Hay
que echarlos. Se avecinan los procesos
electorales locales y federales, una muy buena oportunidad para que
los ciudadanos cobren algo de lo mucho que les deben los que hoy se
sienten y se hacen llamar “Representantes Populares". Están
por llegar momentos nada despreciables para los habitantes de
Chiapas. Momentos y la posibilidad de poder cobrar las facturas a
quienes los han traicionado; momentos para restregarles en la cara,
los olvidos en que incurrieron; momentos para preguntarles sobre toda
la corrupción en la que se mueven, y momentos para hacer un recuento
de los abusos de poder cometidos durante su extraviado desempeño. No
falta mucho para que observemos a actuales regidores, síndicos,
presidentes municipales, diputados locales, diputados federales,
“Líderes" de partido, secretarios de estado, subsecretarios,
delegados federales, delegados regionales, entre otros muchos
vividores de la
política o administración pública, cazando a ciudadanos ingenuos o
torpes, para embaucarlos y hacer que vuelvan, otra vez, a votar por
ellos: para que sigan robando, para que continúen fingiendo; para
que sigan pisoteando los derechos ajenos, y para que puedan tener la
oportunidad de preparar las condiciones que al rato permitan colocar
a sus hijos o nietos, familia o amigos, en los cargos que hoy a ellos
los han vuelto poderosos, económica y políticamente. No
hay que permitirlo, hay que echarlos.
Hay
que echarlos. Presidentes municipales,
síndicos y regidores, antes de los tiempos que prevé la ley en la
materia, ya andan con visible comezón
buscando padrino o madrina para conseguir
otro cargo público. Ayuntamientos completos ya se mueven
desentendidos de sus obligaciones, como el del municipio de San
Cristóbal de las Casas, Chiapas, viendo hacia todos lados; buscando
desesperadamente de dónde agarrarse, a quién ofrecérselas, con
quién jugársela y a quién entregarse en las condiciones que sean,
así sean las más indignas o asquerosas. Para ellas y ellos es
preferible, es mejor que vivir digna y honestamente. Esta coyuntura
en la que presidentes municipales, síndicos y regidores, intentarán
treparse de un “burro" a otro, es la que los ciudadanos
chiapanecos tienen que aprender a identificar y aprovechar para
perseguir, someter y exhibir a
las actuales autoridades locales que tienen hecho una verdadera
desgracia su municipalidad. Hay que perseguir
a los miembros de los ayuntamientos y
exigirles cuentas: hay que untarles en la cara todos sus
ofrecimientos incumplidos; hay que enumerarles sus ineptitudes; hay
que ejemplificarles sus complicidades; hay que hablarles de todo el
visible tráfico de poder; hay que recordarles su actual sordera y
ceguera; hay que preguntarles sobre su indiferencia y desprecio al
pueblo; y hay que gritarles bien fuerte, que los ciudadanos se dieron
cuenta de todas sus marrullerías políticas y administrativas; y que
por todo esto, ya no están dispuestos a que los sigan utilizando.
Que por todo ello, han
decidido echarlos y hay que echarlos.
Hay
que echarlos. Los actuales diputados locales,
ya lo hacen agazapada y torpemente, pero en muy poco tiempo lo harán
con todo el cuerpo de fuera. Saldrán otra vez a cazar incautos, para
volver a buscar otro cargo que les permita continuar viviendo de los
recursos públicos. En muy poco tiempo, veremos a los hoy
“Legisladores" locales, recorriendo “montes y valles"
-como dice una bonita canción- haciendo lo único que saben hacer
muy bien: comportarse como merolicos de feria: ofrecer, prometer,
simular, traicionar y, por supuesto, la “Moda verde"; abrasar
niños, apapachar ancianos, besar madres solteras y decirles a todos,
“Te quiero mucho", pero omiten expresar que “Los quieren"
para seguir utilizándolos, para seguir burlándose de ellos, para
continuar sirviendo y sirviéndose del gobernador de Chiapas:
aprobándole todas las reformas constitucionales que ordene el
presidente de la república y las que necesiten los poderes fácticos
del país. Solamente eso y nada de cumplir con sus responsabilidades
constitucionales, que son las de legislar para construir y consolidar
una vida en armonía, de alegrías y con un bienestar social,
humanamente aceptable, para los más de cuatro millones de habitantes
de las áreas rurales y urbanas de Chiapas, que hoy únicamente saben
de burlas, ofrecimientos, desprecios, engaños, manoseos y olvidos
por parte de sus autoridades.
Hay
que echarlos. A los actuales “Legisladores",
a gritos, para que se escuche y oigan ellos; hay que expresarles que
quedó bien claro que ayudaron al ex gobernador Juan
José Sabines Guerrero, a que endeudara,
irracionalmente, al pueblo de Chiapas; a estos “Legisladores",
decirles que todos los ciudadanos se han dado cuenta que ya fueron
autorizados, sin consultar a nadie, los primeros empréstitos por
varios miles de millones de pesos a Manuel
Velasco Coello; a estos “Legisladores",
decirles que haciendo cuentas, ellos ya resultan la Legislatura que
más ha endeudado a los chiapanecos, en tan poco tiempo; a estos
diputados hay que gritarles que todos se han dado cuenta, que han
aprobado leyes que criminalizan la lucha social; hay que gritarles
que han hecho nada por conducirse como un honorable poder
legislativo, prefiriendo el fácil y muy lucrativo oficio de
servidumbre del Ejecutivo. Hay que decirles, bien fuerte, que ni
siquiera fueron capaces de dar forma a una agenda legislativa, con
responsabilidad social y un mínimo de oficio político. Todo hasta
hoy -hay que gritarles a estos diputaditos-,
han sido evidentes improvisaciones, negocios, ocurrencias y parches
hacia un tejido social severamente lastimado. Ahora
que vienen las campañas, hay que perseguir diputados: reclamarles,
arrinconarlos, desnudarlos con argumentos y bajarlos de los
templetes, echarlos a correr. Merecen eso y mucho más, hasta la
cárcel, por toda la corrupción que ya han propiciado o permitido.
Hay
que echarlos. Ahora que vienen las campañas
políticas, se presentarán valiosos momentos para increpar y
desvestir a diputados federales y senadores de la república. Que
expliquen, detalladamente, por qué no consultaron al pueblo
chiapaneco, antes de aprobar las irresponsables e irracionales
reformas propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto. Las
reformas laboral, educativa, energética, fiscal y electoral, entre
otras modificaciones constitucionales que vuelven más indefenso al
trabajador; más irresponsable al estado mexicano, en sus
obligaciones constitucionales, en materia educativa; más pobre al
pueblo de México, porque contribuirá a despojarlo de sus riquezas
naturales, renovables y no renovables; más desamparado ante las
autoridades hacendarias, porque de contribuyente lo pasan a un status
de potencial delincuente. Más antidemocrático porque con su reforma
electoral no estimula la participación ciudadana, no garantiza el
respeto pleno al voto, no elimina los cacicazgos gremiales,
partidistas, familiares y empresariales; y para nada amarra las manos
a los que son gobierno, y dejen de utilizar los recursos públicos
-humanos, materiales, económicos y legales- en la imposición de sus
candidatos: desde un simple regidor de pueblo, hasta el presidente de
la república mexicana. Pasando por presidentes municipales,
diputados, gobernadores y senadores, que luego se ponen a los pies de
quien los impuso.
Hay
que echarlos. Ahora que vienen los procesos
electorales, hay que dar cacería a todos aquellos colaboradores de
los gobiernos municipales, del estado y la federación, que
aprovechándose del cargo no han dejado de utilizar los recursos del
pueblo para posicionarse y promoverse como futuras autoridades en
cualquiera de los tres niveles de gobierno. Hay
que cazar hipócritas, corruptos, mentirosos, traidores,
convenencieros, ineptos, sordos y ciegos.
Pero no basta con cazar y echarlos,
los ciudadanos, organizadamente, tienen que aprender a imponerse e
imponer sus decisiones: identificar correctamente y promover
enérgicamente, a quienes han demostrado voluntad, capacidad y
sentido de responsabilidad social, mujeres y hombres íntegros y
congruentes, para que los representen.
Candidatos de la sociedad, no de la clase política, religiosa o
empresarial. Urge este comportamiento, aquí y en lo inmediato: para
cambios de fondo, y abortar este SISTEMA INJUSTO Y OPRESOR; ya otros
iniciaron desde hace más de dos décadas, desde abajo y a la
izquierda.
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