Piensa, Prensa y Pega.

26 de septiembre de 2012

Reflexiones y Precisiones

De nueva cuenta, el horizonte para los mexicanos no pinta nada bien. Políticamente hablando y según ya se ve: un polluelo gobernará el país. Un pollito conducirá los destinos de los chiapanecos y alguien que todavía no sale del cascarón materno, llevará la rienda administrativa y política del municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. En los tres niveles de mando, los aprovechados de siempre, en la política y la economía –empresarios mafiosos, líderes políticos, corruptos y de cartón, y religiosos pervertidos-, ya se relamen y regocijan esperando el momento de poder comerse, a la parrilla, a esas tiernas aves de corral. Desde la campaña política, Enrique Peña Nieto ha demostrado ser alguien vacío, frívolo, insensible, inculto y débil, profesionalmente. Da la apariencia de que se limita a desarrollar un guión político o un manual pobre de relaciones públicas, que su equipo asesor le maquila para su desempeño cotidiano. Refleja a un hombre necesitado de cuerda para que se pueda mover. Aún así y sin salirse del manual y libreto previsto, siempre tropieza, no le alcanza para minimizar sus limitaciones, para encubrir sus arrogancia, vanidad, autoritarismo, despotismo; es evidente que es de mecha corta y que a sus parejas sentimentales -de buen ver y mejor tocar-, sólo las utiliza para que lo vistan y desvistan, según necesite, en más de un sentido.

Indudablemente, las necesarias previsiones, decisiones, operaciones, supervisiones, correcciones y los beneficios inmediatos y futuros, en México, Chiapas y San Cristóbal de Las Casas, estarán en las manos y en los bolsillos de los grupos políticos y económicos de siempre, por ahora unos arriba y otros abajo, pero los mismos. Nada novedoso, fresco y sólido, socialmente, se le observa a Enrique Peña Nieto. Por lo que ya se le ve, en Chiapas, peor escenario deja a la imaginación Manuel Velasco Coello, y Francisco Martínez Pedrero. Este último ya permitió que se le mezclara lo peor de los grupos coletos, en esos términos habrán de llegar, puntualmente, los decepcionantes resultados. Tiempo de sobra y ejemplos en abundancia tendrán los ciudadanos para calificar y comprender que de los gobernantes, los cuales muy pronto se estrenarán, no hay que esperar nada suficientemente favorable del impacto social que se requiere con urgencia desde hace décadas. Todos ellos, Peña, Velasco y Martínez, únicamente servirán, de principio a fin, para agudizar la problemática mexicana, para lastimar aún más al tejido social y para ahondar en las desigualdades humanas que irremediablemente, algún día, conducirán a manifestaciones sociales radicalizadas, donde para nadie habrá riesgos menores.

Enrique Peña Nieto, que debería de estar preparando sus enseres domésticos, conociendo a fondo y predisponiéndose en forma, para asumir exitosamente su responsabilidad el primero de diciembre próximo, antes que eso, ya le dio por andar en otros países tratando de conocer, convencer, ofreciendo, suplicando, insinuando y tratando de venderles la idea de que con él les puede ir mejor que con Felipe Calderón. Que él está preparado y es confiable para tejer relaciones y hacer amarres, para atender los problemas comunes internacionales o para avizorar y amacizar negocios prometedores, en un país como México, donde todavía abundan los recursos naturales renovables y no renovables, con mano de obra barata, con una legislación laboral del todo favorable a los patrones, con líderes sindicales abiertamente al servicio de la clase patronal y en traición permanente a sus agremiados. Peña Nieto, con tiempo, ya anda por el mundo ofreciéndose y ofreciendo en barata a México y a los mexicanos, mientras su equipo de trabajo diagnostica y prepara todo para asumir y distribuir el poder que recibirán de Calderón Hinojosa y su grupo. En esto están, en lo suyo y no en lo que golpea, castiga y preocupa a los mexicanos.

Peña Nieto y su Gaviota, en Centro y Sudamérica poniéndose a las órdenes y explorando qué pueden vender y cómo. Mientras tanto, Manuel Velasco Coello, perdido, todavía insiste en no darse cuenta de que ya es gobernador electo, que está obligado a cuidar las formas y a definir contenidos; que a estas alturas, en lugar de dar la impresión de que está promoviendo la próxima novela estatal que durará 6 años (o incluso 12 si es que aspira a la presidencia nacional), de nombre “EL CONTRATO DE ANAHÍ”, debería ya de haber estructurado, formalmente, su equipo de trabajo y no lo ha hecho; y debiera estar ya emitiendo señales claras, serias y suficientes de que sabe asumirse como gobernador electo, y todavía no lo hace. Cuando ya debería comportarse y conducirse como adulto, aún lo continúa haciendo como un chamaco hiperactivo en busca de la presidencia de alguna organización social juvenil dedicada a promover obras de caridad, tardeadas, concursos de aficionados u actividades similares a las de un Boy Scout cualquiera.

Manuel Velasco Coello ya da muestras preocupantes de que posee todo para ser un mal gobernante e igual administrador. Ya tiene alrededor de él a los simuladores y empresarios mafiosos de gobiernos anteriores; ya tiene encima a los ex gobernadores, siempre acostumbrados a que les asignen su parcela de poder, para ellos y su familia; ya trae la presión de quienes hacen todo para conseguir la gubernatura dentro de 6 años; ya le atosigan todos aquellos con quienes se comprometió en la campaña que desarrolló durante 11 años; trae detrás y encima de él, al gobernador que ya se va y que tratará no sólo de no entregarle todo el poder, sino de dejarlo penetrado, estratégicamente; ya le trascienden los jaloneos familiares que padece y que ubican en lugar privilegiado a su mami, a su tío Jesús Agustín y a su abuelo; y él, como si no se diera cuenta, como si no dimensionara, como ignorando o como si no le importara: posando con “Anahí”, nadando, buceando, esquiando, de compras en el extranjero, quitado de penas esperando recibir el poder sólo para usufructuarlo, repartirlo y disfrutarlo con los suyos. Todos ellos, muy contentos y satisfechos. Demasiada irresponsabilidad social y exageradas ambiciones insanas, frente a una realidad chiapaneca atascada en pobrezas, llena de injusticias, al garete y desde hace 18 años con una declaración de guerra al gobierno y sus instituciones, por parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Hoy, por todo lo que se observa y escucha en la entidad, tal vez más que nunca, la paz social en Chiapas corre demasiados riesgos y no son menores.

Peña Nieto y su Gaviota, volando lejos, y Manuel Velasco Coello y su “Anahí”, grabando en locaciones de provincia, como para abrir apetito sobre la próxima novela sexenal: “EL CONTRATO DE ANAHÍ”, que está por estrenarse en Chiapas. Mientras, Francisco Martínez Pedrero, el presidente municipal electo para San Cristóbal de Las Casas, tampoco da señales de que tomará en serio la responsabilidad para la cual fue elegido. Según se aprecia, nada comprende de la función social a que está obligado cumplir; nada entiende sobre la complejidad que guarda una Administración Pública Municipal, particularmente la coleta; y no está consciente del desastre mayor que le hereda Cecilia Flores Pérez. Parece ser que Martínez Pedrero está decidido a que otros gobiernen y administren; sus asesores abiertos y encubiertos (como Don Paquito), empujarán la carreta y llevarán la brújula y las riendas del futuro político, económico y social de los sancristobalenses.

Por lo que se ve, se sabe y se intuye, Martínez Pedrero entrará únicamente a lo suyo, a las transacciones comerciales, los negocios y a trabajar lo que pudiera ser el inicio de su carrera política. La promoción y proyección, nacional e internacional, de San Cristóbal, antes que otra cosa, para que se incrementen los precios de sus propiedades; para que se eleven sus rentas; para que resulten insuficientes sus “Centros Nocturnos”; para hacerse más rico, y por supuesto, para ponerse en mejores condiciones de poder conseguir pronto una diputación local y luego federal, para empezar. Sólo eso y que de las cuestiones de la municipalidad, se encarguen los ex presidentes municipales, el secretario del Ayuntamiento, el tesorero, el director de obras públicas, el director de policía, el de servicios públicos o quien corresponda, para eso “los nombrará”; él a lo suyo y solamente eso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

intenta ser un poco mas objetivo, no todo es blanco y negro, ademas se nota que traes un cabreo.... bueno para ser periodista te falta un huevo :)
el solo quejarse no sirve de nada, iluminado