Piensa, Prensa y Pega.

29 de febrero de 2012

Reflexiones y Precisiones


Algo sobre el Partido Verde “Ecologista” en Chiapas y en el municipio de San Cristóbal de Las Casas.
Se trata de una franquicia política verde, muy verde, llena de farsas, fintas, apariencias, manipulaciones y con nada de acciones sustantivas como para llamarse y llamarle ecologista. Una organización política oportunista, dedicada al comercio en la política, muy diferente, cuando no totalmente opuesta, al trabajo de aquellas asociaciones políticas ecologistas, que en el mundo se denominan de la misma manera. En México, Chiapas y San Cristóbal de Las Casas, el Partido Verde “Ecologista” primero anda a la caza de posibles negocios en la politiquería y nunca en el diseño e instrumentación de programas, proyectos y acciones de, cuando menos, mediano impacto social. Su trabajo ni siquiera da para calificarlos como ecologistas románticos o desvelados.


Si nos remitimos a los orígenes del Partido Verde “Ecologista” en México, encontramos que surgió en la década de los 90’s, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Se identifica como uno de sus promotores y parteros, tal vez el principal, a Manuel Camacho Solís, el Gurú político de Salinas en aquellos tiempos. Y desde su nacimiento, el Partido Verde “Ecologista”, en su quehacer, se le encuentra más en los movimientos y ruidos de la politiquería mexicana, antes que en las preocupaciones, definición y atenciones, a los graves y grandes problemas relacionados con la cuestión ecológica. Desde luego, esto no quiere decir que no hagan “ecología” de saliva, que no se les escuche hablar, discernir y proponer sobre el tema, no, pero siempre en función de alguna ganancia política, sólo como material discursivo y soporte para estar y permanecer en la escena de la política nacional, en los estados y en los municipios. No para atender, seriamente, el concepto tan descuidado y olvidado, ecología y sociedad. La irracionalidad de la destrucción del planeta tierra por quienes la habitamos, la ruina de ellos mismos.


Hace poco más de una década, el Partido Verde “Ecologista” inició sus trastabilleos y charlatanerías en Chiapas, y a quien “el centro” le entregó la licencia para usufructuarla, casualmente, fue a Manuel Velasco Coello, el sobrino de Manuel Camacho Solís. Hasta hoy, en Chiapas, al Partido Verde “Ecologista” y particularmente a Velasco Coello, no se le conoce ningún trabajo y conclusiones importantes relacionadas con el ahora y el mañana de la ecología chiapaneca. En una década, solamente, mucho se ha sabido de la incontinencia verbal que a Velasco Coello lo caracteriza, además de la docilidad que tiene para acomodarse a cualquier actor importante de la política nacional y local, del color que se trate. Con oportunidad y mansedumbre, lo mismo se entrega y obtiene ganancias en el ámbito nacional que sabe someterse y hacer negocios políticos, en Chiapas, con el gobernador en turno. La historia chiapaneca reciente demuestra que supo manejarle el ego a Pablo Salazar –basta con revisar la prensa escrita de esos tiempos-, y de igual forma lo ha hecho con Juan Sabines, tanto que hasta podría cosecharle la gubernatura.


El Partido Verde “Ecologista” en Chiapas, al igual que en el país, por sus hechos y frutos, se puede afirmar que es un negocio familiar más, del cual Manuel Velasco Coello, parientes y amigos, sólo ellos, han sido por más de una década, los únicos beneficiarios, en lo material, político y económico. Si se buscan y revisan posibles programas, proyectos y acciones, de mediano y alto impactos, en proceso o concluidos, en cada una de las regiones económicas de Chiapas y sus municipios, encontramos que no existe un solo ejemplo atribuible a alguna iniciativa o acompañamiento del Partido Verde “Ecologista”. Eso sí, en casi todos los municipios chiapanecos, nos topamos con anuncios en cualquier superficie o en “espectaculares”, con el rostro y alguna frase abaratada por Velasco Coello, que él mismo ordena colocar y que son sufragados con recursos públicos desde hace no menos de 5 años y de manera constante. Que aunque contravenga, burda y abusivamente, leyes electorales, normas municipales, leyes ambientales y enunciados de protección civil, por compromisos o para agradarle, ninguna autoridad se atreve a reconvenirlo y mucho menos a someterlo.


A principios de la administración del gobernador Juan José Sabines Guerrero, al partido propiedad del “Güero” Velasco, el Verde “Ecologista”, se le identificaba y se movía, solamente, como uno más de los “Institutos Políticos Menudencia”, de los que cualquiera puede comprar y hacer con él lo que se le antoje, cuando quiera y con las fantasías que se le ocurran. Fue en los últimos 5 años cuando el Partido Verde “Ecologista”, con el apoyo y compromiso político del ejecutivo estatal, artificialmente y con prisas, decidieron encuerdarlo e inflarlo, le imprimieron algo de color y cuidaron un poco su sabor, figurativamente hablando, aunque sólo temporalmente, para que esté en relativas buenas condiciones de “estructura, presencia y representatividad”, para ser utilizado, en la medida que se le necesite, durante la refriega electoral que protagonizarán el grupo político que, con todo, quiere llegar y Sabines Guerrero, que como todos los ex gobernadores, no resiste la tentación por eternizarse.


Aún con todo lo bonito y prometedor que hacen aparecer al Partido Verde “Ecologista”-que ha cautivado a muchos, por ignorancia, torpeza o conveniencia-, si se analiza su verdadera capacidad, presencia, trabajo y experiencia, y los alcances de sus acciones, evidentemente, en Chiapas nació contaminado, ha crecido espumoso, no tiene atributos para una carrera de velocidad y mucho menos de resistencia y se mueve mortalmente dependiente. En estas condiciones, el Partido Verde “Ecologista” chiapaneco no posee fuerza propia, de vez en cuando se les antojará utilizarlo, siempre será sumamente vulnerable y de ninguna manera representa los auténticos intereses y preocupaciones de los ciudadanos, cuida los de los gobiernos; lo parieron para ser subordinado, moverlo en “silla de ruedas”, y así como alguna vez el gobernador Sabines decidió inflarlo, para utilizarlo al igual que al resto de los partidos políticos, tarde que temprano, no faltará otro gobernante que piense diferente y ordene desinflarlo. Sólo es cuestión de tiempo, circunstancias, decisiones y transacciones en la politiquería local y nacional.

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