Piensa, Prensa y Pega.

15 de febrero de 2012

Reflexiones y Precisiones

Las izquierdas” en Chiapas, son algo muy parecido a un gran “contenedor” de residuos sólidos, que se ocupa para juntar la basura social y que permite separarla en “orgánica e inorgánica”, desechable y reciclable. “Las izquierdas” en Chiapas, son un enorme “contenedor” utilizado para almacenar, controlar, proteger, conservar y manipular, desechos sociales. Si revisamos los antecedentes y trayectoria de quienes dan cuerpo y alma a “Las izquierdas” chiapanecas, son eso y un poco más, y al referirse a ellos (as) en estos términos, se les está tratando con propiedad y respeto, no merecen más y no les toca menos.

Resulta innegable que la música más ruidosa escuchada en las últimas semanas, es la que viene amenizando el grupo autodenominado “Las izquierdas”, cuyos progenitores biológicos radican en la ciudad de México y el padre adoptivo, temporal, “gobierna” Chiapas. Por varias semanas, “Las izquierdas”, padres, hijos e hijastros, de aquí y allá, aparentan que se entienden, fingen rompimientos, se ponen berrinchudos, simulan reconciliaciones, protagonizan arrebatos y por momentos parecen medir fuerzas. Este desempeño, que puede causar desestabilizaciones mayores, es la forma de comunicación que ellos han escogido para ponerse de acuerdo en su lucha por el reparto del poder en Chiapas, es decir, la definición e integración de ayuntamientos, diputaciones locales, diputaciones federales, senadurías y la gubernatura.

Por las evidencias, no de ahora, se puede asegurar que los padres y madres originales de “Las izquierdas” chiapanecas, viven y ordenan desde la ciudad de México, y sus hijos, de iguales vicios y mañas, se ocupan directamente aquí, de operar todos los negocios y arreglos locales que hacen posible la pertenencia a ese grupo selecto de mafias –los partidos políticos-, esos que hoy ponen, quitan y disponen, en todo y a su antojo, en su respectiva parcela de poder político y económico, sin escuchar y considerar a las mayorías que habitan en las áreas urbanas y rurales de esta entidad federativa.

Las izquierdas” de aquí y allá, se provocan, confrontan y terminan entendiéndose, no para ocuparse de la solución a las necesidades impostergables de los chiapanecos, no; lo hacen para repartirse todo aquello que pueda significar dinero, poder y ganancias, únicamente eso, y nada relacionado con la justicia social y el bienestar verdadero, no frivolidades sexenales. Esa justicia, en todo y sin límites, que el Movimiento Insurgente Zapatista, a gritos, exigió en el año de 1994, que se escuchó en todo el mundo y que a 18 años todavía los gobiernos no lo han dimensionado y entendido, haciendo alarde de una sordera institucional, crónica, cuyas consecuencias algún día, nosotros o nuestros descendientes, habrán de pagar y padecer.

Las izquierdas” en Chiapas, ¿cómo entenderlas y aceptarlas como “Las izquierdas”, si cuando les corresponde presidir gobiernos estatales o municipales, terminan por no diferenciarse en nada a las autoridades que ellos mismos califican de “La derecha”? “Las izquierdas”, ¿cómo “Las izquierdas”, si su historia y hechos comprueban que se conducen igual que “Las derechas”?: las mueven los mismos intereses; las motivan las mismas ambiciones; las extravían las mismas perversiones, y se alimentan y reproducen con prácticas semejantes. Abusan en el manejo de los recursos económicos, se aprovechan vorazmente de los bienes materiales, manipulan los recursos humanos a su alcance, y solamente para embellecerse y aromatizar su quehacer público y privado, organizan figuras asociativas para simular participación ciudadana y democracia en las decisiones y acciones de gobierno.
Quienes ahora presumen formar parte de “Las izquierdas” en Chiapas, debería darles pena y vergüenza; pena, por sus orígenes y trayectoria política, y vergüenza, porque teniendo la oportunidad de conducirse de pie y arropados, prefieren hacerlo hincados y desnudos. Eso de “Las izquierdas” en Chiapas, por su práctica, no representa ningún esfuerzo digno por ocuparse de los grandes problemas -envejecidos y nuevos- de los chiapanecos. “Las izquierdas” son sólo una forma organizativa más para disputar poderes, para traficar con influencias, para hacerse poderosos, para utilizar –cuando pueden- a las mayorías y entrar en arreglos con las minorías pudientes, para lo de siempre: complicidades, abusos y atropellos sociales.

Hoy, como siempre, “Las izquierdas” tienen padre y patrón en Chiapas, como sucede en cualquier otra entidad del país, es el gobernador; a él se deben, con él cobran, a él le sirven y sólo viven ocupados por aliviarle sus ansiedades del presente y las angustias que ya sufre por su futuro, nada más y nada menos. “Las izquierdas” en Chiapas, por sus acciones y resultados, por lo que demuestran desde hace mucho y con mayor claridad en las últimas semanas, no representan nada serio que tenga que ver con democracia, libertades plenas y justicia social. Son “institutos políticos” huecos, bofos y sin la base social que les de contenido, forma y el dinamismo necesario para ver y proteger los intereses sociales, el bien común, lo de todos, lo olvidado.

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