Piensa, Prensa y Pega.

16 de noviembre de 2008

16 de Noviembre del 2008.

Sobre el caso Muriño-Vasconcelos, Antonio O. Garza, Embajador de los Estados Unidos en México aseguró que, “no hay indicio alguno de que se haya tratado de un sabotaje o atentado, y sí de un trágico accidente”.

Dijo también, “he estado en contacto regular con el Jefe del equipo del Comité Nacional de Seguridad en el Transporte y hoy hablé con él una vez más”.

“Me confirmó que, a la fecha, nada en la grabadora de datos del vuelo, la grabadora de voz de la cabina, o cualquier otra evidencia recuperada en la escena del trágico accidente, indica que haya sido causado por sabotaje o actividad criminal”.

Jodido, lo que nos faltaba, ahora resulta que es el Gobierno Yanqui quien, en los hechos, tiene y lleva las investigaciones, por ello, fueron capaces de ser los primeros en emitir una opinión tan inoportuna y tendenciosa, apoyándose en una supuesta información que, cuando menos en esta etapa de la investigación, sólo debiera tener acceso el Gobierno Mexicano.

¿Por qué el Gobierno de México permitió, en silencio, que el Embajador gringo se le adelantara a “informar” sobre un asunto tan delicado?.

¿Por qué la premura de los gringos en descartar un atentado y amacizar la hipótesis de “trágico accidente”?.

Después de que el Embajador Yanqui madrugó al Gobierno mexicano, con lo de “trágico accidente”, bien se le puede incluir como sospechoso y concluir que ellos pudieron no haber venido a coadyuvar en las investigaciones, si no a “limpiar y cuadrar” el escenario criminal.

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