diputado Local, Diputado Federal y Gobernadora, se conducen como si estuvieran frente a unas 25 mil personas y no delante de un auditorio que en ningún momento fue mayor a los mil asistentes. Esto dice y descubre mucho de farsa y complicidad. Todos quienes hicieron uso del micrófono, se condujeron sin dimensionar correctamente la realidad en la que se encontraban; parecían moverse en un escenario distinto y favorable a ellos, como si no se notara la muy pobre capacidad de convocatoria, la evidente desorganización extrema, las divisiones internas, los enfrentamientos y la comunicación fallida, entre ellos. Cuando debieron manifestar preocupaciones, expresaban entusiasmo; cuando debieron demostrar valentía y formación profesional, denotaron cobardías y analfabetismo académico y político; y cuando debieron aprovechar el acto “multitudinario” para probar que ellos saben y pueden ser distintos a “las derechas” y “las torcidas”, confirmaron que son idénticos y que pudieran, si lo necesitaran, resultar peores, aunque declamado.


César Arellano. No se le ocurrió esbozar en dos párrafos, un dianóstico situacional del municipio; nunca señaló por qué quiere ser Presidente Municipal; jamás se refirió a cuáles son los problemas de fondo en la municipalidad; no fue capaz de plantear una gran propuesta que vertebrara y correlacionara, inteligentemente, la problemática y sus soluciones viables y posibles; omitió referirse al desastre político y administrativo de su Presidenta Municipal, del PRD, Victoria Cecilia Flores Pérez; divagó ridículamente con eso de “Soy 132”; y para rematar, al final, a José Luis Lobato González le llamó José Luis Lobato García. El audio prueba todo esto y mucho más.


José Luis Lobato González. Aunque presumió haber estudiado en la Universidad Metropolitana, su comportamiento fue poco más que desafortunado, por momentos ridículo, y en general, decepcionante; sus “críticas” fueron bofas, sin puntería, aguadas, de escaso sabor, enriquecidas con pésima dicción. Nunca habló de la realidad y sus pesares del distrito que pretende representar, y no dejó entrever, siquiera, los rasgos generales de una posible agenda legislativa amarrada a un esfuerzo permanente para superar la injusta realidad social que prevalece y se reproduce. Estaba tan nervioso, inseguro y visiblemente “ausente” que, en lugar de pronunciar estado, dijo estadio y a María Elena Orantes, le llamó María Olena. Hay que escuchar el audio, está divertido y podría ser un buen material para ejemplificar muy bien los resbalones y desfiguros que todo politiquero debe evitar.


María Elena Orantes López. Por su desempeño en el acto del 1° de junio en San Cristóbal de Las Casas, se puede asegurar que camina bastante sola, abandonada por los de aquí y los de allá, “convencida” por el de aquí y presionada por los de allá. No le acompañó, que se sepa, nadie de peso político de los comités ejecutivos nacionales del PRD, PT y Movimiento Ciudadano; da muestras excesivas de no poseer un equipo sensible, sólido y profesional que le ayude y acompañe a librar bien una campaña política; con frecuencia se expresó, entre cuidadosa y complaciente, como con “freno de mano”, condicionada o abiertamente amenazada. En general, la candidata a gobernadora, María Elena Orantes, aunque exprese lo contrario, le asoman elementos irrefutables para dar la impresión de que ya aceptó y bien sabe que está asistiendo a un encuentro previamente definido, donde Manuel Velasco Coello ganará, pero a ella ya se le garantizó su seguridad y futuro económico y político, promisorio y sin sobresaltos. Se confirma: por los aromas, simulaciones, sonidos, sabores y sonrisas, estamos ante una descarada elección de Estado para imponer a Velasco Coello, quien tarde o temprano traicionará a Juan Sabines. Es sólo cuestión de lógica política, de la que cultivan y acostumbran ellos. Quien lo dude, ahí está Pablo Salazar como ejemplo.



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