Piensa, Prensa y Pega.

3 de julio de 2012

Reflexiones y Precisiones


Con respeto y reconocimiento, a Ud. Don Ángel: Confieso que hace falta su presencia. Muchos necesitamos de su sombra, de su inteligencia, de sus consejos prácticos, de sus estímulos y entusiasmo, de sus regaños aterciopelados, de su ejemplo de hombre cabal, bien puesto y dispuesto y siempre comprometido socialmente. Mejórese.

Con motivo de que Mirada Sur ya cumplió tres años, y toda vez que soy parte de este noble proyecto,  otra vez debo iniciar pidiendo disculpas a los lectores porque considero necesario hablar de mi persona. Me resulta ineludible para, a unos, ahorrarles esfuerzos de los que les resultarán fracasos; a otros, adelantarles que ante el castigo, me han acostumbrado a crecer; a otros más, dejarles claro que uno es de resistencia, no de velocidad; a no pocos, invitarles a que si lo dudan, prueben; y a quienes les interese, decirles que en este oficio uno se mueve por principios y convicciones fundamentada en el interés por el bien común, no en otro fin. El miedo existe, pero para mantener alerta, el temor siempre está presente, pero no paraliza y mucho menos convence para incurrir  en actos deshonestos -abiertos o discretos-, en todas sus formas despreciables.

Hace 10 años, y debido a que la actividad que desempeñé durante una década en cuestiones de asistencia, capacitación y estudios municipales, me habrían brindado cierta experiencia en el tema, el periodista Hugo Isaac Robles Guillén me invitó y convenció para participar, originalmente, en la radio XEWM para hablar sobre temas municipales, pues consideró que mi camino recorrido podría resultar de interés colectivo, digno de ser compartido por ese medio de comunicación. Desde entonces y hasta hoy, 10 años, de Don Hugo Isaac Robles Guillén siempre he recibido puntual acompañamiento formativo, crítico y afectivo, jamás una insinuación para vender la pluma o rentar la tinta, al contrario, su claro ejemplo y observaciones a tiempo, me han resultado un inevitable acicate para ser cada día más objetivo, serio, comprometido, crítico y propositivo. Sin zalamerías, lejos de cuestiones personales, sin cobardías, consciente de los riesgos que se corren  y dispuesto a pagarlos, al precio que sea, si fuera necesario, vale la pena.

En los últimos 10 años, dedicado a aportar algo desde algún medio de comunicación, siempre invitado, empujado y con la compañía de Hugo Isaac Robles Guillén, he tenido experiencias en radio, televisión y prensa escrita; no han faltado los sabores dulces y amargos, las alegrías o tristezas, las traiciones,  las censuras burdas y las invitaciones discretas. A lo largo de una década, comprometido a contribuir con algo útil y bueno desde algún medio -un oficio para el cual no estudié-, he tratado de aprender y de no quedarme muy lejos de los que sí estudiaron periodismo y lo ejercen con honestidad; también he evitado dar motivos para que los que me aprecian se avergüencen de mi desempeño. Quiero dejar asentado e insistir que después de 10 años, dos personas han significado mucho para mí y les debo respeto, reconocimiento y gratitud: la periodista y luchadora social, Concepción Villafuerte Blanco, directora de “La Foja Coleta”, que donde esté se le aprende y se siente su acompañamiento, y el periodista Hugo Isaac Robles Guillén.

En 10 años de aficionada labor periodística, ocasionalmente, he padecido la censura. En un principio, cuando después de un año y medio de participar todos los martes en la radio XEWM, abiertamente y hasta gozoso, “El señor de las canas”, Alex, el director del noticiero, le dijo a Hugo Isaac Robles Guillén que por instrucciones del dueño, se suspendían mis comentarios por ese medio. En otra ocasión, invitado también por Don Hugo, colaboraba en un semanario donde estuve casi dos años, todo iba bien hasta que al dueño le llegaron al precio y entonces sí, mi página empezó a salir con impresión “defectuosa”, que dificultaba su lectura o distorsionaba su contenido, y  llegó al extremo de publicar en mi espacio, el tema anterior y no el que correspondía. Luego, cuando fui invitado a otro medio y empecé a notar las “travesuras” que ya bien conocía, mejor opté por irme, no sin antes dar muestras claras de que me había dado cuenta de todo, que tenía clara la situación y que yo ya resultaba “incómodo” a un familiar muy cercano, no a la cabeza, bujía y brújula de ese respetable periódico. He aprendido a reconocer las diferentes máscaras con las que se asoma la censura, ya sea a través de artimañas técnicas, editoriales, escases de espacio o incluso, a través de inimputables errores.

Hace tres años, otra vez fui invitado por Hugo Isaac Robles Guillén para incorporarme a un proyecto muy atractivo y prometedor, al que se le llamaría Mirada Sur. Recuerdo muy bien los primeros desayunos y a los participantes originales, el discurso mesurado, desbordado o silencio de alguien; el exhorto apasionado y de compromiso absoluto que en algún  caso después se convirtió casi en puro apoyo moral; el asunto aquél donde alguien quiso llegar a enseñar y distribuir tareas, que luego quedó en mucha saliva, nada de talacha y sólo presunción de talento. Tres años han transcurrido y existen evidencias sobradas para afirmar que Mirada Sur avanza en el cumplimiento de su función social, fortalece sus capacidades para garantizar su edición -mucho más allá de la inmediata-, acumula y aquilata experiencias para ofrecer mayor calidad y acompañamiento. Se esfuerza por demostrar que busca la verdad, el equilibrio bien razonado, la confiabilidad, lo oportuno, lo imparcial, lo que no hace rico económicamente, pero que sí llena de satisfacciones no materiales, las que no llenan los bolsillos pero sí el corazón, las que alimentan los buenos sentimientos, los únicos que algún día habremos de llevarnos de este mundo. A tres años en Mirada Sur, en todos los aspectos, el saldo es positivo y se debe no solamente a los nombres visibles, sino también a otr@s que prefieren o deben permanecer en el anonimato; aquell@s que apoyan decisivamente de día, de noche, de madrugada con mucho frio y hasta bajo la lluvia, para que Mirada Sur obtenga la información, se le dé forma, se edite, se distribuya, se lea y cumpla su función.

A 10 años de que el periodista Hugo Isaac Robles Guillén me invitara a esta noble actividad y a tres de que me convocara a Mirada Sur, quise traer estos recuerdos porque es saludable, de cuando en cuando, recordarse uno mismo y refrescarle a los demás el origen de uno, las vicisitudes enfrentadas y superadas, el saldo que uno contabiliza y el devenir que uno visualiza; para que uno no se extravíe y los otros no se equivoquen; que dejen de fastidiar, de intentar distraer o desgastar, que se quiten la idea estúpida de que uno busca empleo, puesto político, dinero fácil, protagonismo o negocios turbios. De nada de eso se trata; el decir y el hacer durante  10 años no dejan espacio para la duda, pero si insisten, recibirán  respuesta puntual y del calibre apropiado.

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