MAYOR
ORGANIZACIÓN, DISCIPLINA Y DESARROLLO; más mujeres y hombres jóvenes, muestra cada vez que aparece el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional. Varios miles de los que marcharon en
silencio el 8 de octubre en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, en
apoyo a los familiares de los desaparecidos y asesinados por las autoridades en Iguala, Guerrero, eran niños o aún no nacían,
cuando el EZLN apareció públicamente
en Chiapas, en el año de 1994. Todos los miles de jóvenes del EZLN, a los que
ahora se les vio en la manifestación el 8 de octubre, indudablemente, tienen un
enorme significado, esperanzas, para el movimiento
social zapatista; son quienes garantizan mayor claridad, determinación,
bríos, fuerza y pureza en la sangre y accionar del movimiento insurgente. Ya no son aquellas y aquellos a quienes se
les convenció de las bondades y buen futuro del trabajo zapatista; no, ellas y ellos ya nacieron zapatistas, rebeldes y en el
trabajo diario de la resistencia y rebeldía. Nacieron siendo insurgentes y
eso, en principio, ya promete bastante al movimiento social que día a día
convoca y convence de que, ya no existe otra manera para superar las
condiciones sociales de injusticia y explotación en todo el territorio
mexicano, más que sacudiendo y echando para siempre lo podrido e injusto, eso
que por décadas o siglos le ha negado condiciones de bienestar social,
verdaderamente humanas, a la mayoría de la sociedad mexicana. Todas esas
condiciones objetivas y subjetivas que solamente traen y atraen desigualdades,
pobrezas, enfermedades, violencia, sufrimientos, llantos y miserias en todos
los órdenes de la vida, en una sociedad enferma y en etapa terminal.
NADIE
SE LO ESPERABA. Ni los malos gobiernos, ni las
organizaciones en lucha contra las autoridades, se imaginaron siquiera que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional reaccionaría
tan rápido y en la dimensión con que respondió. Ese sólo hecho ya dice mucho
sobre su madurez, organización y capacidad de reacción. No fue poco y se dio en
el momento oportuno. Constituyó una respuesta llena de mensajes claros,
resuelta, contundente, precisa, enérgica, elegante y, por momentos, hasta
preciosa. El orden, la organización, la
disciplina, el paso firme, la mirada en alerta, las manos puestas, el cuerpo
dispuesto, el silencio que impone, el andar cuidadoso y hasta el colorido en
mucho de su indumentaria, no son comportamientos fáciles, ni lo logra
cualquiera; nacen del maltrato de siempre, de la convicción, la enseñanza, el
buen aprendizaje, la humildad y el llegar puesto para todo, inclusive a perder
la vida, lo único suyo en los zapatistas. Lo más probable era que muchos
hubieren pensado que el EZLN permanecería callado, sin reaccionar, inmóvil,
como un cómplice más, como se comportan los ciegos o los cobardes. Sorpresa y
susto se llevaron muchos y muchas. Esto sí es “MOVER A CHIAPAS Y A MÉXICO”, no las payasadas esas que organizan y
encabezan las autoridades vestidas en color morado.
LA
REACCIÓN OFICIAL. Como ha sido una costumbre en las
autoridades, éstas respondieron instruyendo a los medios de comunicación a su
servicio, para que no mencionaran sobre la llegada de miles de zapatistas. Esa
noche, fue bien claro el comportamiento de los principales medios de
comunicación electrónicos de este país, nadie mencionó algo sobre la marcha del
Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, en apoyo a
los estudiantes desaparecidos y asesinados de AYOTZINAPA. Ningún medio de
comunicación dijo que el otro Ejército, el
que le declaró la guerra al gobierno federal y a sus instituciones desde hace
20 años, había llegado desarmado y en
silencio, para hacer suyos la
indignación, el dolor y la rabia de
los familiares, amigos y compañeros de los desaparecidos
y asesinados por un mal gobierno. La respuesta oficial fue la de siempre,
la del irresponsable social: intentar achicar, ignorar, minimizar la presencia insurgente en la ciudad, como si de esa manera se pretendiera y
pudiera desaparecer, por decreto, a las miles de mujeres y hombres zapatistas.
Aquellas y aquellos a quienes entre más se les ignora, más se multiplican;
aquellas y aquellos a quienes entre más se intenta arrinconar, más presentes
están en la realidad nacional y mayor solidaridad reciben de la comunidad
internacional.
EL
CRIMEN DE LESA HUMANIDAD cometido contra los 43
estudiantes de AYOTZINAPA, en el estado de Guerrero, en México, vino a
demostrar que es ya muy poco lo que se necesita para que en este país se unan,
en las condiciones que urgen, todas las pobrezas, todas las inconformidades,
todos los rencores, todas las decepciones, todos los hastíos, todos los
rechazos y todos los reclamos a tanta injusticia social. Una unión que debe
surgir bien coordinada y conducida, sana, para que pueda llevar pronto y
correctamente, a dar buena forma a un nuevo
país. Tal vez no lleve días, ni meses, ni pocos años, pero ya iniciará como
se debe, es una urgencia nacional desde hace mucho tiempo. Un nuevo país donde el bienestar social justo y que iguale, sea una
realidad para todos aquellos y aquellas que desde hace décadas o un siglo, en
México nacen y mueren pobres. Un nuevo
país donde la educación, la ciencia, los recursos naturales, las
capacidades humanas, la investigación y todos los recursos al alcance de la
sociedad y el gobierno, sean útiles para construir felicidad, armonía, para dar
buenas satisfacciones, para desterrar del suelo mexicano todo aquello que hoy
solamente produce miserias y sufrimientos humanos.
Quién
sabe si a las autoridades les sirva para algo bueno
las recientes manifestaciones sociales en su contra; quién sabe si las haga entender que fue su comportamiento
irresponsable y criminal, de asesinos, el que ha llevado a que la sociedad se
convulsione y exprese, fuerte y organizadamente, como nunca o muy pocas veces,
por todo el territorio nacional; quién
sabe si las haga razonar desde una óptica social o puramente militar, quién sabe. Pero lo que sí ya es una
realidad mexicana, es que la sangre y el
sufrimiento que produjeron EL CRIMEN DE LESA HUMANIDAD contra los 43
estudiantes de AYOTZINAPA, en el estado de Guerrero, no será en vano y ya se
observan sus primeros frutos : ya acercó, hizo identificar y unió
comprometidamente, a los inconformes de las áreas rurales y urbanas; a los
atropellados del campo y las ciudades; a los olvidados de los grandes centros
de población, con los despreciados de los poblados más pequeños; a académicos e
investigadores destacados, con hombres y mujeres que no saben leer ni escribir;
a los que siempre han luchado por una
sociedad y gobierno, responsable y
justo, con los que jamás se habían decidido por hacerse ver y escuchar; A
GRUPOS DE CIUDADANOS ABSOLUTAMENTE INCONFORMES, CON GRUPOS SOCIALES DECLARADAMENTE
INSURGENTES, DESDE HACE DÉCADAS. Por el bien de todos, ojalá se comprenda y
dimensione correctamente, y cada quien cumpla con su deber.
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