Desde siempre, entre Madre y Padre, más han sido los reconocimientos y aplausos a la madre: ha merecido poemas, canciones, novelas, homenajes e infinidad de inspiraciones.
Quien sabe si esto ha sido justo o injusto, pero, lo cierto es que nadie puede ser madre, si alguien no se desempeña como padre y, nadie puede presumir de ser padre, si alguien no esta dispuesta a ser madre.
Ser y cumplir como padre o madre, es complejo y complicado, no es poca la responsabilidad y se adquiere para siempre: inicia al nacer y concluye al morir, no antes ni después; y, como bien dice la canción, “inicia siempre llorando y así llorando se acaba”.
Muchos piensan que para ser padre, basta con procrear; otros, que es suficiente con satisfacer; no falta quienes se sienten buenos padres, cuando se dedican a jugar, entretener y reír; y algunos otros, a todo esto le agregan, educar y formar con el ejemplo.
No es tarea fácil ser buen padre o madre: hay que aprender y enseñar; enseñar y aprender; y, comprender y compartir el valor y los alcances del aplauso, el regaño, la risa, el llanto, los cariños y las responsabilidades.
Se antoja entonces, una sola celebración: “El Día de Las Madres y Los Padres”. Claro, difícilmente la idea sería aplaudida por los comerciantes.
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