Piensa, Prensa y Pega.

11 de noviembre de 2009

Reflexiones y Precisiones

Si los medios de comunicación más grandes y de mayor penetración, en el país y particularmente los chiapanecos, no cultivaran y mantuvieran una relación comercial tan mutuamente productiva con el gobierno, no se manipularía con tanta cotidianeidad la verdadera realidad chiapaneca.

Si opinamos sobre Chiapas, sólo a partir de lo que los grandes medios hacen llegar a su auditorio o lectores, con facilidad podemos, irresponsablemente, afirmar que, aquí “la vida es un carnaval”, y que los chiapanecos son un pueblo satisfecho, alegre , feliz, seguro y con plena confianza en sus gobernantes; así quieren los gobiernos que se entienda y opine, y sus grandes socios, los medios, en esta dirección construyen todo, para ayudar a disfrazar y mentir, para “construir” una realidad que está muy lejos de ser y existir.

La “entrega total” y empalagosa relación entre los grandes medios de comunicación y los diversos niveles de gobierno, está garantizada mientras exista el suficiente dinero que alimente y afiance su prostitución, pero, mientras tanto, la relación sociedad civil y gobiernos, todos los días profundiza su deterioro, el tejido social se lastima más y diariamente se causan y ahondan las heridas que acumulan rencores peligrosos, de esos que no mitigan y mucho menos curan; el “vida mejor”, “oportunidades”, “amanecer”, “piso firme” o cualquier otra ocurrencia que no rebasan siquiera las fronteras de la “caridad pública”, la “atención a desamparados” o las “limosnas dominicales”.

Si la relación del gobierno de Chiapas con los grandes medios de comunicación nacionales y estatales, no fuera tan productiva y perversa, el tratamiento informativo que estaría recibiendo la ocupación pacífica de las oficinas del PNUD en San Cristóbal de las Casas , Chiapas, por miembros de la Organización Campesina Emiliano Zapata Región Carranza, sería diametralmente diferente en su forma y contenido, y ya a lo mejor hasta se hubiera abordado con responsabilidad, estaría destrabado, o cuando menos bastante avanzado en su solución,. Hoy, según se aprecia, ni salidas dignas están procurando.

En ninguna parte del mundo, ocupar alguna oficina de la ONU, aunque sea pacíficamente, es un asunto menor; amerita respuestas rápidas, cuidadosas, imparciales y contundentes. En Chiapas, durante casi 15 días no ha sucedido así, la intensa relación entre Magddy Martínez Solimán, representante de la ONU en México, y Sabines Guerrero, hasta hoy parece jugar en contra y en lugar de facilitar el entendimiento y los acuerdos rápidos y justos, parece que la está contaminando y dificultando, riesgosamente.

Si los más importantes medios de comunicación masivos no fueran cómplices, por omisión o acción, de los atropellos y abusos que se cometen en Chiapas, por la ocupación pacífica de las oficinas del PNUD en San Cristóbal, ya hubieran armado un escándalo internacional mayúsculo, y por las presiones externas que sobrevendrían, ya el gobierno de la república tendría solucionado el conflicto, o cuando menos se estaría bastante cercano a su final.

Ocupar pacíficamente oficinas de la ONU en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, por parte de la OCEZ, trasciende las fronteras del país, se informe o no, y lo que suceda, del tamaño que sea, adquirirá una connotación internacional, para bien o para mal, de ahí la premura de que este organismo internacional reaccione responsablemente y con todo lo que puede, más todavía cuando las comunidades campesinas le dicen claramente que; llegaron hasta ellos porque no tienen otro camino, y les solicitan por favor ayuda para solucionar el conflicto y sobre todo buscar la paz en Chiapas. Grande, grave y desgarrador es el contenido de la solicitud que ya colocaron en manos de la ONU.

Edificar la paz en Chiapas da para muchos años y exige riguroso cuidado en todos los momentos y movimientos; observar y actuar con imparcialidad, justicia, celeridad y alejado de amistades e intereses, más comerciales que institucionales.

Quién sabe si los gobiernos mexicanos lo entienden y atiendan en consecuencia, pero, están metidos en un serio problema ya internacional, oficinas de la ONU en Chiapas ocupadas pacíficamente por una organización campesina que denuncia y documenta: traición a convenio de gobernabilidad, torturas, terrorismo de estado y detenciones arbitrarias, además señalan que no tienen escuelas, agua potable, clínicas y que demasiadas comunidades en Chiapas, apenas sobreviven, sin futuro digno para todos.

Y por si hiciera falta, 17 miembros de la OCEZ, desde el 30 de octubre, ante los representantes de la oficina de la ONU en Chiapas, expusieron: “decidimos de manera voluntaria, respetuosa y pacífica, y sin coacción alguna, solicitar refugio en calidad de desplazados internos, en las oficinas del PNUD Sec. San Cristóbal de la ONU, sabemos que esta es una medida extrema, como extrema es la represión y hostigamiento del estado”.

Lo acepten o no, la ONU ya está incorporada, en la práctica, a uno de los problemas torales de los chiapanecos, justicia y paz, y cualquiera que sean los resultados, puede sentar un precedente no pequeño, puede hacer escuela y exhibe, entre otras cuestiones, desconfianzas y decepciones de comunidades mexicanas hacia sus gobiernos; gobernantes que van por el mundo buscando vender un país próspero, justo, maravilloso y prometedor para la inversión, un México que no existe, un pueblo que no atienden con justicia, ciudadanos, que con sus hechos desprecian.

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