Cuando se escuchan las
promesas de un político, quisiera uno creerle de que ahora sí habla en serio y
que trabajará en beneficio de la sociedad. Cuando escuchamos a los candidatos a
cargos de “elección popular” ofrecer a los ciudadanos, gobiernos honrados,
transparentes, sensibles a la problemática común y responsables socialmente,
desea uno creerles porque la realidad para los hombres y mujeres de este país,
diariamente la vemos o escuchamos empeorar. Cotidianamente, la inseguridad en todas sus formas es
más preocupante; las condiciones en el
empleo, desempleo y subempleo de los mexicanos, castiga y amenaza a millones de jóvenes y adultos, y
cada día se emiten señales inequívocas de que la situación empeorará; el sistema de salud pública y los
servicios que se ofrecen a los ciudadanos de este país, más se dan como limosna, antes que como una obligación
del Estado mexicano; la educación que se imparte no es para mantener despiertos,
propositivos y en las mejores formas participativas a los mexicanos; y por si
hiciera falta, la democracia real,
necesaria para estimular, guiar, corresponsabilizar y desarrollar, equilibrada
y sustentablemente a la sociedad mexicana, los políticos la han transformado en
una grosera caricatura que día a día la
prostituyen más. Por todo lo anterior y más, cuando un político promete en
campaña o en funciones, desea uno creerle
porque la sociedad ya está en sus límites de aguante y tolerancia,
porque estallidos sociales mayores podrían estar a la vuelta de la esquina y
porque en una revuelta social a nadie le
irá bien.
¿Porqué estas afirmaciones y razonamientos de introducción? Porque
la autoridad inmediata al pueblo de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, el
nuevo Ayuntamiento, el que en campaña política ofertó honestidad,
transparencia, responsabilidad y predisposición a escuchar y aprender, ya
presenta evidencias irrefutables de que está iniciando de la peor manera:
pisoteando leyes y reglamentos, olvidando la buena ética y moral que debería
prevalecer en ellos y ellas; con mañas, fingiendo, jugando, operando en lo
oscurito, trabajando en función de un partido político (PRI) y no de la
sociedad, operando aisladamente y no en equipo, dividiendo y no integrando a
todo el Cabildo, aunque simulen lo contrario, y de nueva cuenta, como
anteriores autoridades, maniobrando para aprovecharse del cargo, para
apropiarse de los recursos públicos que tengan a su alcance y para resolver sus
necesidades de más dinero y no las urgencias y padecimientos de los habitantes
de este municipio. El nuevo Ayuntamiento coleto ya empieza a oler mal y es
necesario puntualizar algunos ejemplos, de más a menos, para ver si ellos,
ellas y los ciudadanos reaccionan a tiempo y enérgicamente.
Sobre “Las Comisiones”. La Ley Orgánica Municipal establece que un
Ayuntamiento debe organizarse en Comisiones,
para asumir responsablemente sus obligaciones constitucionales, y que éstas
deben nombrarse en la primera sesión del
Cabildo. En el municipio de San Cristóbal de Las Casas, debió haberse realizado
el 2 de octubre y se constituyó hasta el 9 del mismo mes. Los priistas se
apropiaron de “Las Comisiones” más importantes
-desde la óptica que dan más poder y dinero, o ambos-, y dejaron a los
otros partidos políticos “Las
Comisiones” menos atractivas o las que podrían dar más trabajo, dolores de
cabeza, causar mayores desgastes o desprestigio al partido que corresponda. Con
la constitución formal de “Las
Comisiones”, ya se dejó bien claro quiénes serán las personas más
importantes en el manejo y usufructo del poder municipal; a quiénes sólo se les
incluyó como relleno; quiénes solamente van porque garantizan docilidad; a
quiénes les buscaron lo suyo para distraerlos, desgastarlos o mantenerlos
entretenidos; y ya quedó claro a quiénes agarrarán de sus tontitos y tontitas, para aparentar pluralidad, trabajo en equipo,
democracia, diálogo y consensos,
aunque todo sea una burda farsa. Los priistas se sirvieron pura maciza y aventaron a los otros toda la menudencia; unos, a la acumulación de
poder y dinero, al disfrute, y los
otros, al manoseo, desgaste y potencial
desprestigio. No son tontos, no les escasea
la perversidad y además, lo léperos se les da
fácil y con naturalidad.
El sujeto con mayor poder
dentro del Ayuntamiento coleto ya es Roberto A. Morales Ortega. Basado en la
integración, funciones y derechos, en y desde “Las Comisiones”, no será el presidente municipal Francisco
Martínez Pedrero, el primero, como debe ser, quedará en segundo lugar. El de
más poder será el Síndico, Roberto A.
Morales Ortega, el primo hermano del anterior síndico, Carlos Morales
Vázquez. Mientras Francisco Martínez Pedrero solamente preside la Comisión de Gobernación, Roberto
Morales Ortega encabeza “Las Comisiones”
de Hacienda, la de Importaciones y
Donaciones, y la de Contratación de Obras, Adquisiciones, Arrendamientos y
Servicios. Además forma parte y en lugar privilegiado, de “Las Comisiones” de
Gobernación y la de Obras Públicas, Planificación y Desarrollo Urbano. Por
si faltara, no hay que olvidar que es el Síndico, y que de acuerdo a sus
obligaciones y derechos, por la naturaleza de sus funciones, está facultado
para inmiscuirse en cualquier renglón de la Administración Pública. Quién sabe
si el presidente, Francisco Martínez Pedrero, estuvo de acuerdo en darle tanto
poder a Morales Ortega o el Síndico se comió al Alcalde. Ya habrá tiempo y
oportunidad para despejar correctamente las dudas. Como sea, nada bueno augura
el que todo esté en manos de alguien como Morales Ortega, de tan negros y
malolientes antecedentes en su paso como Funcionario del Municipio, el Estado y
la Federación.
Al Regidor que volvieron más
poderoso, a quien ya le previeron, formalmente, mayor margen de maniobra es a Marco Antonio Santiago Sánchez -a ver
si lo entiende y le cumple a su padrino Sergio Lobato, está difícil-, quien presidirá la Comisión de Industria, Comercio, Turismo y Artesanías,
y también formará parte de 7 Comisiones más: Gobernación; Desarrollo
Socioeconómico y Eventos Especiales; Mercados y Centros de Abasto; Salubridad y
Asistencia Social; Ecología y Medio Ambiente; Participación Ciudadana; e
Importaciones y Donaciones al Ayuntamiento. Como si Santiago Sánchez tuviera 8 cerebros de los
buenos, 16 ojos, 16 oídos, 16 manos, 16
pies, días de 96 horas y como si a Santiago Sánchez no se le conocieran
públicamente sus capacidades,
limitaciones y debilidades. Tanto poder en manos de Santiago Sánchez es un absurdo, una irresponsabilidad
mayúscula y el culpable es el Ayuntamiento coleto, que por unanimidad votó
porque así fuera, igual como lo hicieron con Roberto Morales Ortega. Estos dos servidores públicos no solamente se
extraviarán más, sino que además, enloquecerán, y nadie extraviado o loco está
en condiciones emocionales para poder hacer algo bueno por la sociedad.
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