Piensa, Prensa y Pega.

14 de mayo de 2014

Reflexiones y Precisiones



Es urgente en extremo, que los mexicanos, cada uno, donde estemos, encontremos qué más hacer para que los gobiernos de este país escuchen y reaccionen positivamente y con urgencia, ante las exigencias, demandas o denuncias de los habitantes. Al presidente Enrique Peña Nieto, desde todos los medios al alcance de los ciudadanos, le advierten que sus reformas, en los términos en las que las hizo, no traerán ningún beneficio al pueblo mexicano. A Enrique Peña Nieto, los mexicanos del campo le han expuesto y reclamado el abandono y las injusticias que padecen los campesinos, y en los 18 meses de su administración, no se ha visto nada nuevo y ningún resultado favorable. A Enrique Peña Nieto, desde todos los espacios le expresan que “la democracia" que se vive en México es una farsa y no ha hecho ningún esfuerzo por corregirlo, al contrario, con sus disposiciones alienta su práctica. A Enrique Peña Nieto le proporcionan todos los elementos de conocimiento para que cobre conciencia de las injusticias sociales que flagelan y lastiman a los mexicanos, y pareciera que no las entiende, y mucho menos las comprende; hace y dispone, en sentido contrario a las urgencias del pueblo de México.

Es urgente en extremo. Ya está bien visto que el ejecutivo federal no tiene la disposición para escuchar y resolver con sentido de responsabilidad social las necesidades inaplazables de los mexicanos. Queda claro que él llegó para atender, prioritariamente, a quienes lo impusieron: a los millonarios de México y a los dueños de las instituciones financieras internacionales. A diario se leen o escuchan las inconformidades de los ciudadanos mexicanos. Entre otras demandas, le exigen una suficiente educación pública, gratuita, científica, crítica y propositiva, en todos sus niveles, y ha hecho nada verdaderamente sustantivo en ese sentido; sus reformas en la materia, al final, terminarán sólo beneficiando a los dueños de la educación privada, y ellos, el Estado mexicano, desentendiendo sus obligaciones constitucionales. Los reclamos por las insuficientes y deficientes condiciones en el Sistema de Salud Mexicano, son el pan nuestro de cada día, y aun cuando la situación se agrava permanentemente, al presidente Enrique Peña Nieto parece no preocuparle, al contrario, publica que atiende en la dirección correcta, como si eso fuera cierto. No hay día en que no se conozca de las criminales cifras del desempleo en México y de los empleados tratados como si fueran esclavos, y el presidente mexicano presume esta situación como un logro, como producto del gran esfuerzo de su administración. Y así se podría continuar ejemplificando las condiciones miserables en que sobrevive el pueblo de México y la insensibilidad del presidente Enrique Peña Nieto: el bienestar social del pueblo mexicano, por los suelos; y el ejecutivo federal,  empecinado en la misma dirección, y, además, presumiéndolo como un gran avance tras el cual vendrán otros.

Es urgente en extremo encontrar cómo hacerle para que el gobernador de Chiapas se dé cuenta que está durmiendo y hasta roncando sobre un polvorín; que se dé cuenta que está desperdiciando la comida donde hay hambre; que se dé cuenta que está haciendo fiesta donde están llorando; que se dé cuenta que está jugando donde necesitan de esfuerzos serios, urgentes y maduros, para detener y revertir un muy probable estallido social, que bien puede dar para desestabilizar a este país y para sumir a todos en mayores padecimientos y preocupaciones. Parece ser que el puro idioma español y las frecuentes manifestaciones sociales, por los problemas en las áreas rurales y urbanas de la entidad, resultan insuficientes para despertar, sensibilizar y reaccionar, responsablemente, al gobernador del estado Manuel Velasco Coello. En casi 18 meses que lleva la administración de Manuel Velasco Coello, ha dado muestras sobradas de que a él no le preocupa la esencia de los problemas; y eso explica que atienda  solamente sus expresiones, su apariencia, y no el origen de aquéllos. Manuel Velasco Coello da la impresión de que llegó a Chiapas, verdaderamente, decidido a suicidarse: no ve que hay quienes no han dejado de trabajar para que a él pronto lo saquen de Chiapas; no se da cuenta que a las mafias que desgobiernan este país, les urge hacerse de “la plaza Chiapas”, que tan buenos dividendos económicos, seguramente, les genera.

Es urgente en extremo. El gobernador de Chiapas no ve que sus amigos, familiares, recomendados más cercanos y todos aquellos que sólo llegaron con la intención de enriquecerse a la sombra de él, lo tienen secuestrado. Le permiten ver y conocer  únicamente lo que deciden, porque así les conviene, para manejarlo y aprovecharle a placer, y de pasada, ocultar o disfrazar sus ineptitudes. Si Manuel Velasco Coello no despierta y, con urgencia, se quita la venda de los ojos y las gruesas cobijas que le han colocado, en cualquier momento podríamos estar conociendo los detalles de un suicidio asistido, donde a los chiapanecos, indudablemente y como siempre, les irá peor. Porque en este país, a los gobernantes de todos los niveles no los nombra el pueblo,  sino los grupos de poder político y económico para que atiendan sus intereses y no el bienestar social de los más necesitados. El gobernador de Chiapas está obligado a entender que las mayorías de la entidad ya no aguantan más promesas; que las mayorías ya no están dispuestas a aceptar más manoseos institucionales; que las mayorías ya están hartas  de ocurrencias, improvisaciones y frivolidades, convertidas en casi un deporte oficial chiapaneco; que las mayorías ya están desesperadas y bien puestas y dispuestas a luchar, pacíficamente, por todo aquello que es su derecho y siempre se les ha negado o regateado. Todo es cuestión de tiempo, y no mucho.

Es urgente en extremo. Al ayuntamiento del municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, hay que quitarlo de donde está y desconocerlo; no ha estado desempeñándose en beneficio de la mayoría de los habitantes de la ciudad y las comunidades, y es fácil comprobárselo: los servicios, obras y esfuerzos más importantes y cuantiosos, económicamente, los ha orientado, con prioridad, a la ciudad y, particularmente, al centro o donde él, sus familiares, colaboradores o amigos, tienen intereses. Francisco José Martínez Pedrero y el Ayuntamiento que preside, por sus decisiones y resultados, bien se les puede calificar de analfabetas para la administración pública y de ciegos para la política. El Órgano de Fiscalización Superior del Congreso del Estado, oficial y formalmente, los exhibió como ineficientes, omisos y hasta ignorantes del marco jurídico municipal y estatal, por un lado; y por el otro, las frecuentes expresiones de inconformidad social por parte de barrios, colonias, fraccionamientos y comunidades, deja bien claro que la operación política dispuesta y practicada por ellos, es un fracaso muy bien logrado. Si el actual Ayuntamiento del denominado “Pueblo más mágico entre los pueblos mágicos", resultó inútil para la administración y para el diseño y operación de una política que promueva bienestar, armonía y expresiones de tranquilidad, hay que quitarlo e iniciarle una investigación exhaustiva que permita identificar culpables, deslindar responsabilidades y aplicar castigo por toda la corrupción y abusos cometidos.

Es urgente en extremo que el gobernador del estado, Manuel Velasco Coello, se deslinde en los hechos, del gobierno y administración que presiden Francisco José Martínez Pedrero y su síndico, Roberto Arturo Morales Ortega. El Ayuntamiento coleto no aguanta una auditoría física-financiera sobre los recursos económicos y materiales; federales, estatales y municipales, que ha ejercido o manipulado por “Usos y costumbres", antes que con respeto estricto a la correspondiente normatividad establecida. Es urgente en extremo que se investiguen las violaciones a las leyes de fiscalización, la de obra pública; y la Ley de Adquisiciones, Contrataciones y Arrendamientos. Igualmente, la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos y los recurrentes atropellos a la Ley Orgánica Municipal y su reglamento interior. Y, por supuesto, que se investiguen las conocidas falsificaciones a las actas de sesiones del Cabildo, para empezar. Con esto sería suficiente para destituir a muchos y llevar a la cárcel a no pocos, iniciando con el presidente municipal y su síndico.

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