Piensa, Prensa y Pega.

3 de diciembre de 2009

Reflexiones y Precisiones

Cumplió tres años el gobierno de Juan José Sabines Guerrero, y puede decirse que dos cuestiones son las que más han destacado: las fiestas permanentes para auto festejarse y difundir que va bien y que sabe cómo hacer buen gobierno, y los escándalos con agravios y muertos donde invariablemente, en los momentos más difíciles y decisivos, ha tenido como interlocutores determinantes a conocidos jerarcas de la Iglesia Católica chiapaneca.

A tres años de iniciada la administración pública de Sabines Guerrero, que en pachangas seguramente ya superó a su papá, ha de tener bien claro que sus momentos más amargos y frustrantes, los ha vivido frente a experimentados y habilidosos personajes de la Iglesia Católica; ninguna les ha ganado y en todas ha terminado exhibido y regañado con la “delicadeza y prudencia” acostumbrada por los hombres de fe.

Hasta hoy y como ejemplos, entre otras cuestiones públicas, en tres episodios han metido en serios aprietos al Gobernador Sabines, obligándolo a sentarse, discernir, comportarse íntegro y “persuadiéndolo”, con apenas la necesaria sutileza y algunas parábolas, a saber: cuando los enfrentamientos y ejecuciones en Chincultik; durante el intento de reelección de diputados y ayuntamientos, vía reforma electoral, propiciada por Sabines Guerrero; y, ahora con los hostigamientos, aprehensiones, abusos y muertos, padecidos por la Organización Campesina Emiliano Zapata, Región Carranza. Si fuera futbol, podría contabilizarse 3-0 en contra.

Antes y durante los momentos de mayor tensión, gobierno del estado-iglesia católica, bien se puede afirmar que a Sabines Guerrero, su misma gente, lo ha colocado “sólo y de ha pechito”, por ineptitud, torpeza o deslealtad, permiten surgir los problemas, en ocasiones parece que hasta los alimentaran; por incapacidad, complican los escenarios ya de por sí adversos; por insensibilidad y limitada visión, terminan resultando inútiles para construir salidas rápidas y caminos seguros hacia soluciones definitivas; y por si hiciera falta, los “colaboradores”, ya cuando la temperatura de los conflictos amenaza con siniestros mayores, asumen el papel de “galleros” y sólo se dedican a “amarrar y afilar” navajas entre la pesada jerarquía católica local y el gobernador de Chiapas.

Si otra cosa no sucede y Sabines cumple los seis años, todo parece indicar que ésta será para siempre la “metodología” de trabajo, la textura de la relación y el tono del discurso. Por lo pronto, en tres años, el gobierno de Juan Sabines ya se ha empaquetado, sellado y marcado para el juicio de la historia, que no es Televisa, TV Azteca, Magddy Martínez Solimán y menos aún, cualquier actor o animador de televisión.

El capítulo más reciente y delicado que ya cumplió dos meses, entre Estado-Iglesia, todavía no superado del todo, ni en sus partes más visibles, es el originado a partir de las viejas demandas y recientes vejaciones, padecidas por la Organización Campesina Emiliano Zapata, Región Carranza, que no se terminarán en automático al instalar las “mesas de diálogo”, indemnizando a los familiares de los muertos, desmilitarizando la zona y cancelando las órdenes de aprehensión, no, se avanzará verdaderamente, sólo cuando se les garantice, en definitiva, la propiedad de la tierra, se les posibilite condiciones favorables para hacerla producir en beneficio de quienes la trabajen, y modificando de raíz las condiciones sociales injustas que sólo son capaces de producir y reproducir; pobrezas, enfermedades, analfabetismo, desigualdades, hambre e injusticias y sufrimientos, constantes y de todo tipo.

Situaciones sociales como las que padece la OCEZ, Región Carranza, con diferentes grados de maduración y manoseo, se encuentran y reproducen en Chiapas con bastante facilidad, focos rojos no escasean en la entidad y al mismo tiempo, no se observa hasta hoy, una política de Estado que las atienda con responsabilidad, que explore y construya soluciones definitivas, desde una óptica social, no policíaca y mucho menos militar; que acerque a los campesinos a surcos productivos, no a las agencias del Ministerio Público, los tribunales, las cárceles o los panteones.

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