Al final resulta saludable que los medios de comunicación y comunicadores en todos sus niveles –nacionales, estatales y municipales- emitan sus opiniones, bien sea para endulzar oídos o para estimular la reflexión, el razonamiento y la propuesta. Como sea, la acción de comunicar, mentiras o verdades, termina por estimular la participación ciudadana, aunque lentamente, en beneficio de la misma sociedad.
Quienes al informarse encuentran mentiras, por convicción o coraje, buscan la mejor manera de dejar constancia de su inconformidad; aquellos que frecuentemente buscan las verdades en los medios de comunicación, y la encuentran, se informan y va formando en ellos conciencia sobre su entorno y la necesidad de participar. Por supuesto, este ejercicio y resultados no se dan con la celeridad y puntualidad requerida, pero avanza y evoluciona, empujado por las circunstancias sociales cada vez más difíciles y lamentables, que no desaparecen porque las embadurnen con maquillajes.
Un hecho bien fresco que puede ejercitarnos y enseñarnos bastante, es sin duda el cuarto informe de gobierno del Lic. Felipe Calderón Hinojosa, presidente de México. En el fondo, el documento trata de convencer sobre que desde hace 4 años eligieron el rumbo correcto; que avanzan positivamente en beneficio de la sociedad; que aunque inmersos en una crisis económica mundial, los índices de bienestar social han mejorado; y que hay que estar tranquilos, que ellos saben hacer su trabajo y que a los mexicanos les espera un futuro sin sobresaltos y alejado de preocupaciones mayores.
Si los mensajes del cuarto informe de gobierno, los observamos a la luz de la realidad chiapaneca, nada es cierto y esas cuentas son demasiadas alegres. En Chiapas, se diga lo que se diga, los indicadores de bienestar social han empeorado, así da cuenta el Coneval; la problemática socio-económica en el campo chiapaneco, en el fondo y su forma, no presenta signos de mejoría sustantiva, al contrario, se han incrementado las injusticias sociales y los hechos preocupantes; en las ciudades son más notorios los cinturones de miseria, las pobrezas, el desempleo, la inseguridad y violencia, las insatisfacciones en los servicios públicos municipales, la anarquía en todos sus aspectos son harto visibles. En síntesis, el fracaso de todos los niveles de gobierno en Chiapas, es evidente, y la autodestrucción de las caras apariencias construidas por las autoridades, sólo es cuestión de tiempo, paciencia y que se les eche un empujón.
Si desde San Cristóbal de las Casas, Chiapas, observamos algunos detalles de los que Felipe Calderón aludió en su cuarto informe de “gobierno”, y los asociamos a lo que sucede hoy en Chiapas o el municipio coleto, podremos fácilmente ejemplificar varias cuestiones que exhiben engaños y confrontan los discursos oficiales, pan y sal de todos los días.
Dice el presidente Felipe: “más de 37 millones de mexicanos con seguro popular”, quien sabe si sumó bien, pero aquí en San Cristóbal, la “Unidad de Especialidades Médicas de Sobrepeso, Obesidad, Riesgo Cardiovascular y Diabetes”, el “Centro de Atención Primaria en Adicciones”, y el “Hospital de las Culturas” o torturas, funcionan muy por debajo de lo proyectado, con deficiencias pronunciadas, con omisiones en su planeación, sólo cuando hay sol o de plano no funcionan.
Aquí, el “seguro popular” sólo sirve, si se tiene suerte, para que le digan al paciente de qué puede morir o qué enfermedad padece, no para que profesional y oportunamente lo diagnostiquen y curen; si encuentran médicos, no tienen medicinas y cuando hay medicamentos, no hay médicos; cuando hay médicos y medicinas, éstas ya caducaron; y existen hospitales o clínicas, concluidas e inauguradas, pero sin médicos, medicinas y equipos, o con todo, pero sin energía eléctrica. De este tamaño y color es el patético sistema de salud en Chiapas y San Cristóbal, y de ello, con pelos y señales, permanentemente dan cuenta los medios de comunicación independientes, que son muy pocos.
En su cuarto informe Don Felipe alardea de “más carreteras y caminos construidos o modernizados que en cualquier otro sexenio”, pues en Chiapas, por todos lados se aprecian carreteras y caminos en malas o pésimas condiciones, ejemplos: la “autopista” las Choapas, las carreteras de la Frailesca, la Costa, y la Sierra, entre otras. Aquí en los Altos de Chiapas, ya se abandonó el proyecto “San Cristóbal-Palenque”, y en la carretera de cuota “Tuxtla-San Cristóbal”, los concesionarios sólo se dedican a ordeñarla y permanecen desobligados de su modernización y mantenimiento preventivo, que es su obligación.
En su informe, Calderón Hinojosa habla de grandes inversiones y logros en turismo: aquí, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, lo único que más se ha notado es que ha dispuesto recursos económicos federales hacia un grupo de campesinos de la comunidad “El Arcotete”, a los que hicieron ceder sus derechos por 30 años a favor de “empresarios”, y que los recursos asignados lo ejercen los hoteleros. Que los primeros y más beneficiados son los panistas de siempre, y que los campesinos, hasta hoy, sólo se les concibe como mano de obra barata o para efectos decorativos. De ese tamaño es el impacto que desde palacio nacional fanfarronea Don Felipe Calderón.
Don Felipe de Jesús también alardea de “más mexicanos con casa propia”; sí, pero para esta cuestión considera solamente a todos aquellos que pueden ser sujetos de crédito y objetos de demanda, no más ni menos, y en esto, los miles de desempleados chiapanecos o coletos, no cuentan, y por lo tanto, para nada son tomados en consideración.
En el tema educativo, Felipe de Jesús se enorgullece de todo lo realizado y Sabines Guerrero hasta contabiliza montones de aulas por hora, sin embargo, aquí en la comunidad de San Felipe Ecatepec, 7 grupos de la EST 128 reciben clases en galeras como para pollos, improvisadas como aulas que ya ocasionan problemas a la salud de los estudiantes, y que si no les resuelven, pronto podrían estar recibiendo clases afuera o dentro de las oficinas de la ONU en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Y así, el presidente de México se refiere a miles de empleos creados, a “oportunidades” para todos y a sus “esfuerzos” por un México seguro; cuestiones todas que aquí en Chiapas no se ven en las dimensiones que él las expone y menos se disfrutan en los términos que él las celebra.
Quienes al informarse encuentran mentiras, por convicción o coraje, buscan la mejor manera de dejar constancia de su inconformidad; aquellos que frecuentemente buscan las verdades en los medios de comunicación, y la encuentran, se informan y va formando en ellos conciencia sobre su entorno y la necesidad de participar. Por supuesto, este ejercicio y resultados no se dan con la celeridad y puntualidad requerida, pero avanza y evoluciona, empujado por las circunstancias sociales cada vez más difíciles y lamentables, que no desaparecen porque las embadurnen con maquillajes.
Un hecho bien fresco que puede ejercitarnos y enseñarnos bastante, es sin duda el cuarto informe de gobierno del Lic. Felipe Calderón Hinojosa, presidente de México. En el fondo, el documento trata de convencer sobre que desde hace 4 años eligieron el rumbo correcto; que avanzan positivamente en beneficio de la sociedad; que aunque inmersos en una crisis económica mundial, los índices de bienestar social han mejorado; y que hay que estar tranquilos, que ellos saben hacer su trabajo y que a los mexicanos les espera un futuro sin sobresaltos y alejado de preocupaciones mayores.
Si los mensajes del cuarto informe de gobierno, los observamos a la luz de la realidad chiapaneca, nada es cierto y esas cuentas son demasiadas alegres. En Chiapas, se diga lo que se diga, los indicadores de bienestar social han empeorado, así da cuenta el Coneval; la problemática socio-económica en el campo chiapaneco, en el fondo y su forma, no presenta signos de mejoría sustantiva, al contrario, se han incrementado las injusticias sociales y los hechos preocupantes; en las ciudades son más notorios los cinturones de miseria, las pobrezas, el desempleo, la inseguridad y violencia, las insatisfacciones en los servicios públicos municipales, la anarquía en todos sus aspectos son harto visibles. En síntesis, el fracaso de todos los niveles de gobierno en Chiapas, es evidente, y la autodestrucción de las caras apariencias construidas por las autoridades, sólo es cuestión de tiempo, paciencia y que se les eche un empujón.
Si desde San Cristóbal de las Casas, Chiapas, observamos algunos detalles de los que Felipe Calderón aludió en su cuarto informe de “gobierno”, y los asociamos a lo que sucede hoy en Chiapas o el municipio coleto, podremos fácilmente ejemplificar varias cuestiones que exhiben engaños y confrontan los discursos oficiales, pan y sal de todos los días.
Dice el presidente Felipe: “más de 37 millones de mexicanos con seguro popular”, quien sabe si sumó bien, pero aquí en San Cristóbal, la “Unidad de Especialidades Médicas de Sobrepeso, Obesidad, Riesgo Cardiovascular y Diabetes”, el “Centro de Atención Primaria en Adicciones”, y el “Hospital de las Culturas” o torturas, funcionan muy por debajo de lo proyectado, con deficiencias pronunciadas, con omisiones en su planeación, sólo cuando hay sol o de plano no funcionan.
Aquí, el “seguro popular” sólo sirve, si se tiene suerte, para que le digan al paciente de qué puede morir o qué enfermedad padece, no para que profesional y oportunamente lo diagnostiquen y curen; si encuentran médicos, no tienen medicinas y cuando hay medicamentos, no hay médicos; cuando hay médicos y medicinas, éstas ya caducaron; y existen hospitales o clínicas, concluidas e inauguradas, pero sin médicos, medicinas y equipos, o con todo, pero sin energía eléctrica. De este tamaño y color es el patético sistema de salud en Chiapas y San Cristóbal, y de ello, con pelos y señales, permanentemente dan cuenta los medios de comunicación independientes, que son muy pocos.
En su cuarto informe Don Felipe alardea de “más carreteras y caminos construidos o modernizados que en cualquier otro sexenio”, pues en Chiapas, por todos lados se aprecian carreteras y caminos en malas o pésimas condiciones, ejemplos: la “autopista” las Choapas, las carreteras de la Frailesca, la Costa, y la Sierra, entre otras. Aquí en los Altos de Chiapas, ya se abandonó el proyecto “San Cristóbal-Palenque”, y en la carretera de cuota “Tuxtla-San Cristóbal”, los concesionarios sólo se dedican a ordeñarla y permanecen desobligados de su modernización y mantenimiento preventivo, que es su obligación.
En su informe, Calderón Hinojosa habla de grandes inversiones y logros en turismo: aquí, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, lo único que más se ha notado es que ha dispuesto recursos económicos federales hacia un grupo de campesinos de la comunidad “El Arcotete”, a los que hicieron ceder sus derechos por 30 años a favor de “empresarios”, y que los recursos asignados lo ejercen los hoteleros. Que los primeros y más beneficiados son los panistas de siempre, y que los campesinos, hasta hoy, sólo se les concibe como mano de obra barata o para efectos decorativos. De ese tamaño es el impacto que desde palacio nacional fanfarronea Don Felipe Calderón.
Don Felipe de Jesús también alardea de “más mexicanos con casa propia”; sí, pero para esta cuestión considera solamente a todos aquellos que pueden ser sujetos de crédito y objetos de demanda, no más ni menos, y en esto, los miles de desempleados chiapanecos o coletos, no cuentan, y por lo tanto, para nada son tomados en consideración.
En el tema educativo, Felipe de Jesús se enorgullece de todo lo realizado y Sabines Guerrero hasta contabiliza montones de aulas por hora, sin embargo, aquí en la comunidad de San Felipe Ecatepec, 7 grupos de la EST 128 reciben clases en galeras como para pollos, improvisadas como aulas que ya ocasionan problemas a la salud de los estudiantes, y que si no les resuelven, pronto podrían estar recibiendo clases afuera o dentro de las oficinas de la ONU en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Y así, el presidente de México se refiere a miles de empleos creados, a “oportunidades” para todos y a sus “esfuerzos” por un México seguro; cuestiones todas que aquí en Chiapas no se ven en las dimensiones que él las expone y menos se disfrutan en los términos que él las celebra.
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