A
dos meses de que fue nombrado gobernador electo y a 93 días para que
tome posesión como titular del Ejecutivo Estatal en Chiapas para el
periodo 2012-2018, es preocupante que Manuel Velasco Coello todavía
no haya dado a conocer, formalmente, quiénes serán las personas que
integrarán su equipo de transición y muy probables funcionarios de
primer nivel en su gobierno. A 24 días de que el priista Francisco
Martínez Pedrero sea ungido presidente municipal constitucional de
San Cristóbal de Las Casas, es lamentable que aún no haga público
los nombres de las mujeres y los hombres que ha escogido para
intentar operar eficientemente la administración pública municipal.
En ambos casos, ya se puede hablar de cuando menos: lentitud en la
toma de decisiones; incomprensión sobre la importancia del proceso
de entrega-recepción y de los tiempos previos a los cambios de
administración; forcejeos -entre los grupos políticos municipales,
del estado y nacionales- para “consensar” los nombres que habrán
de representarlos al interior de los nuevos gobiernos; y algo más,
ya muestran prematuramente, que al igual que las autoridades
anteriores, ellos también ocultarán información al pueblo.
A
93 días de que a Manuel Velasco Coello le llamen gobernador, ya
debería de saberse con quiénes decidió trabajar para hacer
realidad todo lo que prometió en 12 años de campaña política para
la gubernatura del estado. Ya debería de conocerse en manos de quién
depositará la enorme responsabilidad de conducir la política
interior del estado; a menos de 100 días de su toma de posesión, es
lamentable que todavía se ignore a quién le confiará la solución
al desastre y abandono del campo chiapaneco, la atención responsable
y urgente al sector agropecuario, forestal y pesquero, entre otros; a
quién, Velasco Coello, le encomendará el quehacer estratégico de
la educación pública en la entidad, ¿a un recomendado, como
siempre de Elba Esther Gordillo, o a alguien que primero le obedezca
a él y a la realidad chiapaneca?
A
menos de 100 días de que Juan Sabines Guerrero entregue el poder, y
de que se conozca más la verdadera realidad sobre eso de “son
hechos, no palabras”, ya Manuel Velasco Coello, el gobernador
electo, debió de haber anunciado a quién responsabilizará de todo
lo relacionado con la obra pública, y no lo ha hecho; a quién le
confiará la atención eficaz de los servicios de salud que urgen y
merecen los chiapanecos; en manos y cabeza de quién pondrá la
planeación para el desarrollo del estado y las actividades de
gobierno y administración pública; a quién encontrará honesto,
leal y capaz para depositarle toda su confianza respecto a la
salvaguarda y manejo de los recursos públicos estatales; a quién ya
le vio madera y molde para futuro contralor o como decidan llamarle
al cargo; a quién promoverá para la Procuraduría General de
Justicia, no de injusticias. Todos estos nombres y otros más, los
del equipo de trabajo que viene con Manuel Velasco Coello, ya
deberían de conocerse y él va muy atrasado, y lo más importante,
ellos ya debieran estar interiorizándose a fondo en su futura
responsabilidad, conociendo los aspectos generales y particulares de
cada uno de los sectores de la administración pública -lo delicado
y prioritario-, con los cuales tendrán que convivir y para lo que es
urgente la concepción y el diseño responsable de los planes y
programas que garanticen afrontar exitosamente, la realidad
chiapaneca.
Todas
las interrogantes anteriores son derechos y obligaciones
constitucionales del gobernador electo Manuel Velasco Coello. En esto
debería de estar ocupado desde hace meses e informar oportunamente a
los ciudadanos, pero no, a 93 días de que asuma el cargo, sólo se
sabe, por los medios de comunicación, que pasea en Europa o que se
dedica a nadar con “Anahí” en el puerto de Acapulco y que en un
accidente pudo haber muerto. Ya debe dejarse de frivolidades, ya es
gobernador electo y no un chamaco de colegio. Se conoce nada sobre su
futuro equipo de trabajo e, igualmente, nada sobre los planes y
programas de gobierno a operar, él continúa en su politiquería. Si
es porque no ha avanzado en estas importantes decisiones y acciones,
la cuestión es grave, y si ya tiene todo decidido y lo oculta
deliberadamente, desaprovecha su esfuerzo y está iniciando muy mal.
Los chiapanecos tienen el derecho de conocer con toda oportunidad las
determinaciones y los avances que pudiera ya tener el futuro
gobernador, y él tiene la obligación de informar, sin limitaciones,
con quiénes decidió hacer equipo para cumplir lo que prometió, y
qué va hacer, sin retórica y reservas. Manuel Velasco Coello tiene
que comprender que la campaña política ya concluyó y que ya le
llegó el tiempo de cumplir lo que ofreció: hacer buen gobierno, de
resultados socialmente útiles, sin demagogia.
En
el municipio de San Cristóbal de Las Casas, el próximo presidente
municipal, Francisco Martínez Pedrero, también se viene moviendo en
la misma frecuencia que Velasco Coello, a 24 días de que tome
posesión del cargo, formalmente, todavía no se conocen los nombres
de los principales funcionarios municipales. Él nada ha dado a
conocer, aun cuando es su obligación informar a los habitantes,
sobre los nombres y perfiles profesionales de aquellas y aquellos que
habrán de asumir la responsabilidad de aprovechar las capacidades y
lidiar con las limitaciones de la municipalidad. Es responsabilidad
de Francisco Martínez, informar ya, oficialmente, por quiénes se
decidió, a quiénes le impusieron o quiénes lo sorprendieron. Es
obligación de Martínez Pedrero informar nombres, formación
profesional y experiencia de los futuros colaboradores de “primer
nivel” del Ayuntamiento 2012-2015. Debe dejar de hacerse el
olvidadizo, el loquito, el probable sordomudo o el tempranamente
conchudo.
Resultará
importante y ya adelantará mucho de lo que hay que esperar del
próximo gobierno municipal coleto, la formación profesional y la
trayectoria de cada uno de sus futuros colaboradores. ¿Qué sucederá
si se nombra como director de Obras Públicas a alguien plenamente
identificado con las empresas constructoras de siempre, la de los
cochupos y obras de mala calidad?; ¿qué pasará si en la
Tesorería Municipal se coloca a alguien que sólo entiende,
fríamente, de ingresos, egresos y de servirle al patrón, como si
fuera una empresa privada y no administración de recursos públicos?;
¿qué se espera si en la Dirección de Policía se nombra a un
conocido prepotente, antipático y buen conocedor de los jugosos
negocios con la delincuencia organizada y desorganizada?; ¿qué les
espera a los ciudadanos coletos y avecindados, si en el cargo de
Secretario del Ayuntamiento, el que debe ser el “pararrayos” del
gobierno municipal, se nombra a una persona arrogante, cizañosa,
tenebrosa y de negocios?; ¿qué clase de servicios públicos
municipales están por llegar, si en ese espacio tan delicado -la
parte visible del gobierno municipal- se nombra a un párvulo que
necesitará de la sombra de su progenitor para tomar decisiones y
caminar diariamente?; ¿cómo se despacharán, con “cuchara y
tenedores grandes”, los insensibles y voraces fraccionadores, si en
la Dirección de Planeación y Desarrollo Urbano, se nombra a un hijo
de papi, experto en perversidad y asuntos tenebrosos? Falta poco para
conocer oficialmente a los próximos funcionarios coletos. En no más
de 3 semanas, se conocerá cómo quedó distribuido el botín
municipal. En cuestión de días, se sabrá de familiares incómodos,
corruptos probados, ineptos disfrazados, serviles graciosos y
acompañantes chistosos.
PARA
LO QUE PUEDA SER ÚTIL, ES NECESARIO DEJAR CONSTANCIA ESCRITA Y
PÚBLICA: Este primero de septiembre estuvo en San Cristóbal de
Las Casas, el señor Fernando Coello Pedrero, abuelo del gobernador
electo Manuel Velasco Coello, para entrevistarse, previa cita
precedida de movimiento extraños, con la periodista Concepción
Villafuerte Blanco y Francisco Ruiz Zuart. El señor Coello Pedrero
platicó lo que era de su interés: dar a conocer su origen,
filiación política, inquietudes, trayectoria y proyectos que él
trae a Chiapas. Igualmente, preguntó lo que él necesitaba saber de
sus oyentes. El señor Coello Pedrero expuso lo que traía previsto y
sus interlocutores no fueron ambiguos: los puntos sobre las íes y
nada entre líneas. La comunicación quedó abierta.
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