LA PROBLEMÁTICA SOCIAL CHIAPANECA se complica peligrosamente, situación que se reconoce cuando el gobierno de Manuel Velasco Coello toma la urgente decisión de echar a andar, con demasiada prisa, la firma de un Pacto a favor de la paz; la firma de un pacto en la región Altos de Chiapas, en la que se les ocurrió que únicamente participaran los presidentes municipales de la zona, como si ellos fueran auténticos representantes sociales, como si no fuera evidente que sólo son “comerciantes”. No es una decisión mala, lo lamentable es que esta acción se les haya ocurrido después de haber transcurrido 14 meses de gobierno y cuando todo ya aparece más descompuesto de lo que estaba 14 meses antes. La compleja realidad en los municipios indígenas, no ha surgido en los últimos meses, lleva años manifestándose y exigiendo ser atendida por las autoridades del estado y la federación, y nadie, hasta ahora, ha dado las soluciones apropiadas; cuando mucho, en algunos casos, han encontrado salidas temporales que en más de una ocasión, han atraído más dificultades que beneficios. “Los pactos” sociales son de provecho, pero jamás cuando se firman sobre cadáveres.
Problemas
con origen religioso, político, social y económico,
vienen haciendo crisis en la región Altos de Chiapas. Era obligación del
gobierno de Manuel Velasco Coello
haber identificado y previsto estas complicaciones y el tratamiento correcto,
desde antes de haber tomado posesión del cargo, hace 15 meses, y en ese tiempo
se debió haber definido la estrategia a seguir, donde a lo mejor se hubiera
decidido que la firma de “Pactos” ayudaba a algo. Haberlo decidido después de
15 meses de gobierno prueba en ellos, torpeza política, insensibilidad, ceguera
e irresponsabilidad social. ¿Por qué esperar que hayan muertos, para promover
pactos?, ¿por qué esperar expulsiones de personas para salir huyendo a promover
paz?, ¿por qué esperar una llamada telefónica de la Secretaría de Gobernación
para correr y forzar firmas y fotos?, ¿por qué esperar violencia, descontrol e
ingobernabilidad, para correr a promover tolerancia y diálogo? Varios
funcionarios de Manuel Velasco Coello
deberían ser cesados, y otros, además de eso, deberían ir a la cárcel; por
omisos, traidores o cómplices. Si el
gobernador no ve o no se le ocurre, es obligación de sus colaboradores
auxiliarlo y hasta convencerlo de que tome ciertas decisiones. Aunque su mamá
se oponga o disguste.
Si
verdaderamente Manuel Velasco Coello desea impulsar “Pactos para la paz”, inició mal, porque para ello sólo tomó en cuenta a los alcaldes que ya
dieron sobradas muestras de no ser auténticos representantes del pueblo y
muchas evidencias de deshonestidad, deslealtad y traiciones a la confianza
ciudadana depositada en ellos. Los actuales alcaldes, al igual que otros y
otras, han resultado ambiciosos en grados patológicos y sumamente
irresponsables en el cumplimiento de su función social: la que tiene que ver con volverse permanentes promotores
de desarrollo social, donde las prioridades debieran ser la educación, salud,
empleo, vivienda digna, democracia, transparencia y justicia social; ya no más
abusos, hipocresías e impunidades. Parece que el gobernador está confundiendo
la cura con la enfermedad, ¿alcaldes pactando para la paz? En el “Pacto de Paz” debió haberse considerado a
las comunidades, a los líderes
naturales, políticos y religiosos, a las organizaciones productivas y a todo
aquel que le interese, seriamente, comprometerse en la construcción de paz y
bienestar social. Si se quieren propiciar condiciones reales de armonía y paz
social, bienestar digno, es imprescindible convocar a todos e iniciar solucionando necesidades
insatisfechas desde hace décadas o siglos. Es ridículo y absurdo pensar que
es suficiente con que firmen los alcaldes, frente a una escenografía que sólo
se preocupa de los medios de comunicación pagados por el Estado. Pactos con
discurso hueco, retórico y firmado por personas groseramente disfrazadas. El que para firmar se disfraza, no es
confiable.
Problemas
serios: bloqueos carreteros, toma de edificios
públicos, expulsados, muertos,
violencia preocupante y crisis política y administrativa en los municipios de
San Cristóbal de Las Casas, Chamula, Zinacantán, Chenalhó, Pantelhó, Tenejapa,
Oxchuc, Huixtán, Teopisca, Las Margaritas, Chalchihuitán y Venustiano Carranza,
entre otros, fue lo que obligó a la tardía y torpe manera de promover un “Pacto para la Paz”. La mejor forma de
invitar, provocar y construir bienestar y armonía, es atendiendo seriamente, a
fondo, toda la problemática socioeconómica, religiosa y política del estado de
Chiapas. Nada ayuda montar ridículas escenografías con vistosos disfraces; nada
ayuda la firma apresurada de 8 compromisos que los presidentes municipales no
entienden, y los funcionarios de gobierno del Estado, no tienen tiempo para su implementación,
seguimiento y evaluación; porque todos están muy ocupados en sus campañas
políticas. De nada sirve que firmen un “Pacto
de Paz”, si van a continuar de irresponsables, robando, promoviendo
negocios, propiciando vicios, haciendo únicamente politiquería y beneficiándose
descaradamente del cargo. Nada ayuda la
firma de “Pactos”, si nunca dejarán de hacer “sus cochinadas tras de la casa”.
Gobernador
Manuel Velasco Coello, si ya ha decidido cumplir con
sus obligaciones de titular del Ejecutivo estatal, ahí le van algunos “consejos”:
corrija urgentemente “la comezón
política”, “la arrechura”, que ya
se ha vuelto una epidemia en sus principales colaboradores, empezando por su
Secretario General de Gobierno y los representantes de él en las regiones y
municipios de Chiapas; invite a su
muchacho y amigo que despacha como presidente de la Junta de Coordinación
Política del Poder Legislativo, Fernando
Castellanos Cal y Mayor, a que haga funcionar, como debiera, la Comisión de
Hacienda del Congreso y su Órgano de Fiscalización Superior, para que acalambre y meta a la cárcel, cuando
menos, para empezar, a unos 30 presidentes municipales con sus respectivos
síndicos, los más cínicos, para ver si así se corrigen los otros; búsquese
alguien leal que lo mantenga bien informado -a tiempo y de manera confiable-
(ese de sombrerito que anda tras de
usted parece que sirve para nada) y que le ayude a tomar decisiones oportunas,
no sólo para que sea chistoso, le queme incienso
y sea complaciente con usted; y ordene que su mamá ya no haga mucho ruido, porque distrae y extravía a
todos, incluido a usted. Gobernador, por aquí bien podría empezar, y según
evolucionen “los pacientes”, que serían los ineptos, traidores o corruptos, ya
se vería qué otras acciones urgentes es necesario implementar.
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