Piensa, Prensa y Pega.

9 de abril de 2014

Reflexiones y Precisiones



Crisis en el Sistema de Salud chiapaneco. La buena salud para los ciudadanos chiapanecos es un derecho consagrado en la Constitución General de la República, y una obligación para las autoridades de este país, garantizarlo plenamente. Es un acto criminal el que los funcionarios del estado de Chiapas malgasten los recursos públicos en publicidad personal, mientras en los hospitales y centros de salud, falta hasta lo más elemental para atender a la población. Es un acto criminal utilizar los recursos del pueblo en banalidades, frente a niños y adultos, hombres y mujeres, que padecen y mueren por enfermedades curables; en las áreas rurales y urbanas de esta entidad. Es un acto criminal despilfarrar decenas de millones de dólares en la promoción personal de los politiqueros, mientras los hospitales y centros de salud, cierran sus puertas porque no tienen lo indispensable para resolver las necesidades de todo aquel que solicita atención médica. Es un acto criminal el que los gobernantes se desentiendan de la salud de los ciudadanos de Chiapas.

Abandonan a su suerte a los enfermos de Chiapas. Los adultos mayores, niños, hombres y mujeres que el gobernador y sus colaboradores utilizan para tomarse fotografías, para simular que ellos y ellas son preocupación de los gobernantes, en los hechos, en cuestiones de inversión de recursos para procurar condiciones favorables de salud, los ignoran y dejan que su presente y futuro se llene, aún más, de sufrimientos. Es inconcebible que a los gobiernos les preocupe más “el cariño” de las televisoras y los medios de comunicación en general, antes y más que la buena salud de los más olvidados entre los olvidados. Hoy en Chiapas, los hospitales y centros de salud, lo único que dan a los pacientes es lástima, deseperanza y coraje, y lo único que reciben son mentadas de madre, cuando debieran dar atención médica y medicamentos.

Los hospitales de Chiapas dan lástima cuando debieran dar atención médica humanizada. Las autoridades, en sus discursos, ofrecen calidad y calidez, y no tienen ni siquiera “paracetamol” y jeringas. Gastan millones de pesos y dólares para intentar convencer de que son buenos gobiernos; cuando en los hospitales de Chiapas faltan médicos, enfermeras, medicamentos y material de curación, además de trato humano. Despilfarran recursos económicos en adquirir “maquillaje político”, mientras en los centros hospitalarios no tienen hilos para las suturas; no tienen jeringas, gasas, alcohol, mertiolate y hasta los elementales productos para limpiar y desinfectar las instalaciones de salud. El sistema de salud en Chiapas es un desastre y no es de ahora, la población lleva décadas padeciendo las irresponsabilidades y actos criminales de sus gobiernos, y ninguna autoridad hace algo para subsanarlo. La infraestructura física para la salud de los chiapanecos está en el abandono; los recursos humanos son insuficientes; la escases de medicamentos ya es una constante; y la falta de material de curación se presenta en cualquier hospital de las ciudades o las comunidades. El incumplimiento al derecho constitucional a la salud, en Chiapas, se generaliza peligrosamente, cada vez más. El colmo, los mismos trabajadores de la salud, denuncian, exigen y hasta cierran los hospitales, urgiendo soluciones. Esto sí es histórico.

Chiapas en el despilfarro oficial; Chiapas en la miseria hospitalaria. El gobernador, Manuel Velasco Coello, el titular del Poder Judicial, el Presidente de la Junta de Coordinación Política del Poder Legislativo, Secretarios de Estado, presidentes municipales, “líderes” de partidos políticos, diputados locales, diputados federales, senadores, todos o la mayoría de ellos, traen vehículos nuevos, y uno que otro, hasta carro blindado, mientras en hospitales no hay agua, el mobiliario se cae a pedazos, y en general, la infraestructura física se encuentra hecha una desgracia. Este escenario es imperdonable; estas condiciones de salud de los habitantes de Chiapas, bien dan y sobra, para considerarlas como un hecho criminal, y los culpables deberían de ir a la cárcel. En Chiapas, a diario hay muertos por estas “negligencias” y nadie es castigado por ello. ¿A esto se le puede llamar justicia social?

Para las autoridades de Chiapas, “La vida es un carnaval”. Para las principales ferias de los 122 municipios de la entidad, el gobierno del Estado siempre destina cuantiosos recursos para la contratación de “artistas” y grupos musicales. Todos los años se sabe que llegan a Chiapas cantantes del momento,  “artistas de moda” y hasta grupos identificados con “narcocorridos” y la delincuencia organizada; mientras, en los centros hospitalarios no tienen la mínima capacidad de respuesta para curar a los pacientes. A los chiapanecos les asiste el derecho constitucional de ser atendidos en su salud, satisfactoriamente, no merecen ser ignorados y abandonados a su suerte.  Que los atiendan y curen, no solamente que les informen de qué habrán de morir.

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