Crisis
en el Sistema de Salud chiapaneco. La buena salud para los ciudadanos
chiapanecos es un derecho consagrado en la Constitución General de la República,
y una obligación para las autoridades de este país, garantizarlo plenamente. Es un acto criminal el que los
funcionarios del estado de Chiapas malgasten los recursos públicos en
publicidad personal, mientras en los hospitales y centros de salud, falta hasta
lo más elemental para atender a la población. Es un acto criminal utilizar los recursos del pueblo en
banalidades, frente a niños y adultos, hombres y mujeres, que padecen y mueren
por enfermedades curables; en las áreas rurales y urbanas de esta entidad. Es un acto criminal despilfarrar decenas de millones de dólares
en la promoción personal de los politiqueros, mientras los hospitales y centros
de salud, cierran sus puertas porque no tienen lo indispensable para resolver
las necesidades de todo aquel que solicita atención médica. Es un acto criminal el que los
gobernantes se desentiendan de la salud de los ciudadanos de Chiapas.
Abandonan
a su suerte a los enfermos de Chiapas. Los adultos mayores, niños, hombres
y mujeres que el gobernador y sus colaboradores utilizan para tomarse
fotografías, para simular que ellos y ellas son preocupación de los
gobernantes, en los hechos, en cuestiones de inversión de recursos para procurar
condiciones favorables de salud, los ignoran y dejan que su presente y futuro
se llene, aún más, de sufrimientos. Es inconcebible que a los gobiernos les
preocupe más “el cariño” de las televisoras y los medios de comunicación en
general, antes y más que la buena salud de los más olvidados entre los
olvidados. Hoy en Chiapas, los hospitales y centros de salud, lo único que dan a los pacientes es lástima,
deseperanza y coraje, y lo único que
reciben son mentadas de madre, cuando debieran dar atención médica y
medicamentos.
Los
hospitales de Chiapas dan lástima cuando debieran dar atención médica
humanizada.
Las autoridades, en sus discursos, ofrecen calidad y calidez, y no tienen ni
siquiera “paracetamol” y jeringas. Gastan
millones de pesos y dólares para intentar convencer de que son buenos gobiernos;
cuando en los hospitales de Chiapas faltan médicos, enfermeras, medicamentos y
material de curación, además de trato humano. Despilfarran recursos económicos
en adquirir “maquillaje político”,
mientras en los centros hospitalarios no tienen hilos para las suturas; no
tienen jeringas, gasas, alcohol, mertiolate y hasta los elementales productos
para limpiar y desinfectar las instalaciones de salud. El sistema de salud en Chiapas es un desastre y no es de ahora, la
población lleva décadas padeciendo las irresponsabilidades y actos criminales
de sus gobiernos, y ninguna autoridad hace algo para subsanarlo. La
infraestructura física para la salud de los chiapanecos está en el abandono;
los recursos humanos son insuficientes; la escases de medicamentos ya es una
constante; y la falta de material de curación se presenta en cualquier hospital
de las ciudades o las comunidades. El incumplimiento al derecho constitucional
a la salud, en Chiapas, se generaliza peligrosamente, cada vez más. El colmo, los mismos trabajadores de la
salud, denuncian, exigen y hasta cierran los hospitales, urgiendo soluciones.
Esto sí es histórico.
Chiapas
en el despilfarro oficial; Chiapas
en la miseria hospitalaria. El gobernador, Manuel Velasco Coello, el titular del Poder Judicial, el
Presidente de la Junta de Coordinación Política del Poder Legislativo, Secretarios
de Estado, presidentes municipales, “líderes” de partidos políticos, diputados
locales, diputados federales, senadores, todos o la mayoría de ellos, traen
vehículos nuevos, y uno que otro, hasta carro
blindado, mientras en hospitales no hay agua, el mobiliario se cae a
pedazos, y en general, la infraestructura
física se encuentra hecha una desgracia. Este escenario es imperdonable;
estas condiciones de salud de los habitantes de Chiapas, bien dan y sobra, para
considerarlas como un hecho criminal, y los culpables deberían de ir a la
cárcel. En Chiapas, a diario hay muertos por estas “negligencias” y nadie es
castigado por ello. ¿A esto se le puede
llamar justicia social?
Para
las autoridades de Chiapas, “La vida es un carnaval”. Para las
principales ferias de los 122 municipios de la entidad, el gobierno del Estado
siempre destina cuantiosos recursos para la contratación de “artistas” y grupos
musicales. Todos los años se sabe que llegan a Chiapas cantantes del momento, “artistas de moda” y hasta grupos identificados
con “narcocorridos” y la delincuencia organizada; mientras, en los centros
hospitalarios no tienen la mínima capacidad de respuesta para curar a los
pacientes. A los chiapanecos les asiste el derecho constitucional de ser
atendidos en su salud, satisfactoriamente, no
merecen ser ignorados y abandonados a su suerte. Que los
atiendan y curen, no solamente que les informen de qué habrán de morir.
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