CON TODO RESPETO, MORENITO.
Cuidado,
mucho cuidado con el diputado federal MORENITO, no
lo vayan echar a perder. Mucho incienso hace daño, demasiados reflectores
merman la buena visibilidad; y los micrófonos muy de cerca distorsionan la voz,
su contenido y el mensaje.
Ningún
buen resultado en el servicio público garantiza la
sola edad de un representante popular nombrado por su instituto
político; ningún beneficio social significan los anuncios novedosos. Para
el aplauso se deben esperar los resultados de verdadero impacto; y ningún
buen acompañamiento es sobredimensionar lo que dice, hace o se imagina
hacer.
No
es malo que done parte de su salario; no es malo que se presente
en las plazas públicas; no es malo que a su edad ya esté -por la sola
decisión de su partido- en el Congreso de la Unión; no es malo que tenga
y dé a conocer sus buenos deseos: todo esto no es malo, pero son sólo
eso y nada más.
No
es malo que lea sus discursos, siempre y cuando
los ensaye bastante para que no se note demasiado que él no los hace, como
hasta hoy ha sucedido. Si no, luego va a ser peor; pensarán que no los hace, no
los comprende y mucho menos sabrá convertir en realidad lo que comparte y
adelanta. CON TODO RESPETO.
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