Piensa, Prensa y Pega.

28 de mayo de 2014

Reflexiones y Precisiones


Hay que echarlos. Se avecinan los procesos electorales locales y federales, una muy buena oportunidad para que los ciudadanos cobren algo de lo mucho que les deben los que hoy se sienten y se hacen llamar “Representantes Populares". Están por llegar momentos nada despreciables para los habitantes de Chiapas. Momentos y la posibilidad de poder cobrar las facturas a quienes los han traicionado; momentos para restregarles en la cara, los olvidos en que incurrieron; momentos para preguntarles sobre toda la corrupción en la que se mueven, y momentos para hacer un recuento de los abusos de poder cometidos durante su extraviado desempeño. No falta mucho para que observemos a actuales regidores, síndicos, presidentes municipales, diputados locales, diputados federales, “Líderes" de partido, secretarios de estado, subsecretarios, delegados federales, delegados regionales, entre otros muchos vividores de la política o administración pública, cazando a ciudadanos ingenuos o torpes, para embaucarlos y hacer que vuelvan, otra vez, a votar por ellos: para que sigan robando, para que continúen fingiendo; para que sigan pisoteando los derechos ajenos, y para que puedan tener la oportunidad de preparar las condiciones que al rato permitan colocar a sus hijos o nietos, familia o amigos, en los cargos que hoy a ellos los han vuelto poderosos, económica y políticamente. No hay que permitirlo, hay que echarlos.

Hay que echarlos. Presidentes municipales, síndicos y regidores, antes de los tiempos que prevé la ley en la materia, ya andan con visible comezón buscando padrino o madrina para conseguir otro cargo público. Ayuntamientos completos ya se mueven desentendidos de sus obligaciones, como el del municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, viendo hacia todos lados; buscando desesperadamente de dónde agarrarse, a quién ofrecérselas, con quién jugársela y a quién entregarse en las condiciones que sean, así sean las más indignas o asquerosas. Para ellas y ellos es preferible, es mejor que vivir digna y honestamente. Esta coyuntura en la que presidentes municipales, síndicos y regidores, intentarán treparse de un “burro" a otro, es la que los ciudadanos chiapanecos tienen que aprender a identificar y aprovechar para perseguir, someter y exhibir a las actuales autoridades locales que tienen hecho una verdadera desgracia su municipalidad. Hay que perseguir a los miembros de los ayuntamientos y exigirles cuentas: hay que untarles en la cara todos sus ofrecimientos incumplidos; hay que enumerarles sus ineptitudes; hay que ejemplificarles sus complicidades; hay que hablarles de todo el visible tráfico de poder; hay que recordarles su actual sordera y ceguera; hay que preguntarles sobre su indiferencia y desprecio al pueblo; y hay que gritarles bien fuerte, que los ciudadanos se dieron cuenta de todas sus marrullerías políticas y administrativas; y que por todo esto, ya no están dispuestos a que los sigan utilizando. Que por todo ello, han decidido echarlos y hay que echarlos.

Hay que echarlos. Los actuales diputados locales, ya lo hacen agazapada y torpemente, pero en muy poco tiempo lo harán con todo el cuerpo de fuera. Saldrán otra vez a cazar incautos, para volver a buscar otro cargo que les permita continuar viviendo de los recursos públicos. En muy poco tiempo, veremos a los hoy “Legisladores" locales, recorriendo “montes y valles" -como dice una bonita canción- haciendo lo único que saben hacer muy bien: comportarse como merolicos de feria: ofrecer, prometer, simular, traicionar y, por supuesto, la “Moda verde"; abrasar niños, apapachar ancianos, besar madres solteras y decirles a todos, “Te quiero mucho", pero omiten expresar que “Los quieren" para seguir utilizándolos, para seguir burlándose de ellos, para continuar sirviendo y sirviéndose del gobernador de Chiapas: aprobándole todas las reformas constitucionales que ordene el presidente de la república y las que necesiten los poderes fácticos del país. Solamente eso y nada de cumplir con sus responsabilidades constitucionales, que son las de legislar para construir y consolidar una vida en armonía, de alegrías y con un bienestar social, humanamente aceptable, para los más de cuatro millones de habitantes de las áreas rurales y urbanas de Chiapas, que hoy únicamente saben de burlas, ofrecimientos, desprecios, engaños, manoseos y olvidos por parte de sus autoridades.

Hay que echarlos. A los actuales “Legisladores", a gritos, para que se escuche y oigan ellos; hay que expresarles que quedó bien claro que ayudaron al ex gobernador Juan José Sabines Guerrero, a que endeudara, irracionalmente, al pueblo de Chiapas; a estos “Legisladores", decirles que todos los ciudadanos se han dado cuenta que ya fueron autorizados, sin consultar a nadie, los primeros empréstitos por varios miles de millones de pesos a Manuel Velasco Coello; a estos “Legisladores", decirles que haciendo cuentas, ellos ya resultan la Legislatura que más ha endeudado a los chiapanecos, en tan poco tiempo; a estos diputados hay que gritarles que todos se han dado cuenta, que han aprobado leyes que criminalizan la lucha social; hay que gritarles que han hecho nada por conducirse como un honorable poder legislativo, prefiriendo el fácil y muy lucrativo oficio de servidumbre del Ejecutivo. Hay que decirles, bien fuerte, que ni siquiera fueron capaces de dar forma a una agenda legislativa, con responsabilidad social y un mínimo de oficio político. Todo hasta hoy -hay que gritarles a estos diputaditos-, han sido evidentes improvisaciones, negocios, ocurrencias y parches hacia un tejido social severamente lastimado. Ahora que vienen las campañas, hay que perseguir diputados: reclamarles, arrinconarlos, desnudarlos con argumentos y bajarlos de los templetes, echarlos a correr. Merecen eso y mucho más, hasta la cárcel, por toda la corrupción que ya han propiciado o permitido.

Hay que echarlos. Ahora que vienen las campañas políticas, se presentarán valiosos momentos para increpar y desvestir a diputados federales y senadores de la república. Que expliquen, detalladamente, por qué no consultaron al pueblo chiapaneco, antes de aprobar las irresponsables e irracionales reformas propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto. Las reformas laboral, educativa, energética, fiscal y electoral, entre otras modificaciones constitucionales que vuelven más indefenso al trabajador; más irresponsable al estado mexicano, en sus obligaciones constitucionales, en materia educativa; más pobre al pueblo de México, porque contribuirá a despojarlo de sus riquezas naturales, renovables y no renovables; más desamparado ante las autoridades hacendarias, porque de contribuyente lo pasan a un status de potencial delincuente. Más antidemocrático porque con su reforma electoral no estimula la participación ciudadana, no garantiza el respeto pleno al voto, no elimina los cacicazgos gremiales, partidistas, familiares y empresariales; y para nada amarra las manos a los que son gobierno, y dejen de utilizar los recursos públicos -humanos, materiales, económicos y legales- en la imposición de sus candidatos: desde un simple regidor de pueblo, hasta el presidente de la república mexicana. Pasando por presidentes municipales, diputados, gobernadores y senadores, que luego se ponen a los pies de quien los impuso.

Hay que echarlos. Ahora que vienen los procesos electorales, hay que dar cacería a todos aquellos colaboradores de los gobiernos municipales, del estado y la federación, que aprovechándose del cargo no han dejado de utilizar los recursos del pueblo para posicionarse y promoverse como futuras autoridades en cualquiera de los tres niveles de gobierno. Hay que cazar hipócritas, corruptos, mentirosos, traidores, convenencieros, ineptos, sordos y ciegos. Pero no basta con cazar y echarlos, los ciudadanos, organizadamente, tienen que aprender a imponerse e imponer sus decisiones: identificar correctamente y promover enérgicamente, a quienes han demostrado voluntad, capacidad y sentido de responsabilidad social, mujeres y hombres íntegros y congruentes, para que los representen. Candidatos de la sociedad, no de la clase política, religiosa o empresarial. Urge este comportamiento, aquí y en lo inmediato: para cambios de fondo, y abortar este SISTEMA INJUSTO Y OPRESOR; ya otros iniciaron desde hace más de dos décadas, desde abajo y a la izquierda.

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