Piensa, Prensa y Pega.

21 de agosto de 2013

Reflexiones y Precisiones



Aunque los chiapanecos estemos, físicamente, bastante lejos de donde se toman las decisiones económicas y políticas más importantes para los mexicanos, podemos diferenciar, de acuerdo a experiencias lejanas y recientes, qué puede resultar benéfico para los ciudadanos y qué puede servir únicamente para hacer más ricos a los empresarios voraces de México y los países más desarrollados del mundo. Si quienes gobiernan México, verdaderamente les preocupara el bienestar de los mexicanos, la corrupción que contamina y corroe todo, la impunidad que abona y fermenta males mayores, y la simulación que hace perder toda esperanza de vida justa y civilizada, dispondrían de acciones claras y concretas que corrigieran las violaciones a las leyes que constantemente cometen los mismos gobiernos, iniciarían metiendo a la cárcel y haciendo que los políticos - en su mayoría corruptos- devolvieran a las arcas públicas los recursos económicos que han sustraído; se ocuparían en correr a todos aquellos y aquellas que se presentan como aptos para la función pública, pero que resultan más que ineptos,  y ya estuvieran echando de la política y la administración pública a todos aquellos nombres y apellidos culpables de que los mexicanos hoy estén sumergidos en una de las peores desgracias económicas, sociales y políticas.

Aunque los chiapanecos estemos, físicamente, bastante lejos de donde se toman las decisiones que hasta hoy han venido ahondando más las injusticias en todas sus formas, bien nos damos cuenta que nuevamente han llegado a la política y  a la administración de los recursos del pueblo -por donde se le vea- hombres y mujeres más insensibles, personas que no saben o no entienden la aleccionadora historia de México, individuos en su mayoría carentes de compromiso social. Toda una clase política acompañada de políticos viejos y perversos que llevan décadas ayudando a que este país se vuelva más injusto, pobre, desigual, enfermo e inseguro, en todos los sentidos. Cada vez más, lamentablemente, están arribando a la política o función pública, en los municipios, entidades federativas y federación, muchos jóvenes pero ya contaminados por lo peor de los viejos que pudrieron a éste país; los responsables de las miserias que actualmente se padecen, los culpables de incubar al crimen organizado que hoy nadie quiere o nadie sabe cómo contener y revertir, los que jamás han sabido cómo utilizar responsablemente los recursos naturales de los mexicanos, para construirles felicidad,  antes que para esclavizarlos al capital financiero internacional y nacional.

Aunque los chiapanecos estemos, físicamente, bastante lejos de la capital del país, bien nos damos cuenta que el gobierno que llegó con el presidente Enrique Peña Nieto, al igual que  otros, tampoco trabajará para aliviar la existencia precaria a más de 50 millones de mexicanos condenados a vivir en la miseria y explotación; ellos y sus descendientes, sino aprenden a hacer valer sus derechos y a cumplir con su deber. Aunque lejos, bien claro ya se está viendo que este gobierno llegó del todo dispuesto a vender al exterior, todo lo que pueda o que aún queda de recursos naturales propiedad del pueblo de México. Aunque lejos, bien entendemos hacía dónde van las reformas que ya se han dado y las que vienen; las que tienen que ver con el petróleo, la electricidad, la política, la hacienda pública, entre otras, que bien podrían ser determinantes para la consecución de felicidad de los mexicanos, pero que hasta ahora, como van, sólo le garantizan explotación, más pobrezas, mayor inseguridad, más insatisfacciones y más sufrimientos que tarde o temprano habrán de conducir a estallidos sociales que nadie desea, y a nadie beneficiará, pero igualmente, casi todos los actores se niegan a ver y dimensionar correctamente.

Aunque el Estado de Chiapas esté lejos de la capital del país, su poder Ejecutivo y Legislativo saben muy bien guardar silencio complaciente hacia sus jefes. Aunque lejos físicamente de la oligarquía política y financiera de la república y el extranjero, ellos saben que su silencio ayuda  a que sus patrones del centro saqueen, irracional e injustamente, las riquezas de los mexicanos. Los gobernantes de Chiapas bien saben que su mudez facilita el trabajo irresponsable que el gobierno central desarrolla, para acomodar las leyes como los inversionistas extranjeros y nacionales las necesitan y las exigen; inversiones con el menor riesgo, garantizar ganancias exorbitantes, y asegurarse contra amenazas imprevistas. Vergonzoso el papel que desempeñan el Ejecutivo y Legislativo, chiapanecos,  ante las reformas que hoy se maquinan; más dóciles, difícilmente podrían comportarse; más indignos, a lo mejor pueden lograr serlo; y más traiciones hacia sus representados sí pueden cometer,  sólo hay que esperarlas.

Aunque los ciudadanos del municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, estén físicamente lejos de la capital del país y del centro del  Estado de Chiapas, bien entienden el silencio cobarde de los 41 diputados y diputadas del Congreso de Chiapas, que han dicho nada sobre todo  lo que se viene condimentando y cocinando en las últimas semanas por el Ejecutivo Federal y el Congreso de la Unión. De traidores al pueblo de Chiapas habría que acusar a los actuales diputados y diputadas chiapanecas, que por ignorancia o conveniencia no comprenden o bien entienden, pero les hace falta tamaños y eso para participar responsablemente y buscar incidir en beneficio de sus representados, en el contenido de la reforma energética que sazonan el Ejecutivo y Legislativo Federal. Al ser Chiapas un productor nada despreciable de energía hidroeléctrica e hidrocarburos y que siempre ha recibido miserias por estos conceptos, debería estar jugando un papel bien activo y muy diferente al que hoy adoptan, triste e irresponsablemente, los poderes Ejecutivo y Legislativo locales. El gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y los 41 Diputados y Diputadas chiapanecas permanecen sordos y mudos en todo el proceso que ya lleva la Reforma Energética, para nada se observa que tengan interés en defender los intereses del pueblo. Ya hablarán cuando se los ordene su patrón Enrique Peña Nieto o su pupilo Miguel Ángel Osorio Chong.

Aunque los ciudadanos del municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, no vean o no se enteren, de todas las complicidades que se tejen entre el Ejecutivo Federal y los Ejecutivos de los Estados; entre el Legislativo Federal y las legislaturas locales, tienen experiencia sobrada para comprender y afirmar que nuevamente llegaron otros para empobrecer más al país; para volverse más ricos; para dañar más el tejido social; para tensar más las relaciones sociales; para amarrar mejor la explotación irracional de los recursos naturales, en beneficio de otros y no de los dueños que son los mexicanos; y para colocar a los trabajadores en condiciones peores que a las vividas en los tiempos de esclavitud. Aunque limitadamente, en tiempos de la esclavitud, EL AMO garantizaba trabajo, comida, techo y salud al esclavo, hoy, ni esas condiciones mínimas se le aseguran al trabajador. Hoy, el desempleo es más dramático; hoy, el hambre se generaliza; hoy, la vivienda escasea cada día más; hoy, los reclamos por la mísera atención a la salud, se escuchan por todas partes.  Tiempos mucho más difíciles para los mexicanos están concibiendo y construyendo los gobiernos.

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