El acostumbrado acto de “Entrega de Bastón de Mando y Toma de
Protesta de Agentes, Subagentes y representantes Rurales”, que el 2 de
febrero se efectúa todos los años en el municipio de San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas, desnudó y demostró lo que realmente está sucediendo al interior del
ayuntamiento coleto. Además, dejó bien clara la mala o inexistente relación que
existe entre las instituciones del Estado y Federales -con Delegaciones en la
región-, y la autoridad municipal. Y para rematar, también dejó claro que el
gobierno municipal ni siquiera para organizar actos de esta naturaleza tiene la
imaginación, capacidad y el mínimo de sentido común.
La fotografía que hoy se
publica demuestra que más de 10 regidores, de los 16 miembros del ayuntamiento,
han abandonado a su presidente y síndico. No
asistieron: Ana María del Socorro Sarmiento Ochoa, Marco A. Santiago
Sánchez, Adriana Guillén Hernández, Hernán Cantoral Ruiz,
Patricia A. Luna Burguete, Enrique Lara Coello, Juan S. Camacho Velasco, Marco
A. Sánchez Guerrero y Daniela Ruiz Pedrero, entre otros, que seguramente
tuvieron “responsabilidades más
importantes” que cumplir, y aprovecharon la oportunidad para cobrarle al
“Señor Alcalde”, de esta manera, algo de lo mucho que les debe por tanto ignorarlos, utilizarlos o
despreciarlos. El 2 de febrero quedó comprobado que Francisco José Martínez Pedrero desgobierna
solamente él y su síndico, Roberto
A. Morales Ortega, junto con dos que tres más que van como relleno o para
el mandado (les hablan; Sánchez Guerrero, Pérez Jonapá y Penagos López).
Igualmente, al importante
acto público que el día 2 de febrero se efectúa año con año, al que siempre
asisten representantes de las Secretarías de la Defensa Nacional, Desarrollo
Social, Gobernación, Procuraduría General de la República, Marina, Educación,
Salud, Instituciones dedicadas al Indigenismo, Secretaría General de Gobierno,
DIF regional, diputados, entre otras muchas dependencias y personas que siempre
son invitadas y asisten, este 2 de febrero no se presentaron, y sus lugares en
el presídium tuvieron que ser ocupados, de última hora, por empleados
municipales que siempre tienen a la mano para cualquier imprevisto o mandado.
Hasta doña Lolita Pedrero abandonó a su
chamaco.
El trascendente acto del 2
de febrero, en esta ocasión se redujo a una mera
reunión de trámite; con incienso,
posh (bebida alcohólica), palabras en
tzotzil y disfraces: sin sabor, sin color, sin cuerpo, deslucida, hueca, de
puras apariencias e improvisaciones. Comprobado,
a
Francisco José Martínez Pedrero, en
16 meses se le agotó la “presencia y
fuerza política”, si alguna vez la tuvo;
se le cayó la máscara y el maquillaje
corriente. Muy temprano, los
actores de la política, en todos sus niveles, ya lo están abandonando.
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