El 8 de junio en la Residencia Oficial de Los Pinos, el Presidente de México, Felipe Calderón y el Secretario de Educación, Alonso Lujambio, presentaron oficialmente al pueblo de México un documento, que si se le utiliza con inteligencia y cuidado, puede resultar importante para la educación en México; se denomina, “Lineamientos Generales para la Operación de los Consejos Escolares de Participación Social”, y entró en vigor el 9 de junio, al publicarse en el Diario Oficial de la Federación (ver aquí).
Al revisar los “Lineamientos Generales para la Operación de los Consejos Escolares de Participación Social”, se encuentra que indudablemente, lo más importante es que oficialmente, ahora, se trata de acercar a la escuela y corresponsabilizar, formalmente, a las madres y padres de familia en la educación de sus hijos (as); transformarlos en bujías y vigías de las políticas educativas mexicanas y que nunca más sólo se les considere “proveedores” de las autoridades y meras figuras decorativas para los “homenajes”, festividades y toda clase de actos socioculturales, no, en la nueva figura asociativa, los “Consejos Escolares de Participación Social” se espera puedan llegar a ser el motor y la brújula de la educación pública en México.
Los “Consejos Escolares de Participación Social” que por ley deben promoverse y constituirse en los centros educativos del país, según el acuerdo número 535, por ley tendrán la facultad y obligación de incidir en la concepción, implementación y evaluación de todo aquello que guarde relación con la educación de los hijos e hijas: evaluación a las autoridades educativas y docentes; calidad de la enseñanza, y todo lo relativo a estrategias pedagógicas.
Ahora sí, convertir a los padres y madres en verdaderos coadyuvantes y corresponsables, en todo aquello que tenga que ver con el desarrollo integral de los hijos (as) y ya nunca más sólo “asociaciones” encargadas del equipamiento, remozamiento e instancias obligadas a resolverle todos los faltantes económicos o antojos de los directores o subdirectores (as) de los centros educativos.
Cuánto se podrá mejorar y avanzar en la educación de los hijos (as), con los nuevos “Consejos Escolares de Participación Social”, sin duda, dependerá del compromiso real que asuman los padres y madres de familia, y las actitudes que adopte la comunidad educativa en cada centro escolar.
En el país y particularmente en Chiapas, no será una tarea fácil la promoción, constitución y operación de los “Consejos Escolares de Participación Social”, enfrentará a poderosos intereses económicos y políticos: con verdaderas mafias internas en muchas escuelas; con personajes de “costumbres cómodas”, atrincherados (as) en sindicatos; con “líderes” holgazanes disfrazados de democráticos; con fanfarrones (as) dedicados al cultivo de la apariencia académica; y con una oposición ciega e irracional de no pocos, resistiéndose a cualquier cambio, por mínimo que sea. Se podrá avanzar, tal vez no como se necesita y desee, pero, mucho dependerá del compromiso real de los padres y madres de familia.
Afortunadamente, no todo es decepcionante y de malos olores en las escuelas; existen docentes con mística de servicio; cuesta, pero todavía se encuentra a directivos no contaminados, comprometidos con su función; al interior de las delegaciones sindicales, no todo es solapar al haragán, al irresponsable o al de actitudes de urgente apoyo psicológico o psiquiátrico, no, hay quienes sí les preocupa la educación, la organización y la construcción de conciencia social a partir de una educación crítica, científica y comprometida.
En el contexto de los “Lineamientos Generales para la Operación de los Consejos Escolares de Participación Social”, que podrían calar hondo en la educación en sus diversos niveles, cómo reaccionarán al interior de la Escuela Secundaria Técnica número 1 y del CBTIS 92, ambos en San Cristóbal de las Casas, Chiapas; qué estrategias implementarán aquellos que se oponen a la coadyuvancia real y amplia de los padres y madres de familia; con qué argumentos y trampas intentarán evitar que los padres y madres propongan elementos en el terreno académico y cuestionen lo que a todas luces resultan corrupciones, impunidades, abusos y atropellos arraigados, donde se les pisotea la autoestima a los educandos; y cómo intentarán darle la vuelta a la obligación de ser transparentes, de verdad, no a medias o ni sólo en el discurso, en todo el quehacer institucional que responsabiliza a los actores de cada comunidad escolar.
Con los “Lineamientos Generales para la Operación de los Consejos Escolares de Participación Social” publicados el 8 de junio en el Diario Oficial de la Federación, que deberíamos buscar, conocer y difundir, masivamente (http://dof.gob.mx), los padres y madres podríamos estar ante el instrumento legal que siempre hemos deseado y necesitado, para incorporarnos y exigir una educación de calidad y compromiso, por nuestros hijos (as): donde en los centros educativos nos veamos y tratemos como una verdadera comunidad; donde se diluyan las parcelas de poder y presión; donde todos seamos responsables de todo; donde nadie se aproveche de los demás; donde se eliminen los derechos de pernada; donde nadie abuse de su cargo; donde los directivos dejen de comportarse como hacendados o finqueros; y que ya no sea práctica común, aquella donde los directivos todo lo vuelven negocio y a todo le sacan provecho.
Al revisar los “Lineamientos Generales para la Operación de los Consejos Escolares de Participación Social”, se encuentra que indudablemente, lo más importante es que oficialmente, ahora, se trata de acercar a la escuela y corresponsabilizar, formalmente, a las madres y padres de familia en la educación de sus hijos (as); transformarlos en bujías y vigías de las políticas educativas mexicanas y que nunca más sólo se les considere “proveedores” de las autoridades y meras figuras decorativas para los “homenajes”, festividades y toda clase de actos socioculturales, no, en la nueva figura asociativa, los “Consejos Escolares de Participación Social” se espera puedan llegar a ser el motor y la brújula de la educación pública en México.
Los “Consejos Escolares de Participación Social” que por ley deben promoverse y constituirse en los centros educativos del país, según el acuerdo número 535, por ley tendrán la facultad y obligación de incidir en la concepción, implementación y evaluación de todo aquello que guarde relación con la educación de los hijos e hijas: evaluación a las autoridades educativas y docentes; calidad de la enseñanza, y todo lo relativo a estrategias pedagógicas.
Ahora sí, convertir a los padres y madres en verdaderos coadyuvantes y corresponsables, en todo aquello que tenga que ver con el desarrollo integral de los hijos (as) y ya nunca más sólo “asociaciones” encargadas del equipamiento, remozamiento e instancias obligadas a resolverle todos los faltantes económicos o antojos de los directores o subdirectores (as) de los centros educativos.
Cuánto se podrá mejorar y avanzar en la educación de los hijos (as), con los nuevos “Consejos Escolares de Participación Social”, sin duda, dependerá del compromiso real que asuman los padres y madres de familia, y las actitudes que adopte la comunidad educativa en cada centro escolar.
En el país y particularmente en Chiapas, no será una tarea fácil la promoción, constitución y operación de los “Consejos Escolares de Participación Social”, enfrentará a poderosos intereses económicos y políticos: con verdaderas mafias internas en muchas escuelas; con personajes de “costumbres cómodas”, atrincherados (as) en sindicatos; con “líderes” holgazanes disfrazados de democráticos; con fanfarrones (as) dedicados al cultivo de la apariencia académica; y con una oposición ciega e irracional de no pocos, resistiéndose a cualquier cambio, por mínimo que sea. Se podrá avanzar, tal vez no como se necesita y desee, pero, mucho dependerá del compromiso real de los padres y madres de familia.
Afortunadamente, no todo es decepcionante y de malos olores en las escuelas; existen docentes con mística de servicio; cuesta, pero todavía se encuentra a directivos no contaminados, comprometidos con su función; al interior de las delegaciones sindicales, no todo es solapar al haragán, al irresponsable o al de actitudes de urgente apoyo psicológico o psiquiátrico, no, hay quienes sí les preocupa la educación, la organización y la construcción de conciencia social a partir de una educación crítica, científica y comprometida.
En el contexto de los “Lineamientos Generales para la Operación de los Consejos Escolares de Participación Social”, que podrían calar hondo en la educación en sus diversos niveles, cómo reaccionarán al interior de la Escuela Secundaria Técnica número 1 y del CBTIS 92, ambos en San Cristóbal de las Casas, Chiapas; qué estrategias implementarán aquellos que se oponen a la coadyuvancia real y amplia de los padres y madres de familia; con qué argumentos y trampas intentarán evitar que los padres y madres propongan elementos en el terreno académico y cuestionen lo que a todas luces resultan corrupciones, impunidades, abusos y atropellos arraigados, donde se les pisotea la autoestima a los educandos; y cómo intentarán darle la vuelta a la obligación de ser transparentes, de verdad, no a medias o ni sólo en el discurso, en todo el quehacer institucional que responsabiliza a los actores de cada comunidad escolar.
Con los “Lineamientos Generales para la Operación de los Consejos Escolares de Participación Social” publicados el 8 de junio en el Diario Oficial de la Federación, que deberíamos buscar, conocer y difundir, masivamente (http://dof.gob.mx), los padres y madres podríamos estar ante el instrumento legal que siempre hemos deseado y necesitado, para incorporarnos y exigir una educación de calidad y compromiso, por nuestros hijos (as): donde en los centros educativos nos veamos y tratemos como una verdadera comunidad; donde se diluyan las parcelas de poder y presión; donde todos seamos responsables de todo; donde nadie se aproveche de los demás; donde se eliminen los derechos de pernada; donde nadie abuse de su cargo; donde los directivos dejen de comportarse como hacendados o finqueros; y que ya no sea práctica común, aquella donde los directivos todo lo vuelven negocio y a todo le sacan provecho.
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