En 48 horas más, se cumplirán
ocho días de que tomara posesión como gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco Coello, “El Güero”. Por
un lado, terminó la gran borrachera en el ejercicio del poder practicada por Juan José Sabines Guerrero, y por el
otro, ahora estamos ante el riesgo verdadero de que se inicie un período
prolongado de puras declaraciones espectaculares y celebraciones a destiempo.
Vitorear
los anuncios del nuevo gobernador como si ya fueran resultados. El agujero profundo para enterrar, si bien le
va, al ex gobernador Juan José Sabines
Guerrero, se empezó a cavar desde
meses antes de que concluyera su gestión. Quienes durante varios años, a Sabines Guerrero, le dijeron que olía
bien, ahora le empezaron a decir abiertamente, que emitía olores fétidos;
aquellos que por años lo magnificaron y le aplaudieron lo que hacía, lo
empezaron a desvestir para dejar a la vista de todos, sus engaños; sus
principales aliados políticos, económicos y hasta religiosos, lo abandonaron
como si se tratara de un cadáver al que urge sepultarlo. El gobernador Manuel Velasco Coello, por su bien y el
de los chiapanecos, está obligado a identificar a todos estos actores
cómplices, convenencieros e hipócritas,
y aprender de estos hechos, en extremo,
aleccionadores.
El gobernador Manuel Velasco Coello, para que esté en condiciones
de poder “cumplir y hacer cumplir” lo
que protestó formalmente desde el primer día de su gobierno, debe contar con el
apoyo franco, capaz, desinteresado y
decidido de los chiapanecos. ¡HAY QUE
AYUDAR AL “GÜERO”!, y desde este espacio se le ofrece apoyo, como siempre
se ha hecho con anteriores gobiernos, sin variar la línea y corriendo los
riesgos que sean necesarios: se le hablará
con la verdad, aunque le duela, es por su bien; se le hará ver lo que otros le
oculten o disfracen; no se le tratará con esos cariños que llevan factura incluida; nunca se le adulará, porque le puede hacer
daño; se le mostrará la realidad
crudamente, sin cocción previa; se le acercarán los hechos, al natural, sin
saborizantes o colorantes; no debe esperar a que se le celebre algo, ya otros
lo harán excesivamente; aquí, siempre se estará al pendiente de lo que diga, de
lo que haga, de su congruencia y de sus resultados. Seremos sus más puntuales
críticos. Y lo mejor para el Gobernador, toda esta ayuda le costará nada, será
gratuita, como se acostumbra desde este
espacio. INFORMADO.
El gobernador Manuel Velasco Coello está obligado a observar y
aprender del pasado inmediato; de Pablo
Salazar Mendiguchía y de Juan José Sabines Guerrero. Él conoció y vivió
todo de cerca y muy bien: sabe cómo
inició, de qué manera se desempeñó, cómo era tratado, cómo concluyó y hasta
dónde fue a parar el ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía. También conoce
cómo empezó, de quiénes se rodeó, de qué forma trabajó, cómo le gustaba que lo
engañaran y engañarse, cómo se le veneraba, quiénes lo alababan y las
condiciones en que finalizó y pudiera, todavía, empeorar el futuro personal del
ex gobernador Juan José Sabines Guerrero. Es basto y rico el material político
y administrativo, decepcionante y repudiable, de los últimos 12 años, que está a la mano de “El Güero” Velasco;
tiene la oportunidad de “aprender en
cuero ajeno” y gratis, de no cometer los mismos errores o incurrir en
peores, de ser congruente con todo lo que ofreció durante sus 12 años de
campaña política para llegar a la gubernatura del estado, y está obligado a
cuidar la imagen y el legado de su abuelo, el ex gobernador Manuel Velasco
Suárez.
Con los antecedentes
políticos y administrativos, públicos, ya conocidos, de Pablo Salazar y Juan Sabines, y con los seis días que lleva como
gobernador Manuel Velasco Coello, ya tiene material suficiente para comprender
quiénes podrían ser, desde ahora, sus peores enemigos. Los peores enemigos de Velasco Coello son ya aquellos que se le
acercan sólo para hacer negocios a la sombra de su gobierno; los peores enemigos de Velasco Coello
son quienes ya empezaron a tratarle como si fuera un mesías chiapaneco; los peores enemigos de Velasco Coello
son aquellos que ya pensaron o piensan en cómo administrarle su relación con
los ciudadanos comunes y de qué forma
hacer que él se dedique más a los de
arriba; los peores enemigos de Velasco
Coello bien pueden ser los familiares o amigos incómodos, que malentiendan
y utilicen, indebidamente, su nombre; los peores enemigos de Velasco Coello
son aquellos que ya empezaron a trabajarle su ego, a adularle, a hacerle sentir
Dios, inmortal, omnipotente y omnipresente.
Los peores enemigos de Velasco Coello bien pueden ser aquellos y aquellas que ya lo cercan, aíslan y buscan cómo
administrarle su tiempo y relaciones, y que terminarán por volverlo ciego,
sordo e insensible ante las miserias, abandonos, atropellos, saqueos, impunidades e injusticias sociales que en Chiapas se dan y reproducen desde hace
décadas, como la mala hierba; los peores
enemigos de Velasco Coello ya andan cerca de él, son aquellos y aquellas
que en otros tiempos rodearon, alabaron y se aprovecharon de Pablo Salazar y
Juan Sabines, los (as) que utilizaron a uno o ambos, esos y esas que hoy,
desesperadamente, buscan cómo untársele
al nuevo gobernador, cómo engancharlo y cómo cosecharlo; los peores enemigos de Velasco Coello son todos (as) aquellos (as)
que ya lo sorprendieron con falsas habilidades y conocimientos sobre la
realidad chiapaneca, y que le han ofrecido “el
mejor de sus esfuerzos” para desarrollar, tranquilizar y construir un
Chiapas próspero para todos, con “una paz fundada en la igualdad, justicia,
democracia, desarrollo y verdadera solidaridad social”, pero que le mienten; los peores enemigos de Velasco Coello
ya andan con él: son los que ya le manipulan la vista, los oídos, la boca, el
tacto, sus sentimientos y luego irán por el poder para aprovecharse de lo
político y lo económico, hasta donde puedan y como están acostumbrados.
Manuel Velasco Coello no la tiene nada sencillo y la situación
chiapaneca podría complicársele aún más. Como gobernador, ya está sometido a
serias dificultades; ya padece aprietos
políticos, económicos y sociales: el legado de sus antecesores constituye muy
bien una desgracia estatal, por donde se le vea. La desconfianza, decepciones e
incredulidad hacia las instituciones del gobierno, es mayúscula; capacidad
económica para dar respuesta oportuna a sus ofrecimientos, por ahora, no la
tiene; las presiones severas para que comparta el poder con los poderes
fácticos, las iniciaron desde antes de que tomara posesión del cargo y se volverán
una constante; los actores políticos y económicos de Chiapas y del país, en
todo momento, tratarán de aprovecharse de su edad, de su inexperiencia en
administración pública y de la bisoñez o debilidades
de quienes le acompañen en la responsabilidad de practicar una administración
pública honesta y HACER BUEN GOBIERNO. El gobernador no la tiene fácil y sus peores
enemigos, unos ya se mueven con él, y
otros ya lo acosan.
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