Piensa, Prensa y Pega.

11 de abril de 2012

Reflexiones y Precisiones


El 4 de abril por la tarde se efectuó en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, el primer acto importante de proselitismo político del candidato del PRD, PT y “Movimiento Ciudadano”, a la Presidencia de la República Mexicana. Ya antes estuvieron en Chiapas los candidatos Enrique Peña Nieto, en San Juan Chamula, y Josefina Vázquez Mota, en Tapachula. Nadie de ellos convocó a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado, y seguramente no es casual; tiene explicación y mensaje políticos. Sobre el mitin en la “Plaza Catedral” de San Cristóbal que encabezó Andrés Manuel, conviene hacer algunas anotaciones a su forma y contenido, tratar de ir más allá de las apariencias, intentar encontrar la esencia; que mueva a la reflexión, con honestidad, imparcialidad y que sea, principalmente, útil al ciudadano común y, por qué no, también a ellos.


Debe reconocerse que Andrés Manuel habla diferente a Enrique y Josefina; demuestra mayor conocimiento de la realidad mexicana, el que pone a merced de cualquier persona gracias al uso de un lenguaje claro, coloquial y seguro, no sólo para “académicos”, por igual lo entienden quienes no sabe leer ni escribir, que los “cultos” investigadores. Sabe dejar claro que él entiende cuál es la problemática económica, política y social de los mexicanos. Sin ambigüedades, identifica cuestiones torales que han deteriorado, en grados extremos, el bienestar de la sociedad mexicana, lo que hoy la tiene en una evidente emergencia nacional. Andrés le pone nombre y apellido casi a todo, casi, porque de los malos gobiernos y desastrosas administraciones públicas estatales y municipales donde “gobernó” o “gobierna” el PRD, dice nada, y con ello pisotea lo que “amorosamente” desarrolla con la cabeza, las manos y la lengua. Lástima.


López Obrador propone con claridad, puntería y hasta con buena dosis de humor. Sin embargo, lo más importante en ningún momento lo explica; por qué él y su “izquierda”, pudiendo, no han hecho lo suficiente, con oportunidad y de manera decisiva, en cuando menos 18 años, para combatir y evitar las desgracias, los atropellos oficiales, las impunidades y las corrupciones que hoy padece el pueblo de México; la descomposición social acelerada, en todos sus órdenes. ¿De qué sirve entender y explicar bonito, hablar y proponer con certeza, si el discurso no es congruente con la práctica de los gobiernos y administraciones públicas estatales, municipales y del Distrito Federal que él ha presidido, permitido o que nunca ha denunciado y mucho menos combatido, con la misma energía y coraje que denuncia y exhibe a los priistas y panistas?, ¿quién no recuerda las corrupciones que le comprobaron públicamente cuando él fue jefe de Gobierno del Distrito Federal? ¿De qué sirve hablar bonito y de manera convincente, si se presenta rodeado de muchos hombres y mujeres deshonestos, abusivos, antidemocráticos, insensibles e irresponsables sociales, igual a los que se producen y reproducen en el PAN y PRI? ¿Todo esto, de qué sirve y cuánto ayuda socialmente lo que él dice y lo que hacen los gobiernos perredistas con los cuales convive y comparte, a los que se les ha denunciado públicamente por corrupción y abuso en sus actividades oficiales?


Los recientes gobiernos estatales de Zacatecas, Michoacán y Chiapas, bastan y sobran para ejemplificar lo que esta columna plantea y cuestiona. Según las experiencias e información pública, abundantes, no existen diferencias de fondo, sustantivas, entre los gobiernos priistas, panistas y perredistas. Estos últimos, cuando llegan al poder, no en los discursos de campaña, sólo se entretienen y gastan, obsesionados, en el cultivo de apariencias “deslumbrantes”, ruidosas y encarecidas formas de cosmetología política, para simular y vender la imagen de gobiernos y administraciones de “Los ciudadanos”, construida para “El pueblo” y por “El pueblo”, pura palabrería y paja. Con poco que se les escudriñe detenidamente y analice con rigor, todo se les desmorona y diluye, se les cae el maquillaje corriente, quedando al final en lo importante, idénticas acciones y parecidos frutos a los gobiernos y administraciones que ellos critican y proponen cambiar.


En el mitin del 4 de abril, a un costado del edificio de la presidencia municipal coleta que encabeza una perredista, que aporta nada bueno para “vestir” bien a Andrés Manuel, debe admitirse que López Obrador concentró más personas que las que con todo el apoyo oficial le acostumbran acarrear al “Güero” Velasco, pero resultó pequeña y nada comparable con los contingentes que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional logró presentar el año pasado cuando la convocatoria del poeta Javier Sicilia. Las concentraciones del “Güero”, la de López Obrador y las de hace meses del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, no tienen punto de comparación, la del EZLN es la mayor y mejor, por su magnitud, organización, disciplina, notoria representatividad de “Los de Abajo” y sobre todo, por la evidente convicción con la que asisten. Además, por si hiciera falta, debe decirse que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha dejado claro en su discurso y práctica, durante 18 años, que busca cambiar al actual sistema económico, político y social, mientras los otros, demuestran con sus acciones, que únicamente pretenden parchar, remendar o teñir de otro color, al injusto sistema político de nuestros días, por supuesto, ellos incluyéndose en la cabeza y siempre, colocando bajo sus pies a los millones de mexicanos empobrecidos, producto de este modelo económico que ya sólo produce injusticias, pobres, violencia y lástima.


Aquellos que no tienen intereses personales de ninguna naturaleza y que no se pierden en inmediateces, que conocen de la trayectoria, desempeño y resultados, de los hombres y mujeres que el 4 de abril promovieron y acuerparon a López Obrador, no comprenden cómo Andrés Manuel fuetea y fustiga con razón y saña a los priistas y panistas, y en el mismo momento, frente a todos, permite que a su lado esté su candidata al gobierno del estado, María Elena Orantes López, quien todavía huele a PRI, se viste como priista, se conduce como priista y seguro nunca dejará de pensar como priista, para quien López Obrador pidió que no la dejen sola y que la ayuden. ¿Cómo entender y aceptar esta grosera contradicción entre los dichos y hechos de Andrés Manuel y cómo es que la militancia lo permite y aplaude, tan mansa y mensamente?


Lo de María Elena Orantes López, obviamente, más identificada y comprometida con el grupo político nacional priista de Manlio Fabio Beltrones, antes que con el grupo compacto de López Obrador, no es un ejemplo pequeño ni el único, igualmente asistieron para “apuntalar” y “fortalecer” al candidato, probados corruptos y vividores de la política y administración pública nacional, y actores, hombres y mujeres de la politiquería estatal y municipal, esos que ya la mayoría de ciudadanos -los que no son gobierno ni pretenden serlo-, por sus hechos y frutos, ya los tienen identificados como deshonestos, farsantes, chambistas, ineptos, oportunistas, siempre siervos y sumisos al gobernador en turno, del color que sea y con los vicios que tenga.


A diferencia de los candidatos del PRI y el PAN, López Obrador se refirió al Ejército Zapatista de Liberación Nacional; lo reconoció, se le ofreció y lo convocó a trabajar unidos. Indudablemente, esta postura oportuna para ellos, está calculada y calibrada desde una óptica política, no es sincera y pronto se verá, más obedece a los intereses de grupo que ellos promueven y defienden. Por ahora, con la sola referencia y exhorto al EZLN, López Obrador se comió a priistas y panistas, pero seguro, conociendo a los rebeldes insurgentes, no llevará a su plato a ningún zapatista verdadero, los que han sido igualmente, en los hechos, despreciados y olvidados por panistas, priistas y perredistas, de todas las medidas, aristas y aromas, de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, de la Federación y del Estado de Chiapas. Durante 18 años los ejemplos han sobrado, las provocaciones y ofensivas siempre han estado presentes, las omisiones complacientes, redituables, entre ellos, han sido una constante y las traiciones no han escaseado. 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

FELICITACIONES LICENCIADO POR ESTE SU ARTICULO DE REFLEXIONES Y PRECISIONES EN DONDE SE NOTA CLARAMENTE QUE HA USTED VENIDO DE MENOS A MAS. ESO YA ES UN CONSUELO. ÀNIMO Y HASTA LUEGO.