Piensa, Prensa y Pega.

9 de septiembre de 2009

Reflexiones y Precisiones

Ningún gobernante ofrece en campaña dificultar la vida a los ciudadanos, no hay político que ofrezca aprovecharse de los recursos públicos, ningún candidato oferta incluir a sus familiares en la nómina, nadie que busque ser gobierno promete traficar con el poder y abusar del mismo, y todos los gobernantes, en sus respectivas campañas, prometen cumplir su palabra y ocuparse de hacer realidad lo que protestan cumplir y hacer cumplir.

Sin embargo, todos terminan haciendo lo contrario a lo ofrecido y olvidados del bien común.

Tristemente, a casi 3 años de iniciado el Gobierno Federal de Felipe Calderón, a igual tiempo transcurrido de la administración estatal de Juan Sabines, y a 21 meses de gestión del ayuntamiento que preside Mariano Díaz Ochoa, todos, en los tres niveles, han prevalecido incumplimientos, ineptitudes e irresponsabilidades, cuando menos.

Aún cuando Felipe, Juan y Mariano acostumbren enumerar “grandes logros”, estos en nada se parecen a los ofrecimientos y nada cerca están de lo que prometieron.

Eso sí, desde San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, bien se puede afirmar que el Municipio, el Estado y la Federación, están haciendo lo justo y hasta lo imposible para tronar lo más pronto posible a la sociedad mexicana.

Felipe Calderón Hinojosa, presidente de México, en su último mensaje de 10 puntos, se expresa como si estuviera iniciando su gobierno y no como el que ya está a medio camino, y que todavía no arranca en beneficio real de los mexicanos. A Don Felipe, 3 años le llevó observar y entender su realidad, más de 30 meses la comprensión de su entorno y la redacción de sus 10 puntos, que al final terminarán por resolver nada y sólo les servirá como guía de entretenimiento para el tiempo que les queda.

Si revisamos los ofrecimientos que como candidato hizo Don Felipe de Jesús, aquellos que prometían mejor y más bienestar social a los mexicanos, los de gran impacto, se ha logrado nada, y además, por si hiciera falta, la situación empeora diariamente.

Desde Chiapas no se aprecia que en el ámbito federal se esté haciendo algo serio por mejorar la realidad social de los mexicanos, ya se ve un prematuro final de sexenio, un hambre canina en la lucha por la redistribución adelantada del poder, y a lo lejos se distingue claramente la figura de un Presidente de México, tempranamente sometido y obediente a las mafias que por décadas se han aprovechado en exceso del manejo de la política y la economía de este país.

En Chiapas, en 3 años, el único cambio notorio a la vista ha sido la pérdida de peso del Gobernador, casi como si cultivara su figura para posar con elegancia en la portada de alguna prestigiada revista para mujeres. No hay más cambios que se noten, medibles y como para el lucimiento.

Aquí, en 3 años las condiciones de pobreza se han recrudecido, el conflicto social armado, precedido de una declaratoria de guerra a los Gobiernos, no se ha retirado, sigue sin atenderse y continúa fermentándose.

Organismos internacionales, investigadores y ocasionalmente hasta el mismo gobierno, han señalado que la entidad chiapaneca presenta características sumamente críticas en la atención a la salud, dicen que ocupa los primeros lugares en desatenciones a la educación y los últimos en aprovechamiento, también que las condiciones de desnutrición compiten con países africanos, que la miseria alcanza niveles de alta competitividad y que en cuestión de justicia social, en general, es casi inexplicable, cómo el pueblo puede aguantar todo y cómo los gobiernos se atreven a tanto.

En Chiapas, en 3 años, mientras las mayorías diariamente se empobrecen más y los conflictos crecen y se profundizan, por sordera o mudez, el gobierno del Estado se dedica prioritariamente a adornarse, al autoelogio, a las relaciones públicas, a la promoción personal, al futureo político, a la pachanga y al relax. Al campo no se le atiende seriamente y a las ciudades no se les ha podido trazar un desarrollo ordenado y autosuficiente, hoy ni siquiera tienen resueltos satisfactoriamente los servicios públicos más elementales.

Para los no gobierno, las administraciones de Felipe Calderón y Juan Sabines, han estado llenas de ineptitudes, irresponsabilidades e insatisfacciones, que como moda sexenal, guardando las proporciones, han sido muy bien imitadas por el Ayuntamiento de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

Cuando el Ayuntamiento coleto tomó posesión, su Presidente Mariano Díaz Ochoa, llamó la atención sobre la inseguridad pública, criticó la no observancia de los reglamentos municipales, se refirió a los no beneficios a la niñez, juventud, la familia y el empleo; hoy todo está peor que antes.

Cuando Díaz Ochoa inició su administración habló de mayor eficiencia en los servidores públicos, prometió sobre agua potable, rastro, un nuevo panteón, un entierro sanitario, la reubicación de los centros nocturnos, una buena policía y en general, ofreció mejores servicios públicos, entre otras cosas; en 21 meses destacan los fracasos e incapacidades, han ahondado en los problemas, enredan las posibles soluciones, vienen siendo testigos mudos de los incumplimientos del Gobernador y el trabajo político y administrativo del Ayuntamiento coleto, muy poco o nada tiene que ver con la verdadera función social de una autoridad local.

No hay comentarios: