A pocas horas de que asuman
el cargo las personas del nuevo gabinete federal que acompañará a Enrique Peña
Nieto como presidente de los Estados Unidos Mexicanos, prevalece la
incertidumbre sobre “los garrotes” oficiales que ellos traen escondidos, “las
máscaras” que desempolvaron para presentarse a los mexicanos; la cantidad de agua bendita que lograron adquirir o
convenir, para con ella regar sus actividades; y en general, cuáles serán las novedades que el PRI ha decidido poner
en práctica para intentar quedarse con el poder político y las decisiones
económicas en este país, de ser posible, para siempre. Solamente, los ilusos o
los ciegos ante los movimientos de la politiquería
nacional, podrían pensar que los priistas sólo vienen por 6 ó 12 años, no,
ellos con el hambre que siempre los ha caracterizado y la acumulada durante los
últimos dos sexenios, ahora vienen por todo y de resultarles, eternizarse en el
poder.
Algunos de los representantes
de los grupos políticos de este país, los de costumbre, ya hasta tomaron
posesión y posiciones en el Congreso de
la Unión. Ex gobernadores, ex secretarios de estado, ex senadores, ex diputados
federales y ex funcionarios, mozos de
otros presidentes de la república o gobernadores, de los que todavía viven, ya
se les observa que le hacen sombra o que harán mancuerna con Enrique Peña
Nieto. Hurgando en lo que ellos hicieron durante sus responsabilidades públicas
anteriores, ninguna buena carta de presentación, socialmente útil, se les
encuentra; corrupciones, ejercicio indebido del cargo, ineficiencias, atropellos,
interés por los recursos ajenos, tráfico de influencias, entre otras, son sus
credenciales y pasaporte.
Lo peor de lo priista se agrupa, aloca y alista por
todas partes. En los municipios, los grupos de politiquerillos, hacen tantos y tamaños de lo que esperan hacer y obtener; al nivel
del estado de Chiapas, ya se les escucha
sobre los planes que traen para saciar
su hambre acumulada en los recientes doce años fuera de la ubre presupuestal,
tiempo donde tuvieron que conformarse con migajas oficiales y tratamiento de
gatos. Aquí en la entidad chiapaneca, la cuestión se pondrá divertida, y a no pocos actores políticos se les verá
incurrir en desfiguros, deslealtades y moverse, muy por debajo de lo indigno,
afiliados al Partido Acción Nacional
coquetearán o, en definitiva, se cambiarán al PRI; “distinguidos” y movidos
perredistas buscarán espacio para
treparse al PRI; verde-ecologistas
se sentarán sobre las piernas de los priistas,
aunque ellos paguen, aunque ellos, en apariencia, lleven las riendas; y muchas personas de los otros partiditos se irán con quien mejor los
compense, con quien mejor les finja, con el que mejor satisfaga sus deseos. Aunque
los maltraten o estén conscientes que solamente los utilizan. Algunos que se
hacían pasar por hombres, se volverán hembras y algunas mujeres simularán el
carácter de los machos. De todo se verá y distraerá bastante, mientras se
acomodan Enrique Peña Nieto y Manuel
Velasco Coello.
En esto de los nuevos garrotes, máscaras, piñatas, payasos y
dulces que traerá la administración pública de Enrique Peña Nieto, han
hecho que llame bastante la atención eso que se les ha dado por llamar “Comisión Nacional Anticorrupción”. Esta
Comisión no es algo nuevo ni novedoso, recuerda bastante aquellos tiempos
cuando inició el gobierno del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, quien en
su campaña política había logrado empalagar bastante con aquella su canción de “renovación moral de la sociedad” y que ya en posesión del cargo la
concretó con la creación de la “Contraloría
de la Federación”, y que ya luego los estados -muy dados a copiar lo que
hace su patrón-, lo imitaron creando sus respectivas “Contralorías Estatales”. Ahora, 30 años después, con obvios y
sobrados elementos, se puede afirmar que todo aquello sirvió para
nada socialmente favorable; los gobernantes de aquel entonces lo utilizaron
sólo para tres cuestiones: cobrarles a sus enemigos del pasado; mantener dóciles
a los funcionarios del presente; y condicionar a los posibles actores del
futuro. La corrupción, al final de cuentas, no aminoró, sólo se multiplicó y se
ha incrementado cada vez más.
Si la “Renovación Moral de la Sociedad” concebida e intentada por Miguel
de la Madrid Hurtado hace 30 años, se hubiera convertido en una realidad, impulsada verdadera y suficientemente, entre
gobierno y ciudadanos, la descomposición y el daño al tejido social que hoy se
padece en todo el territorio nacional,
no sería tan completo. CORRUPCIÓN E
IMPUNIDAD es la música y el alimento en cualquier rincón de la república
mexicana. Ningún estado y municipio del país, en mayor o menor medida, escapa a
estos padecimientos. Desde la autoridad de la comunidad más pequeña y alejada, pasando
por los ayuntamientos, gobernadores,
secretarios de estado, ejecutivo federal, “legisladores” y magistrados, en su
gran mayoría, su sello es la corrupción; y su firma, la impunidad. Ejemplos de
autoridades corruptas sobran, y muestras de impunidades humillantes y
desgarradoras no hay que buscarlas, se les encuentra en cualquier lugar.
Personas enriquecidas con recursos públicos, los hay en todos los estados y
municipios del país, y la impunidad casi la han convertido en un deporte nacional, que por un poco más, supera al futbol.
También para el caso de lo
que viene con los “nuevos gobiernos”, inquietan bastante los nombres, novedades y distracciones que en menos de 10 días anunciará el
gobernador electo, Manuel Velasco Coello. Sin embargo, de lo sustantivo y
determinante, mucho ya se puede adelantar: el gobierno de Manuel Velasco Coello será un gobierno del estado excesivamente
sumiso a las disposiciones de sus
superiores; Velasco Coello, con tal de agradar a “su presidente”, copiará con
exactitud todas las novedades que
anuncie e inicie Enrique Peña Nieto; en los nombramientos de los futuros y más
importantes secretarios que acuerparán a “El Güero”, antes que él,
tendrán mano los principales personajes de la política nacional, iniciando con Enrique Peña Nieto y seguido de Emilio Gamboa Patrón y de Manlio Fabio Beltrones, entre los más
determinantes, pero no los únicos; el gabinete estatal definitivo y total de
Velasco Coello, se amacizará en forma posterior al primero de diciembre, no
antes; y como Manuel Velasco Coello
es hiperactivo o lo hacen, y además anhela mucho participar en las grandes
ligas de la política nacional, PREPÁRENSE, es altamente probable que
no concluya su sexenio gubernamental; pero de irse, no se irá antes de dos
años, a no ser que se decida por modificar la Constitución del Estado de
Chiapas. Ya siendo gobernador, se puede esto y mucho más.
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