EL NUEVO, VIEJO
CIRCO, QUE YA SE ANUNCIA.
Como de costumbre, ya viene
apareciendo el enorme circo que se presenta en todo el país, periódicamente,
con el gran objetivo de construir apariencias, distracciones, magias,
encantos, ilusiones y todo aquello que al sistema político mexicano le
ayuda a hacer creer a los ciudadanos y a sus socios extranjeros, de que en
México son las mujeres y los hombres mayores de 18 años, quienes eligen a sus representantes
populares. Aquellas y aquellos representantes del pueblo que
deberían ocuparse de la cuestión pública, del bien común, de la
responsabilidad de gobernar y administrar, con honestidad y rigor
profesional los recursos de la sociedad para coadyuvar a la consecución de un BIENESTAR
humanamente aceptable, PAZ cimentada en una sociedad satisfecha en sus
necesidades y DESARROLLO útil para producir RIQUEZA SOCIAL. No riquezas
privadas que luego sólo ayudan a explotar, atropellar y humillar más a los
seres humanos de este país. Ese GRAN CIRCO es el que está llegando, el
que se está instalando por todo México, el que como siempre nada, socialmente
bueno, ha garantizado a los más de 50 millones de pobres de esta nación. Ese
gran circo, ese gran teatro, ese espectáculo miserable, para engañabobos y
comerciantes de la política, es el que ya se anuncia a gritos, con matracas y
pitos, por las comunidades, pueblos y las pequeñas y grandes ciudades de la
República Mexicana. NO ES OTRA COSA, NO ES NADA BUENO.
EL CIRCO Y TEATRO
que
ya está asomando, como toda distracción de esta naturaleza, tiene el cuidado de
incorporar para sus funciones: animales, payasos, trapecistas, bailarinas,
malabaristas, magos, reptiles y algún engendro de la naturaleza, cuando le es
posible. Si observamos con detenimiento y analizamos con cuidado los procesos
electorales en México, desde hace décadas no son más que eso: circo y
teatro, caro y cada vez de peor calidad, del cual nada bueno se obtiene;
entretiene menos, enoja más y huele peor. No es una exageración, si nos fijamos
bien en los protagonistas del proceso electoral que ya dio inicio,
encontraremos a mujeres y hombres que se comportan como verdaderos animales.
Podemos ver a personas que, considerando el oficio que desempeñan, se
parecen a unos auténticos payasos (disculpa a los payasos).
Identificaremos a individuos que, por su trayectoria y comportamiento, son
idénticos a los trapecistas. Nos toparemos con sujetos que se conducen y
complacen, como es una cuestión natural en las bailarinas o bailarines. Veremos
a no pocos actores que desde hace mucho tiempo, por su manera de entretener y
vivir, resultan unos bien logrados malabaristas de la politiquería.
En este circo y teatro en
que han convertido los procesos electorales, no hacen falta, sobran,
quienes por sus mañas y velocidad en manos (para robar), parecen magos; otros
que, por la forma en que se arrastran, en público y privado, por su carencia
absoluta de dignidad humana, su similitud con los reptiles es asombrosa.
Por supuesto, nunca escasean los engendros de la naturaleza, las mujeres
y hombres que parecieran estar pagando un castigo divino: la mujer con dos
lenguas, el hombre con tres manos, las personas con “malformaciones físicas” y
las criaturas con apariencia humana, acostumbradas a comer de todo, incluido
excremento humano, con tal de sobrevivir políticamente. En México, de todo
esto se encuentra en los circos y teatros electorales y eso es lo que
estamos observando que ya dio inicio en México.
Particularmente,
en el TEATRO Y CIRCO, CHIAPANECOS ya tienen
nombre, ya se les promociona, ya inició la venta de boletos, ya
se ven las colas y algunos ya están o ya se sienten dentro. Al circo lo
anuncian como “VELASCO Y COELLO, FAMILIA” y al teatro lo promocionan como “El
VERDE Y MORADO... DE LA SEÑORA”. Los mozos y servidumbre del circo y
teatro, serán los mismos de siempre o sus descendientes, las mujeres y
hombres para quienes ya es costumbre o forma de vida, ir de circo en circo o
de teatro en teatro ofreciendo su dignidad, sus servicios y hasta su honra,
si ello les garantiza licencia para robar, permiso para engañar y absoluta
impunidad para atropellar los derechos humanos y saquear el patrimonio
colectivo de los varios millones de empobrecidos ciudadanos chiapanecos. EN EL
TEATRO Y CIRCO, hasta hoy en Chiapas, en sus distritos y municipios, no se
ven rostros diferentes, apellidos sorpresa o clase social distinta. Son los
mismos sinvergüenzas de siempre: las y los, igual de falsos que un billete de
60 pesos; las y los, más parecidos a delincuentes que a representantes
populares; las y los, con más similitud a malandrines y criminales, que
a servidores públicos.
EL TEATRO Y
CIRCO, CHIAPANECOS, está dando muestras de no tener
intenciones de experimentar o correr el mínimo riesgo en el proceso electoral
iniciado. Tal vez por ello, en su reparto de “actores y artistas”,
exclusivamente considera a delincuentes probados, mafiosos de carrera,
sinvergüenzas plenos y a marrulleros de tiempo completo. A ningún
improvisado se observa hasta hoy, todos y todas conocen muy bien cómo robar y
compartir; cómo mentir sin ningún recato; cómo traicionar sin remordimientos;
cómo transformar en casi un “arte” (para ellos) vivir del dinero ajeno; cómo
pisotear el código penal completo y presumirlo como si se tratara de un
triunfo olímpico.
Observando con detenimiento y
rigor analítico, retomando la historia, tras de cada uno de los hombres y
mujeres a los que próximamente les llamarán regidores, síndicos, presidentes
municipales, diputado local y diputado federal, HAY DINERO SUCIO, existen
recursos económicos sustraídos de las arcas públicas, hay dinero que HUELE A
DELINCUENCIA ORGANIZADA. Nada de todo esto ignoran las autoridades, todo lo
tienen bien documentado las instancias de “Procuración de Justicia”. Al
contrario, pareciera que poseer dinero sucio y ser delincuente, es una condición
elemental para ser considerado “candidato” para un cargo de “elección
popular”. No se exagera, en Chiapas, también existen y se pasean parejas
como la de IGUALA, Guerrero, delincuentes y criminales en colores ROJO, VERDE,
AMARILLO, AZUL, MORADO, MORENO y no falta uno que otro en busca de color y
dispuesto a embarrarse del color que sea.
Como siempre, el
proceso electoral en Chiapas tiene las características descritas: huele a
circo, sabe a teatro, suena a diversión y se observa a los mismos hombres y
mujeres que se han dedicado a prostituir la política y extraviar la función
pública.
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