Piensa, Prensa y Pega.

7 de mayo de 2014

Reflexiones y Precisiones



¿De qué sirve que presidentes de la república, secretarios de estado, políticos “cabezones" y hasta religiosos de élite, vengan a Chiapas a decirnos que es un estado inmensamente rico? ¿De qué ha servido que en cada sexenio gubernamental, llegue a la entidad el presidente de México en turno, a iniciar o anunciar “grandes" programas o proyectos de gobierno? ¿Para qué ha servido que el  ejecutivo federal y sus funcionarios de mayor calibre, anuncien millones y miles de millones de pesos por invertir, para activar o reactivar el campo chiapaneco? ¿Para qué han servido las costosas campañas turísticas nacionales e internacionales? ¿Para qué sirve que, en Chiapas, se efectúen encuentros donde se razona y delibera sobre la marginación y la miseria; sobre el campo y los campesinos; sobre cultivos y vocación del suelo; sobre migración y maltratos? ¿De qué ha servido que cada seis años, el gobierno federal declare que le entrará de frente a combatir el analfabetismo? ¿Para qué ha servido que los gobiernos de la república y de Chiapas, prometan a los chiapanecos el ejercicio de los derechos constitucionales a la salud, educación, alimentación, trabajo, justicia, vivienda y vida digna en general? ¿Para qué ha servido todo esto, si la realidad social de Chiapas, en lugar de mejorar ha empeorado?



En nada contribuyó que el ex gobernador Roberto Albores Guillén ofreciera a los chiapanecos que daría un “Nuevo Rostro" a Chiapas. Nada ayudó, socialmente, que Roberto Albores simulara que milicianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional entregaban las armas a cambio de machetes, morrales y migajas para sobrevivir unos días. En nada ayudó a la consolidación de armonía y paz social en las áreas rurales de Chiapas, el que Roberto Albores se haya dedicado a intentar destruir o debilitar Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas. Según estadísticas oficiales, de nada sirvieron los miles de millones de pesos que la federación envió a la entidad en los tiempos de Roberto Albores Guillén, para ser ejercidos en el combate a la pobreza. Según los cuentos y cuentas de los gobiernos, la situación social en Chiapas, lejos de mejorar, ha empeorado sensiblemente. Es innegable que Roberto Albores Guillén realizó obras que están a la vista de todos, pero de ninguna manera corresponden a la magnitud de las que debieron realizarse, con los miles de millones de pesos ejercidos oficialmente. Por ejemplo, en la región Frailesca se ofreció y anunció como concluida, algo parecido a una autopista, pero hasta hoy eso no existe. Y así se podría continuar con los ejemplos, por todos los municipios de Chiapas.



De nada sirvió, socialmente, que al llegar como gobernador a Chiapas Pablo Abner Salazar Mendiguchía, metiera a la cárcel a casi todo el gabinete legal de Roberto Albores Guillén; eso no aminoró la corrupción, la irresponsabilidad institucional o los hechos impunes. De nada sirvió para el desarrollo justo de la sociedad, que se presumieran las frecuentes visitas del ex presidente Vicente Fox Quezada y la señora Martha, como acostumbraba llamarla. De nada sirvió que en los tiempos de Pablo Salazar, en San Cristóbal de Las Casas, se anunciara el inicio de la industrialización de Chiapas y sus consecuentes beneficios, con imágenes difundidas a nivel nacional, donde Vicente Fox y Pablo Salazar subían a un tráiler el primer paquete de prendas de vestir producidas en la fábrica de la que hoy no existe ni el edificio. En nada ayudaron las arengas que en tono religioso acostumbraba Salazar Mendiguchía, para mitigar las necesidades del campo chiapaneco. De nada sirvió que el ex gobernador fingiera respeto y entendimiento a las causas que dieron origen y desarrollo acelerado al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, al contrario, las injusticias sociales continuaron agudizándose. En nada, hasta hoy, se ha visto reflejado, significativamente, en el estómago y bolsillo de los ciudadanos, el Puerto Chiapas y nuevo aeropuerto; esto no quiere decir que son obras inútiles, sino que se les sobredimensionaron al valorarlas y ofrecerlas. En nada ayudó a mejorar la realidad y vida de los chiapanecos, que Pablo escogiera e impusiera a Juan José Sabines Guerrero. Lo verdaderamente notorio al concluir el gobierno Pablista, fue el número de multimillonarios que surgieron con recursos públicos y el incremento de templos afines a la religión de Pablo Salazar.



“SON HECHOS, NO PALABRAS", acostumbraban gritar como locos, Juan José Sabines Guerrero y todos sus colaboradores, sin embargo, hoy a esa administración se le califica de fracaso absoluto, corrupción profunda, impunidad insultante y simulación descarada. De nada sirvió a la mayoría de los chiapanecos, que Sabines, constantemente, fuera felicitado por el representante de la ONU en México, Magdy Martínez Solimán. Su programa de vestir las “Ciudades Rurales", quedó en sólo fraude y fracaso; su proyecto “Biocombustibles" resultó cuento para niños y adultos; y el Chiapas, sano financieramente, lo dejó criminalmente endeudado. Para nada sirvieron los diputados de Chiapas, dejaron que Sabines hiciera y deshiciera, a su antojo, con el patrimonio de los chiapanecos. De nada sirvieron los pesos y contrapesos que las leyes prevén hacia el Poder Ejecutivo Local: Juan José Sabines Guerrero prostituyó todo y casi a todos; al poder legislativo, poder judicial, institutos políticos, asociaciones religiosas, organizaciones campesinas, ONGs, etc. Fue enorme la perversidad y  capacidad demostradas por Juan Sabines, para corromper, podrir y prostituir la vida y el futuro del pueblo de Chiapas.



De nada ha servido a los chiapanecos contar con una Constitución General de la República y una Constitución del Estado, que obliga a las autoridades a ser responsables socialmente. De nada han servido los frenos legales previstos hacia el gobernador del estado. Para nada verdaderamente útil a la sociedad, han resultado casi todos los diferentes actores políticos, económicos, sociales y religiosos; la mayoría, en su momento, ha estado a las órdenes del gobernador en turno: acompañándole, legitimándole, aplaudiéndole, aprovechándole y celebrándole hasta los absurdos más arbitrarios y asquerosos. Para nada bueno, de forma sustantiva, sirven las visitas de los presidentes de la república; las declaraciones de inversiones multimillonarias; los aplausos de personeros de la ONU; los galardones que los gobernadores obtienen o adquieren en otros países; las bendiciones y guiños dispensados por algunos curas y pastores; y todas las horas o planas que los medios de comunicación dedican para “reconocer" los logros de los gobernadores -convertidos casi en dioses-, todo esto en nada ayuda a superar las miserias, el abandono institucional, la burla oficial y el conjunto de injusticias sociales que el pueblo chiapaneco padece, casi como maldición, desde hace décadas o siglos.

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