Los 122 ayuntamientos de Chiapas pisotean las
leyes y se burlan de los ciudadanos, con la complicidad de los poderes
Ejecutivo y Legislativo, chiapanecos. No es una exageración, así sucede desde hace décadas y ninguna de las
autoridades “responsables” de hacer valer las leyes se ocupa de aplicarlas a
tiempo y con rigor. Al Órgano Superior
de Fiscalización del Congreso Local lo han convertido, exclusivamente, en
una instancia represora que sólo sirve para auxiliar al Ejecutivo Estatal en su
manía por imponer gustos, modas, caprichos o negocios, y que cuando esto no se
cumple a satisfacción del gobernador, “el Órgano” se encarga de cobrar la
factura respectiva, que casi siempre es la de llevar a la cárcel, por un
tiempo, a ex autoridades municipales. Nunca
“el Órgano de Fiscalización” ha cumplido plenamente con la “Ley Estatal de
Fiscalización”; nunca ha sido una
instancia preventiva, como debiera ser; y
nunca ha sido de utilidad para hacer respetar la ley y cuidar el quehacer
de los ayuntamientos. Hoy en Chiapas, el “Órgano
de Fiscalización Superior” sólo es útil para emprender buenos negocios,
para “lavar” las pillerías de presidentes municipales, síndicos y regidores, y
para convencer o reprimir, según necesite o se le antoje al gobernador del
Estado.
En Chiapas, el “Órgano de Fiscalización
Superior” del Congreso del Estado se conduce como el cómplice mejor aplicado de
las autoridades municipales.
Los ayuntamientos se desempeñan en la total opacidad y nadie los obliga a
transparentar sus actividades, como lo indica la ley; se mueven en una “transparencia a modo” y nadie los mete a
la legalidad. Violentan la Ley Estatal
de Obras Públicas y el gobernador testifica inaugurando el atropello legal;
ejercen los recursos económicos en la absoluta ilegalidad y el “Órgano de
Fiscalización”, anualmente, “les cuadra y
regulariza” las cuentas públicas; mantienen una nómina municipal plagada de
aviadores y con pruebas de nepotismo, y el “Órgano de Fiscalización” hace caso
omiso de todas esas arbitrariedades. En Chiapas, cada vez más, ser miembro de
un Ayuntamiento es un buen negocio, por eso se dan “a muerte" en los
procesos electorales; ser un “empresario” con familiares en una administración
municipal, promete atraer buenas ganancias; y ser titular o empleado de primer
nivel del “Órgano Fiscalizador” es como poseer una franquicia que asegura ingresos iguales o mejores a los del “crimen organizado”, pero con menos
riesgo.
Un buen ejemplo de corrupción, complicidades
y omisiones por parte del
“Órgano Fiscalizador” del Congreso chiapaneco, lo constituye excelentemente
bien el Ayuntamiento del municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, pues
“informa” de sus actividades cuando
se le antoja y cómo se le da la gana, y nadie lo obliga a respetar las leyes; y
mediante su “Gaceta Municipal” dio
testimonio formal y contundente de violentar a diario la Ley Orgánica Municipal, y sólo falta que el Alcalde y Síndico resulten premiados con sus respectivas
diputaciones. La “Gaceta Municipal”
coleta, por su forma y contenido, dibujó a un Ayuntamiento con una formación
profesional más que pobre, sin buenos principios éticos y morales; con un
sentido de responsabilidad que holgadamente da para preocupaciones mayores. Un
Ayuntamiento coleto que no tiene ni la más mínima idea de lo que es ser un
órgano colegiado de esa naturaleza; que está obligado a aprender de lo malo y
bueno de sus antecesores; que es su obligación
resolver, bien y a tiempo, las demandas sociales del presente; y que también es
su obligación prever
responsablemente un futuro promisorio para todos los habitantes del municipio,
y no exclusivamente para los “empresarios”
que por generaciones han crecido con el producto y subproductos provenientes de
la ubre gubernamental.
Una ligera
revisión a la reciente y única “Gaceta
Municipal” coleta, es suficiente para descubrirle la mayoría de sus
pobrezas, perversidades y violaciones a la ley cometidas por el actual
Ayuntamiento coleto: en la portada dice “trimestre
enero-marzo 2013”, pero nunca publicaron “la Gaceta” octubre- diciembre 2012, como establece la Ley Orgánica Municipal; “la Gaceta” enero-marzo 2013, la
empezaron a circular a partir del 5 de agosto, con 5 meses de retraso; y el
contenido de “la Gaceta” que elaboraron,
no cumple en lo más mínimo con lo que obliga la Ley Orgánica Municipal. En
ninguna parte de “la Gaceta”, se da a
conocer el total del presupuesto autorizado, desglosando como debe ser, el
gasto corriente y el de inversión; en ningún lugar aparece la totalidad de las
erogaciones realizadas en ese lapso; y en ningún espacio dan a conocer la
nómina completa de los trabajadores municipales, indicando cargo y monto, e
incluyendo al DIF y al SAPAM, como están obligados por ley,
como lo establece el artículo 37 de la
Ley Orgánica Municipal, que ellos vienen violentando desde hace casi un
año. En síntesis, y según las evidencias irrefutables, no cumplen en publicar
periódicamente “la Gaceta” con el
contenido que establece la ley, y solamente se ocupan de elaborar una
publicación que pobremente les puede resultar para “salir al paso”, manipulando cifras, imágenes y hechos, sólo eso.
La “Gaceta” exhibe graves limitaciones y
descuidos “preescolares” del
Ayuntamiento coleto, particularmente de su presidente, Francisco José Martínez
Pedrero, y de su Síndico, Roberto A. Morales Ortega. ¡El colmo!, en el directorio de “la Gaceta” se dieron el lujo de
“olvidar” que el Síndico se llama Roberto
Arturo; que el regidor Cantoral Ruiz,
es Hernán Mariano y no Hernán Mario; que
David Pérez Sánchez no es
licenciado; que Gabriela Soledad
Velázquez Gamboa es ingeniera y no “QFB”; que Marco Antonio Sánchez Guerrero es contador público (dice), y no
licenciado; que Luis de Jesús Penagos
López es arquitecto y no licenciado; y a la licenciada Adriana Guillén Hernández ya la volvieron maestra. Solamente faltó confundir a Pablo Ramírez Suárez como Secretario Municipal y a Rosendo Santiago Ramírez, como Director
de Comunicación Social y Relaciones Públicas. Habría que revisar muy seriamente
todo el trabajo que ha venido haciendo Berne
Santiago Santiago, no vaya a meter en problemas más serios al Ayuntamiento.
Francisco José Martínez Pedrero, con “la Gaceta”, deja constancia escrita de
su soberbia y desprecio hacia sus compañeros del Ayuntamiento. Al inicio,
en la parte que parece mensaje político del Alcalde coleto, expresa: “durante mi
gestión….”; “su puesta en marcha me llevó….”; “Formé una policía
profesional…”; “en el sistema de agua mejoré
el aprovechamiento….”; “trabajé
en el problema de la erradicación de la basura….”; “promoví la cultura y el turismo…”; “establecí la creación de becas culturales y deportivas…”; “implementé el mejoramiento de la
imagen urbana…”; “gestioné recursos
en los tres niveles de gobierno…” (Presidente, serían dos niveles, porque
ante el municipio sería absurdo decir que hizo usted gestiones); “siempre brindando un servicio transparente
de mayor acceso a la información”. Presidente Francisco José Martínez Pedrero y Síndico que le acompaña, ¿cuál
transparencia si no cumplen con el contenido que para “la Gaceta” obliga la ley orgánica municipal?, además de que la
grosera simulación en que incurren, se publica ocho meses después.
Señoras y señores
regidores: Socorrito Sarmiento, Marco A.
Santiago, Adrianita Guillén, Hernán Mariano Cantoral, Patricia A. Luna
Burguete, Fidencio Pérez, Fernando Pérez Jonapá, Enrique Lara Coello, Juan
Salvador Camacho, David Pérez, Gabriela Soledad Velázquez, Marco A. Sánchez
Guerrero, Luis de Jesús Penagos López y Daniela Ruiz Pedrero, ¿no se dan
cuenta que Francisco José Martínez
Pedrero, el Presidente municipal, en su cuidadosa forma de redactar su “mensaje político”, los ignora como
autoridades, se presenta como patrón de ustedes y los desprecia como compañeros
del Ayuntamiento. Los trata como empleados de él, dejando más que claro que
él decide y dispone de los recursos del
pueblo, y que sus acompañantes del Cabildo, únicamente le sirven para cubrir
apariencias y validar las decisiones que toma muy al estilo finquero o empresario de “antros”.
Del resto de
errores que “la Gaceta” presenta en
su apariencia y esencia; de otras omisiones, manipulaciones, pobreza extrema en
ortografía, redacción y demás particularidades, ya después cuando haya tiempo y
espacio, las abordaré una por una.
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