Piensa, Prensa y Pega.

26 de febrero de 2014

Reflexiones y Precisiones



Al estado de Chiapas, un año antes que a Michoacán, el ejecutivo federal le nombró un COMISIONADO. El diccionario de la Real Academia Española, al definir comisionar, dice: “facultar, encargar, delegar”. Cuando en los primeros días de enero de 2013, el presidente, Enrique Peña Nieto inició la “Cruzada Nacional contra el Hambre” en el país, en presencia de su gabinete legal y ampliado, desde el municipio chiapaneco de Las Margaritas, por primera ocasión se conoció públicamente a Ernesto Javier Nemer Álvarez, Subsecretario de Desarrollo Social y Humano de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), como representante del gobierno federal en Chiapas; se dijo que venía a quedarse con los chiapanecos y se intuía que era  para que el programa estrella se ejecutara al pie de la letra, sin pérdida de tiempo y sin extravíos, y de esta manera garantizar el cumplimiento de las metas y los objetivos originales trazados para el “novedoso” programa. 

Al estado de Chiapas, un año antes que a Michoacán, el ejecutivo federal le nombró un COMISIONADO. No debe olvidarse que la “Cruzada Nacional contra el Hambre” se inauguró en Chiapas en los primeros días del año 2013, curiosa y exactamente, un mes después de que miles de integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional volvieran a aparecer públicamente, demostrando que no habían desaparecido; probando que se han multiplicado en muchos miles más de milicianos y bases de apoyo; dejando claro para los mexicanos y el mundo, que no los han eliminado, que no se han cansado, que no se han vendido y que insisten en su resistencia y rebeldía. Que las políticas y acciones contrainsurgentes –durante casi dos décadas- de los gobiernos, han fracasado: que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a 18 años de haberse mostrado, continuaba fortaleciéndose, multiplicándose, avanzando geográficamente, mientras las injusticias sociales que lo hicieron surgir y prosperar, continúan empeorando, sin que alguna autoridad haga algo favorable, sustantivo y determinante.

Al estado de Chiapas, un año antes que a Michoacán, el ejecutivo federal le nombró un COMISIONADO. En este escenario de “emergencia y preocupación” del gobierno de la república, por el inocultable resurgimiento del EZLN y el probado fracaso de los programas de desarrollo, concebidos para detener, revertir y superar las pobrezas y el abandono institucional en que se tiene a millones de chiapanecos, se nombró a Ernesto Javier Nemer Álvarez  como representante de la federación en la entidad, con la encomienda prioritaria de ver y escuchar para la presidencia de la República, y garantizar la correcta orientación y ejecución de los programas de “Desarrollo”, y de esta forma, intentar evitar o minimizar un muy probable susto mayor originado desde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que coloque a todos en los terrenos de la “seguridad nacional”. Ernesto Javier Nemer Álvarez fue traído a Chiapas, por lo que se ha visto, principalmente por dos cuestiones: eldesarrollo” y la seguridad, los mismos motivos que llevaron al gobierno de Enrique Peña Nieto a nombrar como su COMISIONADO en el estado de Michoacán a Alfredo Castillo Cervantes, con la responsabilidad de ocuparse de eliminar o alejar todos aquellos elementos o condiciones sociales que puedan atraer o alimentar la inseguridad y construir condiciones favorables para el “desarrollo” al que los gobiernos aspiran. El estado de Michoacán tiene COMISIONADO, pero a Chiapas se lo nombraron desde un año antes.

Al estado de Chiapas, un año antes que a Michoacán, el ejecutivo federal le nombró un COMISIONADO. El gobernador Manuel Velasco Coello, en función al futuro político que aspira, le conviene tener bien claras y presentes cuatro cuestiones fundamentales: el presidente Enrique Peña Nieto está muy “inquieto” por un muy probable susto mayor que pueda originarse desde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; Enrique Peña Nieto tiene claro el fracaso del estado y la federación en materia de gobierno y administración, cuando menos, durante 18 años; Enrique Peña Nieto no tiene la suficiente confianza en las capacidades, habilidades y lealtad de sus delegados federales en Chiapas; y también, Enrique Peña Nieto da muestras de no confiar para nada en la “eficiencia”, “eficacia” y “lealtad” del equipo de trabajo y el mismo gobernador de Chiapas. Si el presidente de México reconociera y confiara en las capacidades y lealtad de los delegados federales y del gobernador chiapaneco, no hubiera necesitado nombrar y traer a un Comisionado o representante, como Ernesto Javier Nemer Álvarez (mexiquense, licenciado en derecho, Secretario Particular en la Secretaría de Gobernación, Coordinador de actos presidenciales en la presidencia de la República, diputado local de 2009-2011, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Secretario de Administración, Secretario de Desarrollo Social y Secretario general de gobierno en su estado natal), para que en su nombre, esté al pendiente del “desarrollo” y la seguridad  que esto lleva. Encargarse de dar marcaje personal a la ejecución, el seguimiento, la evaluación  y el control de los programas federales en la entidad, y de pasada, “echarle un ojo” a todo lo que se disponga y mueva en Chiapas. Enrique Peña Nieto en nadie confía, está más que claro.

Al estado de Chiapas, un año antes que a Michoacán, el ejecutivo federal le nombró un COMISIONADO. Aunque suene fuerte y nada agradable, hay que decirlo: Ernesto Javier Nemer Álvarez, ante la desconfianza hacia un gobierno estatal, fue el primer COMISIONADO nombrado por Enrique Peña Nieto antes que éste cumpliera 60 días de haber tomado posesión del cargo. Nemer Álvarez es algo así como “la rienda, las espuelas, el jinete y el látigo” del gobierno federal en Chiapas. Si a Nemer Álvarez, además de subsecretario de la SEDESOL, se le presenta públicamente como el representante del gobierno de la república en la entidad, en los hechos COMISIONADO, lo facultan, anticonstitucionalmente,  para conocer, “sugerir”, evaluar y controlar, más allá de la “Cruzada Nacional contra el Hambre”, más allá de los programas sociales, más allá de las facultades de un subsecretario, lo colocan por encima de los delegados federales y por arriba del gobernador y sus secretarios de Estado. A Ernesto Javier Nemer Álvarez, lo autorizan para llegar hasta donde quiera o le interese y bien puede hacer que los delegados federales y los colaboradores inmediatos al gobernador, se comporten como sus muy serviciales empleados. Según se sabe, todos, incluido el gobernador, en público o privado, “se cuadran ante el representante de Enrique Peña Nieto.

Al estado de Chiapas, un año antes que a Michoacán, el ejecutivo federal le nombró un COMISIONADO. Si revisamos lo que Ernesto Javier Nemer Álvarez ha venido haciendo y pronunciando en poco más de un año que se le nombró representante, encontraremos que en  los medios de comunicación, escritos y electrónicos, se registran argumentos suficientes para confirmar que existe sobrada razón para afirmar que él es “la rienda, las espuelas, el jinete y el látigo” del gobierno federal en Chiapas: se lee que a todos exhorta a trabajar; se lee que anuncia millonarias cifras de inversión; se lee que hace reconocimientos; se leen “sutiles” reclamos y apremios; se leen evaluaciones; se le escuchan cortesías administrativas y políticas; y se leen y escuchan pronunciamientos que únicamente le corresponden hacer al gobernador Manuel Velasco Coello, quien muchas veces aparece rezagado y opacado por Ernesto Javier Nemer Álvarez, primer COMISIONADO nombrado en el país por Enrique Peña Nieto. Guste o no, estos son hechos que se presentan en Chiapas.

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