Piensa, Prensa y Pega.

13 de octubre de 2010

Reflexiones y Precisiones

La actividad profesional de un legislador comprometido socialmente, representa una acción decisiva en la promoción de desarrollo, bienestar social y armonía plena en una sociedad, en cualquier país civilizado. La ignorancia, irresponsabilidad o sumisión crónica de un legislador, siempre dificultará la construcción de condiciones justas y relaciones sanas: facilitará abusos y atropellos por parte de los otros poderes, principalmente del Ejecutivo, donde sea y cuando fuere.

El poder legislativo que debe propiciar equilibrios, en estos casos y con estas actitudes, provoca el surgimiento, desarrollo y consolidación de poderes absolutos, abusivos, dictatoriales y enfermizos, en el que nada se mueve sin la autorización del Ejecutivo; en el que todos se alinean a los intereses del gobernador en turno; en el que todos se conducen como empleados del señor; en el que desaparece la necesaria división de poderes que debe existir y preservarse; en el que no se definen y defienden las relaciones de respeto mutuo; y en el que todos terminan asimilando que sólo pueden alcanzar un buen futuro político, si se mueven hincados, agachados, adulando y suplicando.

Un excelente ejemplo de ignorancia supina sobre los derechos y deberes de un representante popular, legislador responsable, indudablemente, la dio el 8 de octubre la diputada local del PAN, Ana Elisa López Coello, cuando presentó su tercer informe de “trabajo” como Diputada Local.

Basados en el audio y video que da cuenta del “informe legislativo” de la diputada Ana Elisa López Coello, se pueden destacar algunos aspectos que dibujan bien el desconocimiento de sus obligaciones constitucionales, la pérdida total de vergüenza, el extravío y frivolidades en que vivió y disfrutó durante 3 años.

En ningún momento la diputada Ana Elisa López Coello estableció, cuando menos, un ligero diagnóstico que ilustrara sobre Chiapas y sus atrasos en materia legislativa; los pendientes en cuestión de normas; la confrontación que pudiera darse entre leyes y sociedad; las necesidades de actualizar, derogar o crear algunas nuevas leyes; y menos tuvo la capacidad para siquiera intentar definir la problemática legislativa en su conjunto, derivada de la compleja realidad social chiapaneca; y menos se refirió a la consecuente agenda que ella debió haberse establecido desde un principio.

Quedó suficientemente claro que todo el tiempo se movió sin agenda propia, con excesiva “ternura política”, al tanteo y solamente pendiente de los gustos y antojos del Ejecutivo.

Según grabación en poder de “Reflexiones y Precisiones”, todo lo que ella informó sobre leyes iniciadas y aprobadas, todas, tuvieron como único origen el Poder Ejecutivo, particularmente el Gobernador. Entonces, en su informe el gran legislador resultó ser el Ejecutivo y se evidenció que ellos solamente se dedicaron a aprobar las iniciativas del señor, a levantar el dedo tal vez sin razonar, a “engordar el caldo”.

En resumen, Ana Elisa López Coello no señaló ni una sola ley que ella haya iniciado, defendido y aprobado. No aparece material que deje claro que supo desempeñarse como legisladora, en sentido estricto, más bien se vuelve indiscutible que constantemente incurrió en usurpación de funciones públicas.

López Coello dijo que se mantuvo promoviendo y pendiente de la “autopista” Tuxtla-San Cristóbal, cuando ella no fue Secretaria de Comunicaciones y Transportes o de Infraestructura; señaló que concluyó el camino San Lucas-Pozo Colorado, cuando a ella no se le nombró directora de la Comisión Estatal de Caminos; expresó que a cientos de mujeres les posibilitó atención médica, cuando a ella nunca la designaron Secretaria de Salud; y entre otras muchas cuestiones, que pretendieron desviar la atención o confundir, también destacó que asistió a encuentros nacionales turísticos, cuando nunca la eligieron Secretaria de Turismo. De todo habló, con la lisonja que acostumbra, menos de un buen ejercicio como representante popular desde el Poder Legislativo chiapaneco.

Triste y lamentable, cuando un diputad@ no logra comprender y desempeñar la función estratégica y determinante de un legislador: aquella actividad que consiste en revisar la realidad, actualizar normas y crear leyes que a los ciudadanos les facilite la vida en sociedad; buscar normar adecuadamente las relaciones sociales para garantizar armonía, respeto, paz y desarrollo con justicia y dignidad; adicionar o crear leyes que relacionen responsablemente las personas con la naturaleza; cuidar en todo momento que las leyes correspondan a necesidades sociales y no a intereses particulares; y según su competencia, prever y promover lo suficiente para que las leyes se cumplan, igualen a desiguales y le impriman olor y sabor humano al conjunto de las relaciones sociales.

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