Un
pobre,
si roba algo para saciar su hambre, lo meten a la cárcel; a un presidente municipal, si lo
sorprenden desviando millones de pesos, es promovido a diputado.
Un
pobre, si
olvida pagar sus impuestos, lo amenazan con privarlo de su libertad; una empresa transnacional paga en
impuestos lo que le da la gana, y luego le bonifican sus contribuciones.
A
un pobre, si
lo encuentran con dinero inexplicable,
le aplican “todo el peso de la ley”;
si un gobernador, a la vista de
todos, se roba miles de millones de pesos, hasta le ponen su nombre a varios
centros educativos.
Un
pobre,
si huele a alguna droga, lo acusan de delitos contra la salud; si a un
político se le documenta bien su relación con la delincuencia organizada,
lo nombran Procurador General de Justicia.
A
un pobre, en
los hospitales de Chiapas, no lo curan, sólo le dicen de qué va a morir; mientras,
a los gobernantes, una diarrea se la
tratan en los Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario