Piensa, Prensa y Pega.

12 de septiembre de 2012

Reflexiones y Precisiones

Unas de las cuestiones que más han llamado la atención en los últimos días, y que pueden impactar en la vida de los mexicanos, es, a nivel nacional, la reforma laboral que como penalti sin portero, como “tiro de gracia”, pretende de última hora, “el Presidente del Empleo” Felipe Calderón Hinojosa; y, a nivel estatal, la solicitud de autorización que, para mayor endeudamiento, presentó el gobernador Juan José Sabines Guerrero al poder legislativo chiapaneco. Aquí en la entidad, con sentido reflexivo, crítico y crudo, de ambos hechos, los medios de comunicación al servicio de los gobernantes ya por irse, han dicho nada o apenas si los han mencionado como un asunto cualquiera. La mayoría de los actores adoptan este comportamiento porque es lo que hoy más les reditúa política o económicamente; y no faltan aquellos y aquellas que todo lo comprenden y que podrían aportar mucho para alertar y dar luz a los ciudadanos. Sin embargo, hoy no lo hacen, ya sea por convenencieros o cobardes. Son esos “académicos”, comunicadores o “investigadores” que ya hablarán después, cuando Sabines ya no esté y cuando con sus aportes puedan agradar, acercársele o encaramársele a Manuel Velasco Coello.

LA REFORMA LABORAL con la que se intenta, al vapor y a espaldas de la clase trabajadora del país, modificar la Ley Federal del Trabajo; por la forma apresurada y sigilosa con que se viene aceitando y promoviendo, y por los tiempos en que se decidió presentarla para aprobación de los legisladores: no huele nada bien. No hay que esperar nada bueno para el trabajador; abona demasiadas desconfianzas y seguramente, cuando llegue el momento de ventilarla y revisarla con rigor profesional, ya surgirán los elementos jurídicos suficientes y de peso, para explicarse y explicar, el por qué de las prisas actuales, por qué tantas presiones, ruidos y amagos, y por qué hasta en el tramo final del gobierno de Calderón Hinojosa, decidieron empujarla e intentar enchufarla con todo. Cuando las condiciones políticas ya sean diferentes y “el difunto” mayor se encuentre sepultado, entonces sí, ya se descubrirá y anunciará que era una ley sólo concebida por la COPARMEX y EL GOBIERNO, con la complicidad de los principales líderes corruptos de siempre, los que llevan décadas enriqueciéndose y simulando defender a los trabajadores, aquellos y aquellas que desde los municipios hasta la federación, como parásitos, viven y se reproducen traficando con el esfuerzo, sudor y los sufrimientos de la clase trabajadora mexicana.

En este espacio, sí se puede decir que las modificaciones que se pretenden con la REFORMA LABORAL, considerando y apoyado en la historia de la relación gobierno, patrones y trabajadores, de los últimos 40 años, indudablemente y en esencia, no buscan mejorar las condiciones laborales de los trabajadores; no son para incrementar las prestaciones sociales a las que tiene derecho el trabajador en cualquier sociedad civilizada y justa; no es para incrementar el poder adquisitivo del salario y frenar su depreciación de cuando menos los recientes 25 años; no es para garantizarle al trabajador mayor seguridad en su empleo; no es para asegurarles a los jóvenes, oportunidades de empleo bien remunerado; no es para propiciarle al trabajador menores preocupaciones y mayores posibilidades de desarrollo, recreación y esparcimiento, presente y futuro; no es para asegurarle un retiro tranquilo y digno; no es para defender el derecho que tiene todo trabajador, de ser tratado como humano y no como una bestia a la que siempre se le intenta acomodar más carga y regatear su bienestar mínimo establecido en la Constitución de la República.

Considerando la historia plagada de apetitos irracionales, ambiciones insanas, complicidades explicables y mañas de los gobiernos, patrones y líderes sindicales corruptos, LA REFORMA LABORAL, sí es, en síntesis, para colocar al trabajador mexicano en peores condiciones de precariedad, maltrato e indefensión, a las que ya vive. Son modificaciones a la medida de las necesidades, exigencias y ambiciones del inversionista extranjero y nacional, para así obtener mayores ganancias en sus negocios actuales y futuros; para que, en todos los sentidos, corran menos riesgos sus empresas; para que sus inversiones y sus movimientos financieros y bursátiles, estén más seguros y sean más redituables; para garantizar mano de obra barata, sumisa y atada de pies y manos ante el patrón. Todo en condiciones extremas, diseñadas para disuadir al trabajador de abrir los ojos o la boca, e incluso de pensar en actuar de manera organizada para exigir sus derechos constitucionales, o por lo menos, para empezar, los que ya están establecidos en la LEY FEDERAL DEL TRABAJO y en los instrumentos jurídicos contractuales que hoy se incumplen con la complicidad de los líderes al servicio de los patrones y las autoridades.

A nivel nacional y particularmente en Chiapas, sobre la actual embestida del presidente Felipe Calderón Hinojosa, vía la reforma laboral, los que se llenan la boca auto nombrándose: “luchadores sociales”; defensores de la clase trabajadora; investigadores y académicos que hablan como de “izquierda” y caminan como de derecha; líderes religiosos ambidiestros; partidos políticos colorados o coloreados; y todos los que se rasgan las vestiduras y hasta la ropa interior en las campañas políticas, al respecto han dicho nada que los comprometa, ni un solo llamado combativo, militante y trascendente. Muchos de ellos se comportan de esta manera porque así conviene a sus intereses actuales o porque esos son sus verdaderos principios desde siempre. Debe decirse fuerte y claro: no son pocos los que entienden bien la ofensiva y sus alcances, y prefieren guardar silencio cómplice o mudez cobarde.

EL ENDEUDAMIENTO GUBERNAMENTAL A CHIAPAS. Ahora sí, como diría cualquier jilguero bajo las órdenes del gobernador Juan José Sabines Guerrero: es un hecho ¡histórico! Como nunca, el estado de Chiapas logrará estar entre los primeros del país, por su nivel de endeudamiento. No se conoce una deuda parecida en la historia de Chiapas, no se sabe de un gobernador que haya endeudado a Chiapas con tanta capacidad y con la complicidad abierta del poder legislativo. Seguramente, cuando la condiciones políticas ya no sean tan favorables a Sabines Guerrero, se conocerá con lujo de detalles, qué rumbo tomaron todos esos recursos públicos obtenidos mediante deuda; con cuánta responsabilidad o irresponsabilidad se orientaron y ejercieron los dineros del pueblo. A quiénes benefició y en qué medida. Si verdaderamente impactó en la sociedad o solamente fue útil para enriquecer más a algunos empresarios, políticos, dueños de medios de comunicación y a funcionarios o a familiares directos o indirectos de las autoridades, a las que les correspondió tejer todo para solicitar exitosamente los empréstitos y luego, orientar, ejercer o evaluar las acciones emprendidas con recursos públicos.

La cifra total verdadera que alcanza el endeudamiento del estado de Chiapas, la que indudablemente le limitará capacidad de acción y margen de maniobra a Manuel Velasco Coello, gobernador electo, sólo la conocen el Ejecutivo y el dócil poder Legislativo chiapaneco, nadie más y quién sabe hasta cuándo la mantendrán oculta. Se dice que la deuda total, pública y privada, ya rebasa los 15, 20, 25 ó 30 mil millones de pesos y que Sabines Guerrero recibió a la entidad, hace 6 años, con menos de mil millones de deuda, quién sabe, pero lo que sí es cierto es que de lo que resulte serán responsables, no únicamente el gobernador que, en cuestión de semanas, ya se va, sino igualmente, la camada de diputados en funciones y la lechigada de “legisladores” anteriores que le aprobaron o facilitaron todos los desmanes y antojos que al actual gobernador se le ocurrieron. Tal vez sí, al final, Juan José Sabines Guerrero logre pasar a la historia, pero no por destacar entre estadistas, sino por su enorme potencial para hilvanar relaciones exitosas con prestamistas.

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