Cacaraqueando con excesiva alegría y entusiasmo, los Medios dieron cuenta que el titular del Ejecutivo Chiapaneco, es el primer Gobernador al que atiende el reciente Abogado del ex Gobernador Roberto Albores Guillén.
A las frases de elogios corrientes y ponderaciones huecas, las acompañaron con información gráfica donde Gómez Mont, Secretario de Gobernación, ríe satisfecho y Juan Sabines le da la mano con ansiedad inocultable, al mismo tiempo que pareciera intentar poner su cabeza sobre el hombro izquierdo, a la altura del corazón del Secretario.
Resulta obvio suponer que detrás de todo esto está la mano completa del Gobierno de Chiapas que, intenta vender la idea de que con la muerte de Juan Camilo Muriño: el Gobernador no quedó huérfano; que sus relaciones con el Gobierno de la República son mejores que antes; que Sabines, cuando quiere, resulta más hábil que todos los Gobernadores del país; que está en el ánimo del Presidente Calderón; y que, por lo tanto, es un Gobierno fuerte y con presencia en la política nacional.
Por supuesto, nada de todo esto es cierto, Chiapas continúa siendo un Estado maltratado por el Gobierno de México: no recibe los apoyos económicos justos; le saquean sus recursos naturales de todo tipo; la relación fiscal entre la Federación y Chiapas es injusta y abusiva, comparada con el trato hacia otros Estados; el Ejecutivo Estatal es tratado como gerente departamental; y, para el Gobierno Federal, la mayoría de la población chiapaneca, no es más que una abundante y prometedora mano de obra barata, a la que hay que acercarle empresarios y trasnacionales, para que la esclavicen más y exploten mejor.
Por más que el Gobierno Estatal se esmere en pintar y difundir una relación estrecha, favorable y hasta cariñosa con el Gobierno de Felipe Calderón, la experiencia de los dos últimos años, demuestran sobradamente lo contrario.
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