Piensa, Prensa y Pega.

1 de febrero de 2012

Reflexiones y Precisiones

Mientras los ciudadanos mexicanos se encuentran entretenidos, viendo o escuchando los movimientos y sonidos que muestran y emiten los partidos políticos, casi nadie se da tiempo para recordar, contabilizar y reclamar los ofrecimientos de campaña del presidente Felipe Caderón, confrontándolos con sus desastrosos resultados obtenidos por él y su equipo de trabajo.

Mientras a los chiapanecos los distraen con las fintas y “jugadas de pared”, que para la política arman y desarman desde el Palacio de Gobierno del estado, nadie o muy pocos, recuerdan las ofertas económicas y políticas, de impacto social, que el gobernador Sabines Guerrero propagó por toda la geografía chiapaneca durante su campaña política, y que, a unos meses de dejar el poder, en lo sustantivo y verdaderamente trascendente, no frivolidades, nada logró. Ningún esfuerzo gubernamental, hasta hoy, ha sido capaz de rebasar los límites del fracaso o de las farsas.

Mientras los habitantes del municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, viven ocupados y distraídos, viendo y padeciendo la pésima prestación de los servicios públicos municipales, la división y confrontaciones constantes entre los miembros del Ayuntamiento y la desorganización administrativa que existe y exhibe el “gobierno” perredista y panista de Victoria Cecilia Flores Pérez, también, casi nadie se preocupa por hacerle un recuento a lo que prometió en su campaña proselitista, lo importante, que no ha cumplido y que ya se puede adelantar, jamás podrá lograrlo. Al contrario, todo indica que los asuntos de “gobierno y administración” empeorarán, y que al final de este “gobierno” municipal, tendrá las características completas, muy bien logradas, de un perfecto desastre en lo administrativo y lo político.

El proceso electoral ya iniciado en el país, todo el ruido, ayudará enormemente a los gobiernos durante el tiempo que les queda para concluir, porque distraerá excesivamente a favor de los malos gobiernos; hará que se noten bastante menos sus abusos, derrotas, incongruencias, ineptitudes, corrupciones y visibles impunidades. Los ciudadanos, antes que analizar y medir los ofrecimientos y resultados alcanzados en los ámbitos federal, estatal y municipal, por ingenuidad, apatía, hastío, convicción o conveniencia, permanecerán distraídos con la algarabía política o involucrados, algunos, discreta o abiertamente, en los forcejeos para “negociar” o arrebatar algún espacio que les dé margen de maniobra en alguna parcela de poder que les permita usufructuar con buenos o regulares dividendos, en la política o la economía, y si se puede, en ambos campos y al mismo tiempo.

En el estado de Chiapas, hoy, principalmente, se pueden distinguir dos tipos de actores: Por un lado, la clase política estatal, regional y municipal, que siempre ha vivido y se ha reproducido a la sombra del poder político y los recursos públicos; por el otro, las mayorías, de las áreas rurales y urbanas, que bien pueden contabilizarse en millones, que con apatía y ejemplos frescos e ilustrativos, afirman que quienes sean los gobernantes (a nivel federal, estatal o municipal), están convencidos de que las prácticas de gobierno serán iguales y, los resultados, los mismos. Unos van y le entran con todo a la politiquería de nuestros días, porque viven convencidos del poder y los negocios que les posibilita, y las mayorías cada vez participan menos, principalmente, porque tienen experiencias sobradas en el sentido de que, el que sea el partido político y la persona, las acciones y sus frutos, serán idénticos, cuando no peores.

¿Quién no recuerda las promesas, en tono meloso, del gobernador Juan José Sabines Guerrero? A los chiapanecos les ofreció desarrollo social, justicia, democracia, seguridad, empleos y, sobre todo, responsabilidad en los manejos de la cuestión pública, del presente y futuro del pueblo de Chiapas. A más de 5 años de “gobierno” sabinista, hoy solamente los medios de comunicación, escritos y electrónicos, al servicio del gobernador, sólo ellos, hablan de un Chiapas próspero, tranquilo y prometedor; sólo ellos, por encargo y previo pago, afirman que el “señor gobernador” ha cumplido. Abundan las evidencias para afirmar que el campo chiapaneco está más abandonado que nunca, lo único que más produce son, pobres y lástima; y en las ciudades, además de las pobrezas y lástimas que se observan y escuchan, ninguna escapa a las corrupciones institucionalizadas, irresponsabilidades oficiales, pésimos servicios públicos, inseguridades, desempleo y anarquía en su crecimiento y desarrollo urbano, principalmente.

En el municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, la presidenta municipal, Victoria Cecilia Flores Pérez, en su campaña política ofertó no poco, a la mayoría convenció ofreciéndole “El Cambio”. A 14 meses de ejercicio “político y administrativo”, sobran argumentos, visibles y ocultos, para afirmar categóricamente que nada ha cambiado favorablemente, salvo lo único notorio, el color del partido político que “gobierna”. Continúan los idénticos comportamientos administrativos, las semejantes actitudes para “gobernar”, y bien ejemplificado, formal y públicamente, el mismo divorcio entre sociedad y gobierno; igual simulación, parecido cinismo y los mismos desprecios hacia los ciudadanos. Aunque cotidianamente inviertan todo tipo de recursos para “promocionarse y venderse” políticamente como honestos, responsables y democráticos. A 14 meses de gobierno perredista-panista en San Cristóbal de Las Casas, todo resultó igual o peor, la única diferencia es que, ahora el mal gobierno municipal tiene aroma de mujer.

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