Despierte, gobernador, y dígale a su mami
que solamente es eso y no Secretaria General de Gobierno.
Despierte, gobernador, y ordene que alguien le enseñe al Secretario General de Gobierno, Eduardo Ramírez Aguilar: qué significa conducir la política interior de un estado, y a qué puede llevar la
“política llanera" que él dispone y práctica.
Despierte, gobernador, usted, como todos los gobernadores,
necesita de un poder legislativo manso, pero no muy menso, como el que lo
acompaña para cumplir sus ambiciones. Vea que alguien les enseñe que deben ponerse “flojitos y cooperando", pero apretando
de vez en cuando, para que tenga chiste y sabor.
Despierte, gobernador, ya casi transcurre un tercio de su
tiempo como ejecutivo y su política ha resultado empírica y casera; la economía va mal, y la administración pública es un desgarriate.
Despierte, gobernador, los
ayuntamientos de Chiapas andan desatados en corrupción descarada;
preparándose para imponer nuevos ayuntamientos; y sin medir riesgos para
llamar la atención, incubando y desatendiendo problemas
sociales.
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