Desestabilización oficial. Si el objetivo
fundamental del gobierno que encabeza Enrique
Peña Nieto, era desestabilizar, como nunca, a la República Mexicana, ya se
le puede reconocer que en muy poco tiempo lo ha logrado. Bloqueos carreteros, “tomas” de casetas en carreteras de
cuota, bloqueos de aeropuertos, “tomas”
de edificios de los poderes Ejecutivo Federal y locales, “tomas” de instalaciones de medios de comunicación, “tomas” de las sedes de las cámaras de
senadores y diputados, “tomas” de
instalaciones de poderes legislativos en diversos estados del país, marchas y
plantones por todos lados. Seguramente, ninguno de los asesores de Enrique Peña Nieto se imaginó el tamaño
y las particularidades que iban alcanzar las manifestaciones de inconformidad
social, provocadas con sus “Reformas”, educativa, hacendaria y energética. Por
un lado, ya está dando la impresión de que el gobierno federal no encuentra la
forma de salirse del conflicto que engendró y por el otro, las organizaciones
sociales involucradas, parece ser, no saben ya qué más hacer para ser
escuchados por quien tiene la obligación de hacerlo. La peligrosa coyuntura
sociopolítica que hoy se vive, no hay que olvidar, es por culpa de la insensibilidad
y sordera de las autoridades.
Desprestigiar, desgastar y
desinflar.
Otra vez, el gobierno de México ha escogido esta estrategia para abordar e
intentar hacer abortar una compleja situación que él mismo creó. Le da largas a
todo lo que está a su alcance, buscando cansar o desanimar a quienes,
irresponsablemente, trata como enemigos y no lo son. Utiliza a los medios de
comunicación a su servicio para ocultar o distorsionar el origen de la
problemática, el contenido y verdaderos alcances de las reformas
constitucionales y en quien recae la culpabilidad de la anarquía que hoy se
vive en México. Tantos riesgos sociales graves y desgobiernos; tanta
insensibilidad y ceguera como política oficial; y todo México casi al borde del
abismo o de la represión irracional, no se recuerdan en los últimos 60 años.
Los beneficiados. Entre otros, algunos de
los muchos que resultan ganadores en este escenario de confrontación y
tensiones, que sembró y alimenta diariamente el gobierno de Enrique Peña Nieto, con sus reformas,
encontramos a no pocos gobernadores y la mayoría de los ayuntamientos que se
mueven como ciegos, que se comportan como sordos, que “avanzan” como sentados en silla de ruedas, y que por donde se les
observe, cotidianamente adoptan conductas de delincuentes confesos. Cualquier
ciudadano, pendiente de los hechos y la información que generan las
movilizaciones sociales de inconformidad hacia los absurdos del gobierno, se da
cuenta de que el gobernador de Chiapas no está dando “el ancho y el largo”, y que los ayuntamientos del estado, se han
convertido en una especie de grupos facinerosos entregados al saqueo de los
recursos del pueblo. Ayuntamientos y gobernador, se encuentran muy ocupados
abonando su futuro político, y olvidados de su responsabilidad social actual;
violando leyes y reglamentos, cerrando los ojos ante una realidad que cada día
se vuelve más complicada y explosiva, en grados inimaginables.
Ejemplo repugnante y repudiable.
Cuando los que, de alguna manera, son
gobierno, debieran de estar buscando la forma de ayudar a superar los problemas
que han propiciado con sus acciones u omisiones, en el contexto de “Las
reformas”, nos topamos con que hay actores políticos que andan sólo en lo suyo.
Este es el caso del diputado local Fernando
Castellanos Cal y Mayor, que como
otros de sus compañeros, ya también está dando la impresión de estar buscando a
cuál “carro” subirse, o a qué burro ya treparse. No hay que olvidar
que él, en su calidad de “Líder” del
Congreso chiapaneco, presumió públicamente que había sido el primero del poder
Legislativo Local en aprobar La reforma
educativa. Es decir, él y sus compañeros contribuyeron directamente, sin
consultar, a generar el problema que hoy se padece en México y Chiapas,
particularmente, y hacen nada por ayudar a resolverlo. En el descaro total, hoy
ya Castellanos Cal y Mayor, de
manera irresponsable y con recursos públicos, cínicamente ya se promueve a
todas horas para futuro presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, la capital
chiapaneca, o si de última hora algo le falla, ya estará preparado para una
posible diputación federal por el partido Verde
Ecologista, el partido político que no es ecologista y sólo es verde por su
desempeño pobre y a destiempo.
Otros madrugadores. Mientras Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Emilio Chuayfett
Chemor y Luis Videgaray, sudan frío ante todo el malestar social que en
poco tiempo cosechan, aquí en Chiapas, cada quien se ocupa de lo suyo, de su
futuro personal. El gobernador Manuel
Velasco Coello, como en campaña política, aprovecha lo que se atraviesa
para abrazar a niños y ancianos, y al mismo tiempo, utiliza los desastres
naturales y el desastre nacional provocado por las “reformas”, para acercarse más a Peña Nieto y su círculo más próximo; buscando cómo agradar, sin
descuidar invertir y comprometerse con los poderes fácticos. Esos poderes que
ayudan a esconder irresponsabilidades, ineptitudes, fracasos o corrupciones.
¿Ejemplo?, cuando todos padecían o se ocupaban en atender los desastres, él,
insensiblemente asomó, de la mano de su querida “Anahí”, apadrinando el inicio de una telenovela en Chiapas.
Hipócritas y sinvergüenzas. Ninguna novedad, así se
dejaron ver los principales asistentes de la política nacional y local, que se
juntaron en la ciudad de Comitán de Domínguez, con motivo de la conmemoración
de los 100 años del asesinato de Belisario
Domínguez Palencia. Todos coincidieron en que “hay que seguir el ejemplo de Don
Belisario”, como si el prócer chiapaneco hubiera sido ladrón, traidor a
la patria, convenenciero o vividor de la política, como ellos sí lo son. Para
redondear todo, los mercenarios de la
comunicación también aparecieron y no desaprovecharon la ocasión para
hacerse ver, sentir y solicitar apoyos adicionales a cambio de ocultar, callar,
castrar o desinformar. Eso sí, agarrándose de los pantalones de Don Belisario Domínguez Palencia. Otra
vez, “tiempo de canallas”.
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