Piensa, Prensa y Pega.

16 de octubre de 2013

Reflexiones y Precisiones



Desestabilización oficial. Si el objetivo fundamental del gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto, era desestabilizar, como nunca, a la República Mexicana, ya se le puede reconocer que en muy poco tiempo lo ha logrado. Bloqueos carreteros, “tomas” de casetas en carreteras de cuota, bloqueos de aeropuertos, “tomas” de edificios de los poderes Ejecutivo Federal y locales, “tomas” de instalaciones de medios de comunicación, “tomas” de las sedes de las cámaras de senadores y diputados, “tomas” de instalaciones de poderes legislativos en diversos estados del país, marchas y plantones por todos lados. Seguramente, ninguno de los asesores de Enrique Peña Nieto se imaginó el tamaño y las particularidades que iban alcanzar las manifestaciones de inconformidad social, provocadas con sus “Reformas”, educativa, hacendaria y energética. Por un lado, ya está dando la impresión de que el gobierno federal no encuentra la forma de salirse del conflicto que engendró y por el otro, las organizaciones sociales involucradas, parece ser, no saben ya qué más hacer para ser escuchados por quien tiene la obligación de hacerlo. La peligrosa coyuntura sociopolítica que hoy se vive, no hay que olvidar, es por culpa de la insensibilidad y sordera de las autoridades.

Desprestigiar, desgastar y desinflar. Otra vez, el gobierno de México ha escogido esta estrategia para abordar e intentar hacer abortar una compleja situación que él mismo creó. Le da largas a todo lo que está a su alcance, buscando cansar o desanimar a quienes, irresponsablemente, trata como enemigos y no lo son. Utiliza a los medios de comunicación a su servicio para ocultar o distorsionar el origen de la problemática, el contenido y verdaderos alcances de las reformas constitucionales y en quien recae la culpabilidad de la anarquía que hoy se vive en México. Tantos riesgos sociales graves y desgobiernos; tanta insensibilidad y ceguera como política oficial; y todo México casi al borde del abismo o de la represión irracional, no se recuerdan en los últimos 60 años.

Los beneficiados. Entre otros, algunos de los muchos que resultan ganadores en este escenario de confrontación y tensiones, que sembró y alimenta diariamente el gobierno de Enrique Peña Nieto, con sus reformas, encontramos a no pocos gobernadores y la mayoría de los ayuntamientos que se mueven como ciegos, que se comportan como sordos, que  “avanzan” como sentados en silla de ruedas, y que por donde se les observe, cotidianamente adoptan conductas de delincuentes confesos. Cualquier ciudadano, pendiente de los hechos y la información que generan las movilizaciones sociales de inconformidad hacia los absurdos del gobierno, se da cuenta de que el gobernador de Chiapas no está dando “el ancho y el largo”, y que los ayuntamientos del estado, se han convertido en una especie de grupos facinerosos entregados al saqueo de los recursos del pueblo. Ayuntamientos y gobernador, se encuentran muy ocupados abonando su futuro político, y olvidados de su responsabilidad social actual; violando leyes y reglamentos, cerrando los ojos ante una realidad que cada día se vuelve más complicada y explosiva, en grados inimaginables.

Ejemplo repugnante y repudiable.  Cuando los que, de alguna manera, son gobierno, debieran de estar buscando la forma de ayudar a superar los problemas que han propiciado con sus acciones u omisiones, en el contexto de “Las reformas”, nos topamos con que hay actores políticos que andan sólo en lo suyo. Este es el caso del diputado local Fernando Castellanos Cal y Mayor, que como otros de sus compañeros, ya también está dando la impresión de estar buscando a cuál “carro” subirse, o a qué burro ya treparse. No hay que olvidar que él, en su calidad de “Líder” del Congreso chiapaneco, presumió públicamente que había sido el primero del poder Legislativo Local en aprobar La reforma educativa. Es decir, él y sus compañeros contribuyeron directamente, sin consultar, a generar el problema que hoy se padece en México y Chiapas, particularmente, y hacen nada por ayudar a resolverlo. En el descaro total, hoy ya Castellanos Cal y Mayor, de manera irresponsable y con recursos públicos, cínicamente ya se promueve a todas horas para futuro presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, la capital chiapaneca, o si de última hora algo le falla, ya estará preparado para una posible diputación federal por el partido Verde Ecologista, el partido político que no es ecologista y sólo es verde por su desempeño pobre y a destiempo.

Otros madrugadores. Mientras Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Emilio Chuayfett Chemor y Luis Videgaray, sudan frío ante todo el malestar social que en poco tiempo cosechan, aquí en Chiapas, cada quien se ocupa de lo suyo, de su futuro personal. El gobernador Manuel Velasco Coello, como en campaña política, aprovecha lo que se atraviesa para abrazar a niños y ancianos, y al mismo tiempo, utiliza los desastres naturales y el desastre nacional provocado por las “reformas”, para acercarse más a Peña Nieto y su círculo más próximo; buscando cómo agradar, sin descuidar invertir y comprometerse con los poderes fácticos. Esos poderes que ayudan a esconder irresponsabilidades, ineptitudes, fracasos o corrupciones. ¿Ejemplo?, cuando todos padecían o se ocupaban en atender los desastres, él, insensiblemente asomó, de la mano de su querida “Anahí”, apadrinando el inicio de una telenovela en Chiapas.

Hipócritas y sinvergüenzas. Ninguna novedad, así se dejaron ver los principales asistentes de la política nacional y local, que se juntaron en la ciudad de Comitán de Domínguez, con motivo de la conmemoración de los 100 años del asesinato de Belisario Domínguez Palencia. Todos coincidieron en que “hay que seguir el ejemplo de Don Belisario, como si el prócer chiapaneco hubiera sido ladrón, traidor a la patria, convenenciero o vividor de la política, como ellos sí lo son. Para redondear todo, los mercenarios de la comunicación también aparecieron y no desaprovecharon la ocasión para hacerse ver, sentir y solicitar apoyos adicionales a cambio de ocultar, callar, castrar o desinformar. Eso sí, agarrándose de los pantalones de Don Belisario Domínguez Palencia. Otra vez, “tiempo de canallas”.

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